lunes, 19 de noviembre de 2007

"LOS CÍNICOS" por Darío Yancán






Entre las cosas indiferentes se incluye la propiedad y el matrimonio, la familia y la ciudadanía, el saber y la buena reputación, es decir, todas las convenciones de la vida civilizada y lo que en ella se considera como digno de respeto.

Con Diógenes y Antístenes como principales exponentes, y más que ninguna otra, esta escuela formuló una protesta contra la ciudad-estado y las clasificaciones sociales en que se basaba ésta. Su evasión consistió en renunciar a todo lo que por lo común denominan los hombres los bienes de la vida, en la nivelación de todas las distinciones sociales y en el abandono de las ventajas y aún a veces del decoro de las convenciones sociales.


En apariencia sus miembros se reclutaron entre las filas de los extranjeros y desterrados, esto es, entre quienes se encontraban ya fuera de la ciudadanía del estado. La base filosófica de su enseñanza era la doctrina de que el sabio debe bastarse enteramente a sí mismo. Para los cínicos, esto significaba que sólo es necesario para una vida buena lo que está dentro de sus facultades, su propio pensamiento y carácter.


Entre las cosas indiferentes incluye el cínico la propiedad y el matrimonio, la familia y la ciudadanía, el saber y la buena reputación, y en una palabra todas las convenciones de la vida civilizada y todo lo que en ella se considera como digno de respeto. Ricos y pobres, griegos y bárbaros, ciudadanos y extranjeros, libres y esclavos, nobles y villanos, son todos iguales, ya que todos ellos se reducen a un nivel común de indiferencia. Sin embargo, la igualdad concebida por los cínicos, era la igualdad del nihilismo. La escuela no llegó nunca a constituir el medio apropiado para el desarrollo de una doctrina social filantrópica ni de mejora, sino que se inclinó siempre a formas ascéticas y puritanas.


La miseria y la esclavitud no tenían ninguna importancia; el hombre libre no era mejor que el esclavo ya que ninguno tenía ningún valor en sí mismo. Por tal motivo los cínicos no admitían que la esclavitud fuese un mal ni la libertad un bien.


Parecen haber estado movidos por un odio real hacia las discriminaciones sociales universales en el mundo antiguo, pero este odio les llevó a volver la espalda a la desigualdad y a ver en la filosofía la entrada a un reino espiritual en el que las abominaciones no habían de importar. Apenas constituye en menor grado que el epicureísmo una filosofía de renunciamiento, pero la renunciación del asceta y el nihilista, no la del esteta.


El único verdadero estado es aquel en el que el requisito para la ciudadanía es la sabiduría, y tal estado no tiene lugar ni ley. Todos los sabios de todas partes del mundo forman una sola comunidad, la ciudad del mundo y el sabio es, como dijo Diógenes, "cosmopolita", ciudadano del mundo. Esta concepción de una ciudadanía universal implicaba consecuencias importantes y tuvo una historia destacada en el estoicismo, pero ello se debió, sobre todo al significado positivo que le dieron los estoicos. La principal importancia práctica de la escuela estoica consiste en el hecho de que fue la matriz de donde nació el estoicismo.

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