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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE ARQUITECTURA
TEORÍA - CÁTEDRA I
Ciclo Lectivo 2011
Clase de oposición
Arq. Darío Yancán
Buenos días.
Quisiera antes de encausarme en la problemática de un objeto concreto, hacer unas salvedades si se me permite a modo de…, digamos…, exhortación, exordio, o reclamo.
En el encabezado del TP que les he compartido en la inscripción, en el pequeño llamado a mis colegas docentes, señala en forma de cita inicial, lo siguiente:
“… muchos repiten lo dicho casi hasta hacerse inaudible y
nosotros debemos decir algo diferente, no dicho, callado.
Estamos en condiciones?...,
y esa me parece ser la cuestión, el “estar en condiciones”, “el modo de estar en condiciones”, la manera en que planteamos encarar “los dichos” de esta nueva materia que viene a reparar o al menos transitoriamente, a suplir falencias que otras cursadas no han podido resolver.
A lo largo de los estos últimos 30 años, la Facultad, los docentes, los dichos y la maneras de apropiarse del conocimiento nos han traído al estadio actual, a esta necesidad tan evidente/evidenciada que ha reclamado una materia específica. Esta yuxtaposición académica propuesta por la Facultad, es también un compromiso asumido por nosotros al estar voluntariamente aquí, de hacernos portavoces de la reconstrucción como operadores de los intentos de solución a las falencias detectadas.
Entonces, nuestra presencia, aquí y ahora, es muestra de la asunción de un compromiso y una responsabilidad. Y a ese hacerse cargo del estadio de situación, es que apela el exordio, a esa responsabilidad por lo hecho, por el ser actual, y por cómo ser hacia adelante.
Se dice habitualmente que la repetición de métodos y procederes… repiten resultados, y creo que en realidad, lo que se repite es la óptica que nos hace optar por la repetición (de métodos y procederes y resultados). Nos hemos convertido en seres de hábitos, habituales, habituados. Y esa habitualidad, que en la mayoría de los casos se transforma en una previsibilidad que serena, nos propone hasta su discurso armónico y estándar. El estar habituados, digamos a este ecosistema que subsiste en armonía, nos ha permitido “una vida serena”.
Pero según creo, no estamos para un retiro acogedor ni para una óptica tranquilizadora. Estamos en la Universidad y por tanto, estamos en el centro generador de intelecto y por cierto, el desarrollo del pensamiento nunca es un lugar confortable más bien, es muy incómodo.
Se que optar por la comodidad, es tentador. Es como aquel TRABAJADOR que luego de dedicarle muchas horas diarias a su profesión, llega a su casa en busca de la calma. Quien pudiera objetar tal derecho.
Pero lo nuestro es opuesto. Hemos llegado a “nuestra casa” pero en pos de poder desmontar los estados tranquilizadores y mullidos.
Dicho con palabras prestadas, venimos a
“… deconstruir una forma de estar en el mundo…” (Jacques Derrida),
venimos en pos de una opción. Una opción tal, que nos permita trascender el discurso y los métodos habituales de la enseñanza de la Arquitectura.
Entonces…, amigos…, deberemos OPTAR OTRA ÓPTICA… debemos optar y correr los riesgos que se corren
“… cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras…”
Fue muy elocuente la jornada de concurso de aquel diciembre, donde se puso en evidencia que la óptica actual, muy claramente expresada por una mayoría establecida de aspirantes, seguía siendo la de observar el objeto arquitectónico como eje de todo análisis, el objeto arquitectónico como punto de partida. Se buscaba desde el entendimiento del objeto materializado, la obtención de las razones que lo llevaron a ser (actitud “a posteriori” que será debida y conscientemente discutida más adelante).
Desde un entendimiento material-constructivo se buscaba explicar la teoría, pero dicho proceder es perfecto para la labor del historiador que debe liar con objetos pasados que por lo general, no tienen “abogado”. También es un proceder propio del profesional, el cual decide proceder por medio del método ensayístico de prueba / error.
Pero no es para nada apropiado para la ENSEÑANZA Y FORMACION de jóvenes que han de ser provistos de herramientas pro-eyectas y no herramientas para una acción forense.
Pues bien, creo que esa es la óptica a desterrar y esa es la posición a abandonar. Deberemos pasar a trabajar en una instancia PRE-VIA, pre-proyectual, una instancia anterior donde aun carecemos de objetos, aun carecemos de necesidades y de corpus. Y pasando de instancia, nos hallamos en otro punto de vista, ante OTRA ÓPTICA. Nos hallaremos listo para un cambio de estrategia,
“que la arquitectura abandone esa cierta omnipotencia de verse a si misma asilada del restos de las bellas artes y las humanidades, aislada en su exclusividad desde donde observar el mundo, omnipotente de creer que los cambios de paradigmas del pensamiento, podrán ser absorbidos, asimilados y entendidos desde su propia especificidad.”
Entonces, repito la pregunta:
“ estamos en condiciones…”.
El Espacio Arquitectónico
Vamos a hacer un desglose para que nos sea más sencillo poder captar las diferentes dimensiones que se engloban en el tema sugerido. Por un lado veremos:
I. La teoría,
II. La propia encomienda o tema sugerido,
III. La teoría aplicada al espacio moderno,
IV. Ejemplo...
del la cual se derivarán tres temáticas nuevas y necesarias para formular un desarrollo práctico del cambio de paradigma de enseñanza enunciado. Estas son:
• Qué es el espacio?,
• Qué es la Modernidad?,
• Qué es el espacio moderno?
V. Conclusiones.
I. La teoría.
“ …kreatos, krea, kreas, crear, criar, criatura, creación…” Devenir lingüístico.
“…El concepto de creación ha estado mucho más ligado al arte que a la ciencia o la filosofía. ¿Qué crea un pintor? Crea líneas y colores. Esto implica que las líneas y los colores no están dados, que son el término de una creación. Lo que está dado, en última instancia, podría siempre llamarse flujo. Los flujos están dados, y la creación consiste en recortar, organizar, conectar flujos, de tal manera que se dibuje o se haga una creación alrededor de ciertas singularidades extraídas de ellos.”
Gilles Deleuze, 2006
Según la Real Academia Española, teoría es proveniente del griego θεωρία (“observar”) que significa: - Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación.
Se plantea su significado como “especulativo” (espéculo, para observar) pues se trata de la configuraciones hipotéticas y por lo tanto provisionales hasta ser verificadas.
El término θεωρία solía utilizarse dentro del contexto de la observación de una obra teatral, lo que puede explicar porque hoy en día el concepto de teoría permite referirse a algo provisional o que no es completamente real, sino que AÚN tiene entidad de provisorio.
Tengamos en consideración, que el rol del teatro griego, como evento socio-comunicativo, abarcaba: la historia, la tradición, la declamación y la retórica trasmisible. Está de más aclarar que el teatro no era mero divertimento sino el origen de la instrucción pública y que según la temática a trasmitir, el teatro griego se dividía en: TRAGEDIA y COMEDIA.
Prosopon griegos.
De todas formas, la evolución histórica del término le otorgó un sentido más intelectual y comenzó a aplicarse como:
la capacidad para entender la realidad más allá de la experiencia sensible, a través de la comprensión de estas experiencias y su expresión mediante el lenguaje.
Pues bien, ya tenemos al Ho. en actitud de observación más allá de realizar experiencias sensibles y con deseo de saber. Pero a poco de ver, se da cuenta que no entiende.
Quien desconoce, no entiende.
La concepción teórica se basa en la propiedad fundamental de tener la competencia de observar (competencia innata o adquirida), que es la capacidad no sólo de “mirar”, sino de “ver” y deducir.
Tener la capacidad de poder mirar (tener visión) para conseguir ver (una visión que entiende) y así poder observar (visión que entiende y deduce), tres términos que parecieran simples sinónimos pero que son la base diferenciante entre la labor profesional y la labor del consumidor.
Observa quien detalla, ve quien entiende, miran todos…
“…la manipulación concreta de la dimensión temporal donde se sitúan los fenómenos estudiados; el manejo específico de las categorías de verdad y objetividad; la utilización de diversas escalas de observación de los hechos investigados; el problema de la relación teórico-metodológica entre acción individual y estructuras sociales; y las técnicas de exposición, con el relato en el centro de la discusión, componen una OBSERVACIÓN…”
Un concepto que es necesario no pasar por alto, es que se observa desde el punto donde uno se halla, desde un aquí y ahora que sitúa en tiempo/espacio.
Vamos a observar los actos de la modernidad, por ejemplo, desde
“…las nuevas condiciones cognitivas y de sociabilidad impuestas por ese fenómeno general que denominamos postmodernidad…”
o por ejemplo, observar cualquier acto a través de la empírea original: el poder hipnótico del fuego, llevó al Ho. al encantamiento, pero desconoció su capacidad de quemar hasta que experimento en carme propia el ardor.
En cambio nosotros, evitaremos quemarnos, para lo cual debemos construir el soporte necesario del entendimiento. Qué es conocer? Qué es entender?. Secuencialmente, se conoce algo que en principio es novedoso, es un primer contacto, una presentación. Entre ambos actores, quien es presentado y a quien se le presenta, deberá existir una comunicación intelectual para producir una afinidad.
Para acercarnos a las cosas, partimos de saber que lo que tenemos en común y nos une, son una serie de presupuestos, los cuales deberán ser realizados a través de una serie de mediadores que faciliten la mutua comunicación. Éstos pueden ser: especie, códigos, conceptos, lenguaje, tradiciones, y todo tipo de mediador social que sea de la comunidad. A través de estos elementos mediadores se produce el DIÁLOGO como base de cualquier tipo de relación.
Ahora, cuando la presentación es entre dos entidades que carecen de comunidad donde dichos elementos están ausentes, éstos deberán ser creados… creados? Si creados…
Veamos el caso en el que las dos entidades desconocidas son el Ho. y un fenómeno desconocido, y existe un interés del Ho. por conocer y entender. Éste deberá apelar al intelecto y al pensamiento para contemplar, reflexionar y en definitiva, teorizar.
Deberá darse una teoría para poder entender el fenómeno que enfrenta, la cual la podemos definir, según las palabras de Gilles Ferry en cuatro niveles de complejidad posible, a saber:
“Define un primer nivel, de la práctica o del hacer. Aquí el operador no guarda ninguna distancia con el objeto, es decir, con relación a su práctica. Es pura producción empírica; sería el hacer (obras) sin reflexión teórica;
El segundo nivel se produce en el momento en que se realiza un discurso sobre el hacer que intenta responder a la pregunta del cómo hacer. Un discurso empírico que formula indicaciones Se ha producido un distanciamiento con el hacer. Este segundo grado de la escala se identifica con un nivel técnico, nivel de conocimiento técnico;
Un tercer nivel, a través del por qué hacer. Es decir, ya no se trata solo de cómo hacer sino además del para qué hacer y qué hacer. Se define como nivel praxiológico, es decir, se refiere a la praxis: "la praxis es la puesta en obra de diferentes operaciones en un contexto dado que es necesario analizar y en el que tomar decisiones referentes al plan de ejecución de lo que se hace". Y en este nivel ya podemos empezar a hablar de teoría;
Un cuarto nivel, donde se produce un corrimiento que va más allá de la acción, el nivel científico. Su objetivo es conocer y entender cómo funciona un sistema y cómo funcionan los actores de este sistema.”
Así, el Ho. se crea como Teórico, se permite especular, y se intelectualiza a través de la creación de los conceptos necesarios para intervenir en el fluir de los acontecimiento. Crea toda una serie de conceptos para componer su entendimiento.
“… Un filósofo es… alguien que crea conceptos…”
y a la vez,
“… cada noción individual estará llamada a expresar y contener el mundo …”
Veámoslo así, según lo plantea Deleuze en la cita de encabezado de este apartado,
“…¿Qué crea un pintor? Crea líneas y colores. Esto implica que las líneas y los colores no están dados,… Lo que está dado, en última instancia, podría siempre llamarse flujo. Los flujos están dados, y la creación consiste en recortar, organizar, conectar flujos, de tal manera que se dibuje o se haga una creación alrededor de ciertas singularidades extraídas de ellos.”
ahí habla de la existencia de los fenómenos en pleno fluir permanente, como si se hallaran circulando, sobrevolando en rededor del creador (o de la sociedad). Precisamente de lo que estamos hablando de del fluir de la cultura. De la cultura que es hecho cotidiano y permanente invisible y presente en la totalidad de las acción que realizamos.
O si también lo vemos en los términos de Deleuze, en el fluir de la geometría y sus elementos. Las líneas y los colores ya están dados, existentes de manera permanente y nosotros culturalmente sabemos de su existencia. La labor del creador a diferencia del hombre común que ignora el arte de combinar, es la de seleccionar ciertas líneas y cierto colores y cierta composición para determinada obra.
Esto sucede con el intelectual. Posee en fluencia todos los fenómenos de la existencia para los cuales deberá crear una red de conceptos que les permita asir dichos fenómenos, seleccionarlos y extraerlos en una teoría que de sustento a sus especulaciones.
Cuando no posee los conceptos contenedores, el intelectual, los crea con la firme convicción de poder resolver una ínfima parte de los miedos de la Humanidad.
La creación de conceptos realizada por el intelectual, nos permitirán ordenar un sistema de concepciones con la que podamos extraer del flujo permanente del pensamiento, las teorías de creación y de explicación para los hechos.
También debemos acordar que tanto las obras como los conceptos, ambos vistos como creación del intelectual y como instantes o estados transitorios de la multiplicidad, tienen la particularidad de corresponderse con su autor.
“…Los conceptos son firmas espirituales,…son también formas de vida.”
Tanto el filosofo como todo creador se autodefine a partir de un sistema de de conceptos que le sirven de referencia, y en ese marco referencial, la verdad siempre está subordinada al sistema de conceptos del que se dispone.
Podemos concluir que:
• la teoría es una concepción del Ho. y personal,
• que cada hombre con intelecto, humildad para reconocer su ignorancia y capacidad para observar más que ver, es un ser teórico,
• como el Ho. quiere evitar el error por el error mismo, “piensa luego existe”,
• como el “luego” determina una yuxtaposición en la temporalidad, la teoría (el pensar) es una instancia anterior al actuar. La TEORIA es una fenomenización PRE – BIOS .
Ante la ausencia de elementos comunes y comunidad con fenómenos desconocidos, el Ho. se ha serenado a través de la creación de conceptos y de lenguajes y de teorías que la han permitido dar explicación a los hechos de su existencia.
Ha creado teorías que le han permitido una forma de estar en el mundo, una forma de habitar, una forma de estar con los otros hombres. Teorías, digamos en términos generales, las cuales también le han permitido una forma de estar con la Sociedad, con el Arte, con los Dioses, y sobre todo, una teoría que le permita estar a cada instante en la sucesión de permanente cambio del tiempo.
Y en el fondo, lo que siempre ha buscado el Ho., es una teoría que le permita …
estar con uno mismo…
II. La propia encomienda o tema sugerido.
II-1.
Para realizar ésta exposición o éste simulacro, he tomado de los temas propuestos en las “Cláusulas Particulares del llamado a Concurso para Auxiliares Docentes ACD y JTP”, la unidad temática n° 6 del programa de la materia presentado dentro de la propuesta pedagógica.
Dicha unidad trata sobre: - EL ESPACIO ARQUITECTÓNICO,
y de la unidad 6 específicamente realizaré la aplicación de la metodología de enseñanza al ítem denominado:
EL ESPACIO MODERNO,
dado que me sería muy difícil actuar sobre un enunciado general o sobre una totalidad sin existir una instancia de observación particularizada sobre un ejemplo definido.
II-2.
En primera instancia y por vicio profesional, uno tiende a buscar imágenes y referencias gráficas que representen obras construidas del movimiento Moderno, cosa que realizaremos pero en otro momento.
A esas obras construidas, procederemos a llamarlas OBJETOS ARQUITECTÓNICOS.
Pues bien, controlemos la ansiedad pues vamos a realizar un recorrido diferente.
De la misma manera que anteriormente habíamos hablado del libre fluir de la cultura, de la geometría, del Ho., en este caso adolecemos del libre fluir de las arquitectura, de sus concepciones, de sus principios, de sus usuarios. Deberemos reconocer cuales de los principios del pensamiento fueron los que influenciaron en el espíritu de la época y los que moldearon el intelecto, las inquietudes y los postulados que nos permitieron arribar a la modernidad.
Dicho reconocimiento, nos conducirá a confeccionar toda una trama de conceptos tal que podremos detectar en medio del fluir total, los elementos justos que en tiempo/espacio recalaron en la perfomance moderna.
Digamos que, en cuanto a los elementos constitutivos de un estadio del pensamiento que en algún momento de la historia se hacen evidentes y esa evidencia compone un discurso, ya están formando parte de ese fluir eterno.
Hoy nos sobrevuelan los elementos de todos los pensamientos de la historia, desde los más antiguos a los más contemporáneos. Sin mucho pensemos en la presencia diaria de, por ejemplo, las antiguas religiones con base en la filosofía oriental (budismo, taoísmo, shintoismo, etc.) como las que se basan en “las religiones del libro” (en términos derridianos, la judaica, la cristiana, la musulmana) o como el paganismo.
Pues bien, pasaremos a denominar a ese asedio de los elementos constitutivos de la Historia de la Ideas, como LATENCIA.
Y digo LATENCIA y no SINERGIA de una manera intencional pues la SINERGIA actúa sobre la acumulación de energía concentrada en una posibilidad la cuál en determinado nivel desborda de manera independiente de la decisión y la LATENCIA, si bien también es una posibilidad, ésta quedará suspendida hasta el punto en que se decida operarla. No existe posibilidad de desborde ni de operación independiente.
A una LATENCIA se la podría caracterizar por su condición de acechar al Ho. en tanto éste conozca. Una LATENCIA que queda planteada como una posibilidad. Una LATENCIA que está siempre al alcance de la mano y siempre es decisión del Ho., correr el velo del conocimiento. De más está decir que “quien ignora está a salvo”.
Es así que el Ho. permanentemente, vive sobrevolado por la historia, por lo que el pensamiento le tiene reservado. Podría asimilarse a la LATENCIA que existe hoy en la red de internet. Una red que está en extremo cargada de información pendiente de un download. Toda la información se encuentra transformada en bytes y alojada en esa espacialidad virtual.
Entonces el conocimiento es una posibilidad al alcance.
He aquí nuestro quid:
“tenemos todo al alcance de la mano… qué tomamos? Por qué optamos? Sobre que premisas?”
III. La teoría aplicada al espacio moderno.
Hemos convivido en un estado o categoría del pensamiento PREMODERNO. Hemos sostenido una concepción de la actualidad basada en la repetición de
“… la perspectiva de la aprehensión colectiva de un tiempo circular y eterno, quedaba, pues, determinada firmemente por las señas de identificación fijadas en los relatos de origen, de contenido nominativo, cuya autoridad se situaba no tanto en quien lo enunciaba…”
a la par de la celebración del,
“rito, con sus símbolos mnemónicos,” que “cumpliría la función de ahuyentador mágico de las contingencias de un presente exorcizado a través de una continua referencia a la creación cósmica, realizada de una vez y para siempre…”
Esa tranquilidad que nos propinaba el estar a resguardo de cualquier tipo de contingencia, nos refugió en la ritualización tanto de las miradas como de las respuestas. Como todo rito, se basa en la reiteración, en la repetición de ceremonias, en la dogmatización y en el repertorio.
Y el rito se hizo hábito, habitual, diario, cotidiano. También, en pos de su trasmisión, el rito reglamentó sus reglas y estandarizó sus palabras. Palabras justas, apropiadas (por todos y para todos), limitantes. Palabras “marco”, miradas “marco”. Palabras y decires, hábitos habituales, esquema ritual, RELATO. Relato habitual, relato límite, relato marco,
“…el relato es la autoridad en sí misma. El relato autoriza un nosotros indestructible, por encima del cual sólo hay ellos" (Lyotard, 1995: 44).
Hemos coexistido con una óptica de la omnipotencia y del exclusionismo de la profesionalidad. Hemos perecido ante el fin concreto del objeto en detrimento del diálogo y la retórica. Hemos asumido la preeminencia de ser los hacedores del modus vivendi.
Bueno, asumamos también que todos nuestros orgullos son fútiles labilidades.
La realidad que convierte a la Arquitectura en una de las únicas Bellas Artes de resultado utilitario, de aplicación concreta y de funcionalidad determinada y definida, nos ha enceguecido y distanciado de la poesía. Nos ha circunscripto en un logos específico que nos ha provocado aislación.
Cómo romper esa aislación en la que se encuentra la enseñanza de la Arquitectura?
Muchas veces, el estar aislado o encerrado, parte de una decisión personal o parte de no saber ver las virtudes que poseen los que se encuentran a nuestro lado. Creemos que el mundo lo podemos crear solos y lo único que encontramos en la necedad y la miopía.
“El principio de la cura se inicia con el reconocimiento de la enfermedad” pero mientras no se la vea, la situación seguirá invariable. El estado de la arquitectura y de su enseñanza, amerita una cambio de visión y creo que la implementación de una materia como Teoría puede ser una bisagra, puesto que, si la podemos capitalizar, nos permitirá cambiar de óptica.
1- El planteo de trabajo a realizar con EL ESPACIO MODERNO como propuesta, será esclarecer la acción de la teoría como soporte pre–bio, pre–disciplinar, considerando a la teoría como un proceder anterior a la existencia del objeto arquitectónico.
Deberemos ser capaces de dilucidar la dicotomía entre la mirada PRE-PROYECTUAL y POST-PROYECTUAL.
Término a término, la dicotomía ha de ser PRE-POST, entre un antes y un después.
Nace de esta dicotomía, una geografía para cada forma de pensamiento. Todo lo que esta englobado en lo PRE, nos ubica en un sitio de neta intelectualidad ante la posibilidad que algo suceda. También, nos resguarda un espacio de acción que nos posibilitará tomar definiciones de cómo queremos que algo se proyecte. Y hablar de lo PRE-DISCIPLINAR o lo PRE-PROYECTUAL, nos permite pensar qué existe más allá de la frontera de la especificidad?.
Cuando actúo ante un hecho consumado (POST-PROYECTAL, POST- ERIOS), poca posibilidad de incidir en su estado. No tengo la posibilidad de tomar el lienzo, cubrirlo e iniciar el cuadro nuevamente. Ante el objeto arquitectónico no tenga más opción que contemplar y a lo sumo pedir disculpas.
Lo post, justifica; lo pre, fundamenta.
2- Delimitamos el campo de acción de la TEORÍA, como un campo de acción que se compone básicamente de una (1) instancia, la instancia anterior a los objetos de cualquier tipo.
De dicha anterioridad, podemos decir que los estados o el devenir del pensamiento se rigen por: - un movimiento pendular, donde sucesivamente, las ideas se profundizan en un sentido para luego retrotraerse en el sentido siguiente. Aclaremos que hablamos de un péndulo que no posee un punto fijo de oscilación sino que también éste se desplaza con una menor intensidad pero constantemente;
- la construcción de un “puente conceptual” entre lo pasado, lo presente y lo futuro, donde dicho puente se plantea en términos de continuidad/discontinuidad.
Así jamás existirán dos coordenadas que sean exactamente iguales.
Es lo que se conoce como SUCESIÓN HISTÓRICA DE LA IDEA y de esas sucesión no haremos coleccionistas o rastreadores pero no convocación museística sino como investigadores de las razones que llevaron a cada forma construida.
3- Veremos cómo llega al instante presente todo un encadenamiento secuencial de los estadios del pensamiento anteriores, veremos cómo tienen un ciclo en el que crecen hasta encontrar su apogeo y luego, inmediatamente, comienzan su declive en favor del surgimiento de un nuevo estadio.
Esclarecemos cómo cada estadio apela a la huella heideggeriana, al rastro sartreano, al fenómeno husserliano, y a la differance derridiana, cómo inicia su recorrido combinando el estadio alcanzado con inmediata anterioridad más la historia del pensamiento toda más elementos actuales que actúan como detonadores de cambio. Cómo tomará particularidades propias y de su estado anterior, todo ello en el marco de un devenir histórico.
Como dijo Jacques Derrida: “…cada vez única, el fin del mundo… cada vez de vivo, vivo todas las vidas y muero todas las muertes…”,
o como en textos de Jorge Luis Borges ,:
“…posibilidad infinita del hipertexto…”
Destaquemos que esta descripción procedimental se corresponde a la mutación operada durante un instante de espacio/tiempo en el espíritu de una época y donde este cambio afecta todas las esferas de la sociedad.
4- Trascenderemos los límites de lo específico de la arquitectura en pos una visión TRANS Y PRE-DISCIPLINAR y entraremos en campos anejos para tomar dimensión de las condiciones del pensamiento que llevan al Ho. a pensar de determinada manera,
“… quien confiese ser arquitecto… es conveniente que sea ingenioso e inclinado al trabajo, pues no es posible llegar a ser un diestro arquitecto si posee talento pero carece de conocimientos teóricos, o viceversa. Conviene que sea instruido, hábil en el dibujo, competente en geometría, lector atento de los filósofos, entendido en el arte de la música, documentado en medicina, ilustrado en jurisprudencia y perito en astrología y en los movimientos del cosmos..”.
Propuesta Pedagógica, 04.1.– Taller I Teoría de la Arquitectura – 2010.-
Tomo esta cita como excusa y justificativo y por lo cual, pido disculpas a sus autores por el uso intencional que daré a la misma, coincide en esencia con esta siguiente del Arq. Jorge Sarquis:
“…La proyectualidad está condicionada por una realidad que exige abrir la disciplina a la comprensión de las finalidades externas, con la ayuda de otros saberes no sólo de carácter técnico sino sociales y humanístico…”
La evolución de la arquitectura no se halla en la especificidad de la técnica y la interpretación (o justificación, o excusas) del objeto arquitectónico construido. Su evolución está en una vuelta al pensamiento de las Humanidades. Un retorno o una novel incursión a la comunidad de pensamiento de donde la Arquitectura nunca debió abandonar.
5- Se buscará la red de conceptos (existentes o por crear) que permita tamizar la LATENCIA en pos de revelar los elementos que conforman un estadio, un estadio mal llamado espacio moderno el cual sólo es una ínfima parte de la modernidad.
Y también como ya fue expresado, reconoceremos que elementos en fluencia deberemos colectar para conocer y entender, puesto que hablar de concepciones modernas en arquitectura es una mera consecuencia de hablar de la Modernidad.
Conoceremos que conceptos conforman el estadio llamado Modernidad y que resultado alcanza en la visión del mundo.
IV. Ejemplo…
Habíamos adoptados unos párrafos atrás la decisión de plantear un trabajo sobre:
EL ESPACIO MODERNO,
y habíamos adoptado la actitud de actuar teóricamente en UNA instancia PRE-BIOS, PRE-DISCIPLINAR.
El sintagma continente, ESPACIO MODERNO, lo vamos a desmaterializar en las unidades conceptuales que lo componen: - el espacio,
-lo moderno,
y a la vez, cada una de ellas, se extiende al infinito dado su nivel de generalidad. En un cierto punto, la generalidad y la latencia se equiparan, pues ambas poseen la totalidad posible y dependerá de nosotros los elementos a extraer.
Veamos,…
• Qué es el espacio?
Luz, estructura, materia son los elementos definitorios de espacio según la definición de Le Corbusier.
Dicha definición la colocaré en la órbita de lo estrictamente específico, pero a la cual le agregaré una serie finita de otros elementos surgidos del resto de las Humanidades.
Si pensamos en términos musicales, diría que el espacio es la distancia entre partituras y el tempo entre notas.
Si pensamos en términos psicológicos, diría que el espacio es la posibilidad autónoma de ser.
Si pensamos en términos jurídicos, diría que el espacio es la capacidad jurídica de cada persona de ejercer sus derechos..
Y si nos acercamos a la condición física del espacio, visiones que nos podrán ser de utilidad para la tarea proyectual, contrastaría las definiciones de dos intelectuales que marcaron la historia física cartesiana:
• por un lado y derivada de la tesis de Isaac Newton, consideraremos al espacio como una sustancia en sí, corpórea, absoluta y con entidad metafísica,
• y por otro lado me basaré en la definición de Gottfried Leibniz, de considerar al espacio en términos relativos y combinatorios, con respecto a las entidades Monádicas .
Como podemos ver, existe una abismal diferencia entre ambas definiciones, donde la condición newtoniana toma al espacio como un corpus integro al cual los elementos de articulación (muros, columnas, pisos, etc.) se adaptan en pos de mantener la entidad espacial inalterable. Por su parte, la noción leibniciana del espacio, es consecuencia de entidades autónomas, mínimas e inalterables.
Mientras la definición espacial de Newton rigió la espacialidad hasta fines de la Ilustración, en donde la lógica del espacio estaba supeditada a una dimensión establecida y derivada del rito o destino funcional, la lógica del espacio leibniciano, estaba supeditado a la “coexistencia infinitesimal” o a la relatividad de los términos .
En este sentido, Leibniz cuestiona la idea newtoniana del espacio como un ente absoluto, y considera que se trata de una “cosa ideal”. Leibniz opone la relatividad del espacio y con ello su carácter lógico-geométrico, al carácter absoluto-metafísico postulado por Newton. Por lo tanto, el espacio y el tiempo no representan nada absoluto, sino que se constituyen a partir del conjunto de relaciones de orden, distancia, y coexistencia que establecen los entes entre sí.
Hagamos una visualización de lo dicho a través de un gráfico, para lo cual elijo una obra de Todd Saunders en la Isla de Fogo, Canadá, los Estudios Long.
Sobre la síntesis formal de planta, realizaré una visión newtoniana y una visión leibniciana del espacio.
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En la visión de Newton, la forma del espacio es la que define sus elementos de configuración y los cuales dan nombre a las figuras geométricas. Se trata de formas tan reguladas que hay obtenido una identificación o nominación por si misma.
Los elementos que componen la figura (líneas o aristas, espacio contenido o superficie, espacio exterior o contexto) son mensurables y previsibles. Poseen una lógica que les excede en cada caso y permite su recreación aún ante la ausencia de alguno de ellos.
Así la mnemesis de la figura supera la circunstancia de la incomplenitud o de la ausencia, siendo la memoria, una prótesis a la figura de origen.
Ahora bien, si al mismo proyecto lo afectamos por una acción deconstructiva en la cual desentrañamos hasta la relación entre las mónadas mismas, estaremos ante la desconfiguración no sólo de la geometría euclidiana sino que también estaremos afectando la reserva de memoria.
La deconstrucción (la cual se lleva de maravillas con los postulados de Leibniz) llega al extremo de afectar hasta lo más íntimo de los componentes, llegando a la mínima expresión de la geometría, el punto. Pero esta acción que desestabiliza el sentido de las formas, crea espacialidades que anteriormente no reparaban. Es así el caso de la espacialidad que se produce entre cada uno de los puntos componentes de las líneas, que anteriormente componían la figura.
Habiendo sido desestructurado el concepto de figura geométrica, de unidad geométrica y habiendo llegado a la mínima síntesis que es reducir los elementos a mónadas, el espacio pasara a estar conformado por la coexistencia entre dichos elementos.
Tenemos una espacialidad que incluye la posibilidad de modificación o la tendencia a los cambios de estado pues la desarticulación y rearticulación de la forma ya no depende de una idea total de figura, sino que se recrea a partir de sus variantes.
Dentro de los espacios newtonianos, existe el germen de su propia desarticulación, existe contenida una latencia o condición subversiva con la capacidad de desarticular un discurso establecido. En esa latencia o impulso en espera reside la tendencia a pasar de un estado a otro, pues los estados sucesivos, son los lugares hacia donde tiende el impulso. Esa tendencia a transitar de un estado a otro, es lo que Leibniz llama appetitus y es la propia tendencia la que opera como RE-PRESENTADORA de los lugares infinitos.
• Qué es la Modernidad?
Volvamos al sintagma de origen, EL ESPACIO MODERNO, del cual ya hemos diseccionado la noción de espacio.
Ahora, a por LO MODERNO.
La convención académica acepta que con Descartes se inicia la Modernidad. A él le atribuye la renovación metodológica de la filosofía y la definición de la agenda programática de la ciencia, somete al estricto escrutinio de la duda racional todas las fuentes del conocimiento (los sentidos y la convención), haciendo de la facultad racional que éste detenta el criterio de validación de todo conocer.
Pues bien, nuestro interés radicará en lo moderno a partir del instante de la historia de las ideas en que la Ilustración dio paso a la Modernidad, o mejor dicho, la Modernidad se abrió paso a pesar de la Ilustración. Ahora es menester someterlo a la duda de la razón.
El fundamento doctrinal de la Modernidad, cual está consignado en Descartes excluye manifiestamente lo humano que hay en el hombre dado que es a los sentidos donde se le atribuye la incertidumbre que pesa sobre el proceso del conocimiento.
La misma Ilustración con su bagaje de racionalidad, había actuado sobre la sociedad imperante haciendo retirar los años de oscurantismo medievales y sobre todo, desprendiendo el conocimiento del yugo del miedo y la iluminación.
Contra una tradición que había hecho indispensable el concurso de Dios en el proceso del conocimiento, Descartes propone una metafísica esencialmente racional que le abre paso a una nueva etapa en la historia de Occidente, una etapa en la que el conocimiento es subsidiario de la razón y no de Dios.
La pregunta de la modernidad es de cuño epistemológico, mientras que la pregunta medieval es de estricto cuño teológico.
Los conocimientos racionales se presentan como algo “seguro” al interior del contexto de la modernidad, lo que Anthony Giddens denomina con el concepto de “fiabilidad” presente en las acciones de los sujetos “profanos”, es decir comunes y corrientes.
Ambas etapas, las pasadas y las por venir, siguen acompasadas por el común movimiento pendular de avance y retroceso. Y en ese avanzar y retroceder, van variando partes de la totalidad de una manera paulatina que por vía de la acumulación, llegan a un punto tal que una pequeñas chispa detona el cambio.
“Al modificar una parte, se modifica el todo”. (Teoría Jurídica de los Sistemas).
Es de perogrullo decir que no existe una línea divisoria que determina un “hasta acá”, sino que los cambios de época son producto de la acumulación secuencial de hechos que van produciendo una modificación en la posibilidad de observar los mismos sucesos con OTRA ÓPTICA.
El hombre moderno se sabe diferente a los animales que tienen por ley el instinto, y al hombre medieval que acepta sin más el conocimiento avenido místicamente ‘desde afuera’. Al hacerse consciente de su situación (de soledad e indefensión en el mundo) y de su condición (no sólo instintual), el hombre moderno, se ve abocado a construir por sí mismo el conocimiento que precisa para vivir.
Se puede considerar un hecho para interpretar la afectación de un instante preciso, como puede ser el cambio de los ideales del Anciene Regimen y su paso al racionalismo, como antecesor de la Modernidad, pero no existe un límite sino un detonante.
En el caso de la Modernidad podemos decir que discurrió en tres fases:
1. Una primera fase que se extiende aproximadamente desde comienzos del siglo XVI hasta finales del XVIII,
2. Una segunda fase que comienza con la gran ola revolucionaria de 1789-90, durante la etapa denominada “a dos aguas”,
3. Una tercera fase, que se da con la extensión de la modernidad al mundo en el siglo XX,
Este cambio se produce principalmente a través de una era de revoluciones, de aquellas Revoluciones que dieron por tierra el sistema monárquico, donde el Rey deja de ser depositario de Dios y se seculariza el Gobierno, las clases en ascenso de la burguesía pugnan por cambios económicos, la filosofía libera el pensamiento de la teología y razona, la ciencia inicia su camino de comprobación en detrimento de la fe, los sectores de la economía avanzan sobre las decisiones políticas, la imprenta extiende el conocimiento y la lectura abandona los claustros.
La transformación moderna, que comienza con el Renacimiento y la Reforma, coloca el mundo en tiempo y espacio, los puebla de seres humanos. El mundo ilusorio pasa a ser un mundo falso y queda el mundo físico como único real, un mundo de aquí y ahora.
La reflexividad moderna se expresa como la imposibilidad por “aprehender” y definir un concepto “último” de lo que sería considerado como “moderno”. A diferencia de las sociedades pre-modernas, en donde la tradición implicaba una reformulación “presente y activa” de un pasado dotado de sentido de valor y místico, la reflexión de la vida social moderna se expresa en el hecho de que las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformuladas a la luz de la nueva información sobre esas mismas prácticas. Esto no quiere decir en modo alguno que las tradiciones no existan en la vida moderna, sin embargo ya no ocupan el rol fundamental para la cohesión e integración social que manifestaban en las sociedades tradicionales.
Todas estas modificaciones alteran el equilibrio anterior y sacuden las bases en las cuales la verdad (parcial e institucionalizada) se sustentaba por medio de la fuerza y el miedo.
La era de profundos cambios abarcó un período que se extiende por casi dos siglos, a partir de fines del siglo XVII, donde los cambios vinieron de la mano de multiples Revoluciones, entre ellas tenemos: la revolución inglesa de 1689, la revolución norteamericana (independentista) de 1776, y la más significativa en Europa fue la Revolución Francesa de 1789, la cual produjo un cambio significativo en dentro de la estructura social y del orden mundo.
La DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL CIUDADANO modifica la posición del individuo ante sus pares, ante el Gobierno y ante si mismo:
“Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder cotejarse a cada instante con la finalidad de toda institución política, sean más respetados y para que las reclamaciones de los ciudadanos, en adelante fundadas en principios simples e indiscutibles, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de la Constitución y de la felicidad de todos.
En consecuencia, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia del Ser Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:
Artículo primero.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.”
Y con la pérdida del miedo, la palabra, el libro y la razón, el Ho. ya no será el siervo.
Antes, el individuo no tenía entidad propia sin que pertenecía a la tierra y al Rey de la misma (ejemplo. no habían apellidos: Irineo de Lyon, Joanne d´Arc, etc.),
después, los individuos adquieren entidad de ciudadano, antes el derecho tenía raíz en la pertenecía y el acceso a la justicia se repartía por castas o corporaciones,
después, los hombres se erigen con igualdad de derechos por el hecho de haber nacido,
antes, los reinos eran la unidad de división de la tierra, dispersos y autocráticos luego de la Caída del imperio Romano de Occidente,
después, se constituyeron los Estados Modernos,
antes, las artes estaban guiadas por una estricta vocación teológica,
después, las artes se secularizaron y se inicia un paulatino abandono de los cánones académicos,
antes, el gusto y la personalidad estaban determinadas por proporciones y patrones de protocolo,
después, se liberan los espíritus y nace el autor como origen de la obra,
y así, mientras hay historia, hay un antes y un después…
Todo este proceso de liberación relatado, más allá de realizar una acción social (cosa que a posteiori se dará indefectiblemente) afecta los fueros más íntimos del espíritu humano…
“…la aureola divide la vida en lo sagrado y lo profano: crea un aura de temor y resplandor sagrados en torno de la matriz de la condición humana, inexorablemente separada de las necesidades y presiones que animan a los hombres y mujeres que la rodean… “todo lo sagrado es profanado”; nada es sagrado, nadie es intocable, la vida se vuelve completamente desacralizada…los hombre y mujeres modernos, sin ningún miedo que los contuviera, no se detuvieran ante nada; libres de temores y temblores, también serán libres para pisotear a todo el que encuentren a su paso…”
Todas estas emancipaciones en los diferentes campos del pensamiento, desembocaron en un nuevo espíritu para un nuevo hombre, dado que operar sobre el intelecto es actuar sobre el espíritu de la época. Esto es operar sobre las esferas de la sociedad. Y cuando uno actúa sobre el plano de las ideas y las formas de estar en el mundo, afecta las visiones de las instituciones sociales.
Según Zygmunt Bauman, la Modernidad tuvo exigencias muy concretas en su proceder:
“… lo primero que debía diluirse eran las lealtades, derechos y obligaciones tradicionales, así como la tradición pasaba a ser el sedimento y residuo del pasado en el presente…”,
se debía terminar con el lastre que detenía el avance.
Otra de las características de la transición desde lo pre-moderno a lo moderno es se trastocan sustancialmente las formas en que se manifiestan las relaciones humanas en general, entendidas éstas en lo que respecta a su desenvolvimiento en “tiempo” y en el “espacio” de las acciones.
Lo que tradicionalmente podía expresarse como una relación social “comunitaria”, de carácter mas bien local, de raigambre y de lugar, es llevado en la modernidad a niveles mundialmente extendidos de la división del trabajo internacional, las relaciones productivas, diplomáticas, económicas, y culturales que se han integrado mundialmente.
Comienza a configurarse un esquema global económico y político sobre nuevas bases ontológicas en lo que respecta al espacio y al tiempo, se reestructura la condición de lugar por cierto más indefinido.
Así, ese nuevo Ho., el hombre moderno ya hecho individuo, ya libre de la dominación patriarcal, se halla desnudo de las “abigarradas ataduras del feudalismo” se halla solo en las calles de la ciudad. Comparte la desnudez del Rey Lear, el desamparo y la visión de la “otra vida que existe tras los muros”. Lo que estaba oculto se hace visible, lo impúdico del mundo se ve.
El Ho. libre del feudo cae inmediatamente en manos del nuevo sistema de producción racional-liberal de la burguesía ascendente que le ofrece su mano mas despojada, desgarradora y de explotación abierta.
“…(la Modernidad) la burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones…, respetables y dignas de respeto reverente, al médico, al jurisconsulto,al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados…”
Cuando Berman habla de la pérdida de “la aureola” nos refiere a que la Modernidad termino con los esquemas de prelación de su mundo anterior. Sus escalas de valores y sus objetos reverenciales han caído al “barro de la historia” (José Pablo Feinman) y son reemplazado por los de la burguesía. Los nuevos cultos de la Modernidad se erigen…
“…(la Modernidad) la burguesía ha hecho de la dignidad un simple valor de cambio…”
La etapa moderna es un proceso nihílico, de descreimiento, donde la pérdida de aureolas y las antiguas dignidades son puestas en duda. En realidad…
“…las antiguas forma de honor y dignidad no mueren; se la incorpora al mercado, se les añade una etiqueta de precio, adquieren una nueva vida, como mercancías. Así, cualquier forma imaginable de conducta humanase hace moralmente permisible en el momento en que se hace económicamente posible y adquiere “valor; todo vale si es rentable. En esto consiste el nihilismo moderno. Dostoievski, Nietzsche y sus sucesores del siglo XX atribuirán esta situación a la ciencia, al racionalismo y a la muerte de Dios…”
La modernidad cree en un sujeto plenamente conciente cuya certeza es precisamente el cogito que a la par confirma al yo. El hombre queda convertido en un objeto aprehensible enunciado en una definición que como tal requiere universalidad.
“La unidad del sujeto era asegurada por la continuidad entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el cuerpo y la verdad. Todo esto aseguraba la existencia del sujeto” .
El Ho. moderno común es colocado en una posición de anonimato que implica en cierta forma una relación en la cual de no ser por un principio de “fiabilidad” primaría la desconfianza y la incertidumbre generalizadas. El desanclaje producido por la separación ontológica y práctica del tiempo y el espacio modernos es re-anclado por medio de la fiabilidad, mediante la cual se establece cierta complicidad de la vida en sociedad.
La desatención cortés pasa a ser la forma en que un sujeto “deja en paz” a otro, pasando por su lado mirándolo apenas y sin tocarlo. Dicha “desatención” no hubiera sido posible en la era pre-moderna en donde la localidad de las relaciones sociales implicaba una complicidad directa con las demás personas, en la modernidad en cambio, “representa el tipo más básico de los compromisos de presencia que se dan en los encuentros con extraños”.
Ahora tomemos las palabras del historiador español Julio Aróstegui, que plantea una tesis integral de para evaluar un hecho histórico:
"…la historia es sociedad más tiempo, o menos metafóricamente, "sociedad con tiempo". Por ello toda conciencia que el hombre adquiere de lo histórico es, de alguna manera, una conciencia de la temporalidad…” ,
dimensiones necesarias para su localización en la dualidad tiempo-espacio.
Debemos ser conscientes de que existen muchos modos de ser moderno; no hay una modernidad canónica sino múltiples modernidades: la occidental europea -y dentro de ésta, la democrático-liberal, la bolchevique, la nacionalsocialista-, la norte-americana, la japonesa, la fundamentalista actual, etcétera.
La civilización de la modernidad comporta en cierta medida una modernidad de las civilizaciones por cuanto que todas tienen unos determinados patrones de racionalización y unos portadores de acción colectiva que pugnan por definir la modernidad en sus propios términos, por diferente que esto pueda ser expresado.
Según la tesis de Aróstegui, es posible que asistamos a infinidad de modernidades, y de todas esas modernidades, deberemos saber cuál es el estado histórico desde dónde vamos a observar? el punto de observación que adoptaremos observar? y desde dónde nos llega objeto de observación?.
Ese saber del aquí/ahora, producto de la reificación del individuo, va a permitir definir al individuo, a la mirada que va a realizar su crítica. Y ese individuo nunca tendrá una mirada aséptica, desprejuiciada e inocente.
Toda crítica siempre se realiza desde una cierta doctrina, desde una cierta temporalidad y desde una determinada circunstancia. Al igual que el individuo crítico que vierte su mirada desde su circunstancia en particular.
La adopción del punto de vista para ejercer la crítica también es una forma de mantener una…
“…relación con esa categoría opaca y referencial que es el tiempo nos dará las claves de la conformación actual de una conciencia colectiva concreta de la temporalidad…”
y esa visión concreta a la vez nos hablará de los momentos que se vive. Visión y temporalidad, son elementos que componen la huella o la carga de significación que tienen los conceptos.
“…Conocer es representar; pero esto significa que hay posiciones tomadas en tanto la posibilidad de elaborar la imagen del mundo tiene como supuestos un sujeto capaz de formar y elaborar tal representación y un algo que representar.”
Nadie niega hoy, la situación de crisis de la razón, lo que se ha constituido en un estado rotundo de la cultura contemporánea: crisis de la representación y crisis del sujeto. El saber abarcativo, que responde por una totalidad, demuestra su impotencia para dar cuenta del mundo contemporáneo.
• Qué es el espacio moderno?
Volvamos al sintagma de origen, EL ESPACIO MODERNO, del cual ya hemos diseccionado la noción de espacio y la noción de Modernidad.
Ahora, a por los dos juntos. A ver qué es lo que resulta de la combinación: EL ESPACIO MODERNO.
Resaltemos, antes de iniciar este último tramo, que la Modernidad, como concepción más teórica que sensible, demandó un gran esfuerzo intelectual cosa que se reveló como antitético con sus postulados de generalidad e igualdad. Esta exigencia profundizó por otra vía, la segmentación social para finalmente retroceder ante el acervo y la resurgente tradición posmoderna.
Originalmente el espacio moderno confrontó co una concepción de espacio entendido como un ente infinito estructurado según las leyes absolutas de las matemáticas.
Con la racionalización de los procesos de definición del espacio físico cambió la función simbólica de los elementos arquitectónicos. Esta se apoyaría, sobre todo, en razones morfológicas más que teológicas. Fueron los cuerpos geométricos de mayor regularidad los que simbolizaron los ideales del humanismo.
“…la creación arquitectónica es el concebir un sistema de relaciones espaciales.”
El espacio ya no es direccional, jerarquizado ni orientado (en el sentido mítico del término). Se presenta homogéneo e infinito.
Con el purismo de Amedée Ozenfant y Charles Edouard Jeanneret, conocido posteriormente como Le Corbusier surge hacia la idea de que el arte debería desarrollarse en paralelo a la ciencia, en cuanto las dos tienden a generalizar las propiedades de la naturaleza, sus fundadores buscarían romper esa brecha en la que la ciencia había avanzado hacia el futuro y el arte se había quedado atrás.
http://www.plataformaarquitectura.cl/2010/12/09/the-fogo-long-studio-saunders-architecture/
El racionalismo en arquitectura coincide siempre con el funcionalismo, es decir, con la premisa de que la forma es un resultado de la función.
El racionalismo arquitectónico, que se fundamenta en el mito de una sociedad científica y racionalmente ordenada, como proceso de pensamiento se ha convertido en forma. En todos estos casos la arquitectura está interpretada como contenedor de actividades, como sumatorio de instalaciones, maquina que absorbe la energía del entorno, como problema de medidas, como definición de estándares. La arquitectura racionalista parte de la entronización del método. Toda precipitación, intuición, improvisación ha de ser sustituida por la sistematicidad, los cálculos precisos y los materiales producidos en serie.
Racionalismo y funcionalismo fueron interpretados por Theodor W. Adorno, como mecanismos empobrecedores de las complejidades y cualidades de la realidad.
Para esto pretenden crear un nuevo arte basado en la geometría pura, la colaboración tecnológica, la coherencia con el desarrollo técnico, estandarización y economía de medios, cuya manifestación más radical la hará la analogía mecánica de la casa como una máquina para vivir.
Con el Neoplasticismo como movimiento, Piet Mondrian y Theo Van Doesburg, avanzan en el sentido de emplear las concepciones espaciales cubistas donde encuentran en la oposición de los fundamentos básicos del arte: forma y color, superficie y línea, las herramientas para la creación de un lenguaje puro, comprensible a sí mismo. Tienden a un proceso de abstracción paulatino hasta reducir a la mínima expresión.
Basándose en la abstracción y exploración del cubismo y otras influencias relacionadas con condicionantes tecnológicas y sobre todo con la reflexión de la sociedad de la Era de la Máquina, generaron una serie de conceptos de simplificación y superposición que después se materializarían en la concepción arquitectónica.
La nueva arquitectura pasa de ser una arquitectura del eje lineal a ser una arquitectura de la superposición. Superposición de la línea como en el caso de estudio estructural constructivista, superposición del plano y la línea como en las propuestas de De Stijl reflejadas en la Casa Schröder-Rietveld y la superposición de volúmenes como en la serie de villas de Le Corbusier y en concreto la Ville Savoye.
En la arquitectura de la Bauhaus, la concepción que el arte debe responder a las necesidades sociales corresponde a la artesanía utilitaria. Se entroniza un método que abandona las normas de la composición clásica y que experimenta nuevos métodos, ya sean racionales o irracionales, a la vez que destierra el ornamento. Se establecería un sistema de clasificación y organización de la producción arquitectónica en base a parámetros formales afines a todas las propuestas: el espacio acotado, la regularidad modular en vez de la composición de eje axial.
La concepción que desarrollan estas vanguardias se basa en un espacio libre, fluido, ligero, continuo, abierto, infinito, secularizado, transparente, abstracto, indiferenciado, en total contraposición al espacio tradicional que es diferenciado volumétricamente, de forma identificable, discontinuo, delimitado, especifico, newtiano, cartesiano y estático. A esta nueva modalidad de espacio unos lo denominaron espacio‐tiempo y otros la calificaron como antiespacio por generarse como contraposición y disolución del tradicional espacio cerrado, delimitado por muros.
Todo ello culminara en un paso trascendental en la evolución de la arquitectura donde la concepción del espacio quedará conformado sobre un plano horizontal libre con fachada transparente. Todo espacio moderno gira en torno a un protagonista estructural y formal a la vez: el pilar.
La sensibilidad por el lugar es irrelevante. Todo objeto arquitectónico surge sobre una indiscutible autonomía.
Los conceptos de espacio y de lugar, se pueden diferenciar. Espacio tiene una condición ideal, teórica, genérica e indefinida y lugar posee un carácter concreto, empírico, existencial, articulado, definido hasta los detalles.
La idea de lugar se diferencia de la del espacio por la presencia de la experiencia. Lugar está relacionado con el proceso fenomenológico de la percepción y la experiencia del mundo por parte del cuerpo humano.
“…La oposición a la monumentalidad tradicional se manifiesta en otro de los objetivos de la arquitectura de la era de la maquina: todo se subordina a la búsqueda de prototipos. El pensamiento moderno, con su insistencia en la reproductibilidad, había convertido a la arquitectura en diseño de prototipos. Otro obstáculo, en la medida que el movimiento moderno radica en una pretendida ahistoricidad; parte de la conciencia de ser él mismo un hecho histórico trascendental, y por tanto, puede prescindir de la necesidad de una historia anterior. En la edad de la maquina se considera que es posible encontrar un camino propio para caracterizar la arquitectura. Partiendo de la negación de la tradición, las vanguardias proponen unas formas puras y abstractas, de cubiertas radicalmente planas, conformadas por nuevos materiales y tecnologías…”
En la teoría arquitectónica reproductiva ha sido necesaria la utilización de nociones que conciliasen la inmensa diversidad de las instancias individualizadoras con los esquemas generalizadores e interpretativos. Esta necesidad ha culminado en la cultura contemporánea con el pensamiento estructuralista o la teoría de los tipos de visiones del mundo. Recurrieron a categorías interpretativas próximas a la noción de este tipo, para vulgarizarse finalmente en la dicotomía tipo/modelo:
tipo, es la idea genérica, platónica, arquetípica, es la forma básica común en la arquitectura, modelo es aquello que puede irse repitiendo tal cual, como un sello que posee una serie de caracteres recurrentes.
El espacio moderno, fluido libre, integrado de planta libre, de expresión no privativa, con su adiós a la intimidad… ilimitado como los cuadros de Rothko, tan público (visto, expuesto, impúdico) como la casa Curuchet, en aquella escena de la película “El hombre de al lado”, donde Leonardo no tiene donde esconderse dentro de su casa de la mirada de Victor, donde la lucha se plantea por una simple ventana que afecta su intimidad, mientras es observado, fotografiado, filmado desde todos los ángulos hasta por los ladrones.
Es usual en el espacio público de la actual modernidad,
“…observar la realidad de segregación, ghettos y espacios enclávicos, y hablar en forma nostálgica del decaimiento e incluso de la desaparición del espacio público… contrastan a la ciudad actual con un pasado mítico, ubicado en algún momento de la era moderna, en el cual las características propias del espacio público –multiplicidad de usos y encuentro social– no sólo se desarrollaban, sino además estaban en constante expansión…”
La atomización de la ciudad, de la cual los enclaves fragmentarios como los malls, las comunidades enrejadas o las burbujas turísticas son una expresión, "han puesto fin en la práctica a un componente esencial del espacio público: es la superposición de funciones en un mismo territorio lo que crea complejidad en la experiencia vivida en ese espacio”, enclaves pseudo-públicos donde las interacciones se tratan de contener y controlar.
“…las restricciones, la sospecha y el miedo estarían, cada vez más, marcando las interacciones sociales... en el nuevo paisaje urbano "hay un miedo constante a la exposición, pues todas las diferencias son potencialmente tan explosivas…”
Ha desaparecido del espacio público la autenticidad sobre lo cual Baudrillard (1983) señala que la realidad ha perdido su primacía “hoy las simulaciones” y el espacio público moderno que significaba exposición, debate crítico, interacción entre clases y autenticidad, hoy adolece de representación.
Espacios pseudo-públicos aparecen no sólo como un inocente cambio en el paisaje urbano, sino además como un factor importante en la transformación de nuestras interacciones sociales y la tradición liberal moderna sobre cómo interpretar dicha interacción. Si la democracia liberal requiere el reconocimiento del otro como sujeto, entonces la exclusión y la sobrerregulación se convierten además en una amenaza política.
Tanto por amenaza como por estética en Londres y Nueva York la gente considerada inaceptable por la sociedad en su conjunto era mantenida fuera de los sectores de la ciudad donde se congregaban las clases pudientes, y también, la exclusión de la gente de color de espacios comerciales y el mercado habitacional era un hecho de la vida, y ni siquiera ilegal, hasta mediados de siglo. En efecto, si renunciamos a adoptar una perspectiva extremadamente negativa de la presente situación del espacio público, basada en el prejuicio político o un programa ideológico, el pasado aparece en toda su contradicción y no como una utopía incuestionada.
La utopía burguesa (Fishman, 1987), construida mayoritariamente en los suburbios, era extremadamente excluyente hacia los sectores más pobres de la sociedad.
En la sociedad renacentista la idea de una esfera pública estaba incompleta. La burguesía estaba aún integrada a la estructura tradicional de poder y acomodaba sus demandas a las condiciones políticas de la sociedad. La aparición de la esfera pública requería el cuestionamiento burgués a la forma de gobierno. Una vez que este desafío se presenta, aparecen nuevas instituciones (y también espacios), que se convierten en centros de poder democrático y ciudadanía: conferencias, espectáculos públicos, salones y prensa escrita.
La promesa de Habermas de encuentros libres y diálogo racional entre diversos grupos sociales ha sido llevada al plano de la discusión espacial por muchos autores, y transformada en el pilar de la conceptualización urbanística post-moderna del espacio público. Sin embargo, para estos autores, y contrariamente a la visión de Habermas, el encuentro social y la yuxtaposición de usos en el espacio público no es una promesa no cumplida, sino la característica básica de la vida urbana moderna:
"La experiencia de la vida moderna incluye la primacía de la apertura de las calles, libre circulación, el encuentro impersonal y anónimo entre peatones, el espontáneo disfrute y congregación en las plazas, y la presencia de gente de diferentes orígenes sociales mirándose, observando las vitrinas, comprando, sentándose en cafés, uniéndose a manifestaciones políticas, apropiándose de las calles para sus festivales y demostraciones, y usando los espacios especialmente diseñados para la entretención de las masas".
El espacio público aparece materialmente entonces como un espacio propio de la era moderna, el cual se abre a diferentes motivaciones públicas y cuyo uso es discutido por visiones y propósitos igualmente legítimos. Pero al mismo tiempo es un espacio experimentado como tal por la ciudadanía, y por ende el comportamiento y acciones de los ciudadanos en dicho espacio tienden a reflejar apertura y libertad.
Foucault defiende la idea de que el ejercicio del poder es, en última instancia, la motivación de la acción humana, y por ende su ejercicio no está confinado al Estado, sino que permea a todas las demás instituciones sociales: escuela, familia, etc. "En cualquier sociedad hay relaciones manifiestas de poder que permean, caracterizan y constituyen el cuerpo social, y esas relaciones de poder no pueden ser establecidas, consolidadas ni implementadas sin la producción, acumulación y funcionamiento de un discurso". Lo que se transformó con la llegada de la modernidad no es la naturaleza humana y su vocación de poder, sino las características del discurso de este poder.
Previamente a la Modernidad, el arte de construir correspondía a hacer manifiesto el poder temporal o divino. Los espacios públicos estaban destinados a expresar el poder del soberano, en el mundo moderno se orientan hacia prácticas disciplinarias, a obtener una completa docilidad del cuerpo.
Cerdá en la reforma de su propia ciudad señala: "Las calles no son sólo vías de circulación, son medios estratégicos, las cuales deben siempre ser tan largas y derechas como sea posible".
Podría decir que una mirada específica de la arquitectura tomada exclusivamente desde el mundo material propio, reedita la dicotomía planteada ente modernidad/pos-modernidad, donde el duelo objetividad/subjetividad rigen todo esquema de pensamiento. Así la visión moderna nos determinaría el carácter objetivo y específico de ciencia aplicada frente a los olvidos que evidencia la pos-modernidad al mostrarnos que la supuesta realidad absoluta y objetiva, se halla cruzada por componentes de otras procedencias, materiales, históricos y sobre todo psicológicos.
Lo moderno busca su discurso desde ningún lugar en particular pues toma el todo; lo posmoderno busca desde un determinado sitio, un aquí y ahora que reconoce una parte; lo global busca la virtualidad tomar la totalidad.
V. CONCLUSIONES.
Desaparecida la referencia a un sujeto pensante y volitivo, se desarticula la figura “sujeto” como referencia. Una profunda escisión conmueve a la cultura de la modernidad. Más allá de las promesas de libertad, de la utopía dieciochesca, hoy no queda más que puro presente discontinuo, crítico y desarticulado. La atomización de la sociedad va resultando en la soledad generalizada de los individuos en el marco de la lógica dispersiva, atomística y cínica de esta etapa del capitalismo.
Giddens postula que la coordinación del tiempo es la base del control del espacio, la modernidad diferencia de esta forma al “espacio” del “lugar”, ya que este último se refiere exclusivamente al carácter local de los asentamientos físicos y geográficos específicos, mientras que la noción de “espacio” puede relacionársela con su condición de indeterminación, tránsito o en palabras de Marc Augé, “NO LUGARES”.
El mundo posmoderno rompe fronteras que cree necesario romper para imaginar fuera de todo paradigma normativo la descripción de la realidad.
“…Cuando se estaba consolidando a la arquitectura como arte del lugar, aflora una realidad totalmente nueva con respecto al espacio. Esta situación está generando una nueva sensibilidad, nuevas capacidades de percepción y nuevas teorizaciones. La idea de atopia que defiende Peter Eisenman detractor de cualquier posible relación con el lugar como en los proyectos de Rem Koolhaas.
Los lugares ya no se interpretan como recipientes existenciales permanentes, sino que son entendidos como focos de acontecimientos. Dentro de estas nuevas realidades espaciales podremos distinguir tres grupos de fenómenos: - En primer lugar lo que podemos denominar espacios mediáticos, donde el espacio físico ya no es predominante, sino que la arquitectura se ha transformado en un contenedor neutro con sistemas de objetos, maquinas, imágenes y equipamientos que configuran unos interiores modificables y dinámicos, un ejemplo emblemáticos son los museos, en los cuales la forma del espacio y la presencia de la luz natural ya no son definitorios. - En segundo lugar encontramos a los no lugares, espacios de la sobremodernidad y el anonimato, definidos por la sobreabundancia y el exceso, son espacios relacionados con el transporte rápido, el consumo y el ocio que se contraponen al concepto de lugar de las culturas basadas en una tradición etnológica localizada en el tiempo y en el espacio. - En tercer lugar tenemos el espacio virtual o ciberespacio, el que utilizan arquitectos, ingenieros, diseñadores, músicos, etc.; para proyectar y crear en el ordenador. El que puede conectar distintos espacios de edificios mediante sistemas computarizados, sin necesidad de recurrir a los espacios tradicionales en los que cada actividad tiene su sala y cada compartimiento esta conectado por elementos peatonales y físicos.
Los conceptos y experiencias del espacio y el lugar están en continua transformación e incluso disolución. El lugar y el no lugar son polaridades límite. El espacio casi nunca es delimitante perfecto de la misma manera que el antiespacio casi nunca es infinitamente puro”.
No hay absoluto alguno. Nadie siente en este mundo presente que se encuentre en un lugar de privilegio desde el que otorgue sentido y significados. La ilusión de plenitud está caduca. Un mundo atómico que ha entablado una guerra contra la totalidad, en el que más bien, la idea de totalidad semeja un tabú.
Ningún destino, ningún proyecto, ningún principio esencial que conduzca, todo es espectáculo y pura imagen, todo leve y pasajero; ningún punto al que arribar; no se cree en absoluto alguno.
La evidencia cotidiana desalienta toda posibilidad de generar discursos globalizadores como aquellos que, desandando el tiempo, construyó el imaginario moderno-
MUCHAS GRACIAS POR HABERSE PRESTADO A ESTA SERIE DE ESPECULACIONES.
viernes, 11 de marzo de 2011
"EL ESPACIO MODERNO" por Arq.Darío Yancán
Publicado por DARÍO YANCÁN en 11:46 0 comentarios
Adios David Viñas" por Darío Yancán
El escritor y dramaturgo argentino David Viñas, un rebelde por naturaleza cuya generación se empeñó en derribar los mitos de la historia y la literatura de su país, incluyendo al genial Jorge Luis Borges, murió hospitalizado a los 83 años, a raíz de una neumonía.
A Viñas se le recuerda por narraciones de fuerte compromiso social como 'Los dueños de la tierra', 'Dar la cara' y 'Un Dios cotidiano', pero también por obras de teatro como 'Lisandro', además de una rica producción ensayística.
"Además de sus valores literarios, fue un crítico, un historiador de la literatura, brillante, donde la ideología y el elemento político fueron esenciales", comentó a la AFP el editor Daniel Divinsky, fundador y director de Ediciones de la Flor.
El escritor y dramaturgo argentino David Viñas, autor de las novelas 'Los dueños de la tierra', entre otras, murió la noche del jueves a los 83 años, a raíz de una neumonía, informó la madrugada del viernes un sanatorio privado de Buenos Aires.
Indócil, polemista y visceral, había reafirmado hace poco su negativa a sumarse a grupos de pensadores progubernamentales con el argumento de que "un intelectual no puede ser oficialista".
Divinsky recordó que en un encuentro nocturno en un restaurante le puso de nombre a una antología 'Buenos Aires, de la fundación a la angustia', con cuentos de Julio Cortázar y Leopoldo Marechal, entre otros.
"A él le encargamos uno de los cuentos y escribió el único de tono humorístico de su producción. Un delirio que se llama 'Buenos Aires primera capital socialista de Sudamérica'", dijo Divinsky.
Viñas fue uno de los creadores de la revista Contorno, que en los años 50 reunió en Argentina a intelectuales marxistas y existencialistas, pero tuvo que marcharse al exilio tras el golpe de Estado que instauró una dictadura entre 1976 y 1983.
Durante el régimen, sus hijos María Adelaida y Lorenzo Ismael fueron secuestrados y figuran entre los 30.000 detenidos-desaparecidos, según entidades humanitarias.
"Es un homenaje a mis hijos", respondió secamente en 1991 cuando se le preguntó por qué rechazaba los 25.000 dólares de la Beca Guggenheim.
Crítico de las formas de violencia oligárquica, publicó en 1958 'Los dueños de la tierra', que narra una historia ambientada en la década de los años 20, cuando en la sureña Patagonia se desarrolló una prolongada huelga obrera y campesina que terminó con una cruenta represión militar.
Profesor de literatura en la Universidad y autor de ensayos, puso en la mira la obra de "mitos intocables", como el primer gran novelista argentino, Domingo Faustino Sarmiento, periodista, militar y pedagogo que ejerció la presidencia entre 1868 y 1874, o el afamado Borges.
"No es tanto ya la producción de Borges, sino el borgismo que es una especie de sociedad anónima que se ha encargado de obliterar, congelar toda la situación de la producción literaria y cultural", opinó en una entrevista.
Presidente de la Federación Universitaria Argentina en los años 50, ganó dos veces el Premio Nacional de Literatura, por 'Dar la cara' y 'Jauría', además del premio Casa de las Américas en 1967, con un jurado que integraba Cortázar, por la novela 'Los hombres de a caballo'.
Iconoclasta, ni siquiera se salvaban sus congéneres, al señalar que "como decía (el ensayista Arturo) Jauretche, la mayoría de los intelectuales argentinos, suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha".
La generación de escritores de la que formó parte Viñas fue bautizada como "parricida", por haber apuntado los cañones contra figuras tradicionales.
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