martes, 18 de junio de 2013

"NO SOMOS UN BOTÍN DE GUERRA" por Dos Hijos


La conmovedora carta que le enviaron dos hijos a sus padres tras la separación.


 
 
 
 
 
 
 
No traten de disipar nuestro  dolor con grandes regalos y diversiones. Nos duele el corazón y éste no sana con risas sino con caricias. Todo lo que necesitamos es la garantía de que, aunque estén separados, ninguno de los dos nos abandonará.

Dígannos con palabras y actitudes que podemos seguir amándolos a los dos y ayúdennos a mantener una relación estrecha con ambos. Después de todo, fueron ustedes quienes se escogieron mutuamente como nuestros padres.

No nos pongan de testigos, de árbitros ni de mensajeros en sus peleas y conflictos. Nos sintimos utilizados y responsabilizados por arreglar un problema que no es nuestro. Tengan en cuenta que todo lo que hagan para perjudicarse mutuamente, quiéranlo o no, en primer lugar nos lastimará a nosotros.

No se critiquen ni se menosprecien delante nuestro, así todo lo que digan sea la verdad. Entiendan que por malos que hayan sido como esposos, son nuestros padres y por lo tanto necesitamos verlos a ambos como lo máximo.

No peleen a ver cuál se queda con nosotros, porque no somos de ninguno, pero los necesitamos a los dos. Recuerden que estar con nosotros es un derecho, no un privilegio que tienen ambos y que tenemos nosotros.

No nos pongan en situaciones en que tengamos que escoger con quién irnos, ni de que lado estamos. Para nosotros es una tortura porque sentimos que si elegimos a uno le estamos faltando al otro, y los queremos y los necesitamos a los dos.

Díganme que no tenemos la culpa de su separación, que ha sido su decisión y que nosotros nada tenemos que ver. Aunque para ustedes esto sea obvio, nos culpamos porque necesitamos conservar su imagen intacta, y por lo tanto, los únicos que podemos haber fallado debemos ser nosotros.

Entiendan que cuando llegamos furiosos después de estar con mamá o papá, no es porque él o ella nos envenene sino que estamos tristes y tenemos rabia con ambos porque ya no podemos vivir permanentemente con los dos.

Nunca nos incumplan una cita o una visita que hayan prometido. No tienen idea de la ilusión con la que esperamos su llegada, ni el dolor tan grande que nos causa ver nuevamente que han fallado.

Dennos permiso de querer a la nueva pareja de mi papá o mi mamá. Aunque en el fondo del alma nos duele aceptarla, queremos ganarla para no perder a papá o a mamá que pensamos que me dejó por ella.

No nos pidan que sirvamos de espía ni que les contemos cómo vive o qué hacemos con él o ella. Nos sentimos desleales y no queremos ser soplones.

No nos utilicen como instrumento de su venganza, contándonos todo lo "malo" que fue mi papá o mi mamá. Lo único que con seguridad lograrán es que nos llenenos de resentimiento contra quien trata de deteriorarnos una imagen que necesitamos mantener muy en alto.

Asegúrense que comprendamos que aunque su relación matrimonial haya terminado, nuestra relación es diferente y siempre seguirá vigente. Recuerden que aunque la separación pueda constituir para ustedes una oportunidad para terminar con un matrimonio desdichado o para establecer una nueva relación, para nosotros constituye la pérdida de la única oportunidad que tenemos para criarme al lado de las personas que más amamos y necesitamos: nuestro mamá y nuestro papá.

Recuerden que lo mejor que pueden hacer por nosotros -ahora que ya no se aman- es respetarse mutuamente.
                                                               POR SIEMPRE, SUS HIJOS.