domingo, 2 de marzo de 2014

"LA MESIAS" por Darío Yancán.




 
A mi niña, en su lucha por ser ella.
 
 
                Cuatro años han pasado… Sin volverte a ver en tu amanecer.
                Tiempo, siempre el tiempo es convocado para dar dimensión de las ausencias. Tiempo que necesitaras para poder hacerte consiente de la gran tarea que te han encomendado sin consultarte de tu deseo de ejercerla. Tiempo que necesitaras para poder hacerte consiente del poder que te han dado, de tu poder de sanar.
 
                Cuando te fuiste por el mar, sólo esperaba que la guerra no durara demasiado… tiempo (otra vez tiempo). Cuando izamos velas, no existía lugar, ni muelle ni borda, ni partido ni partiente. Rompientes!!!
                               “…háblame Musa, de aquel varón fecundo en recursos que, después de destruir la sacra                  ciudad de Troya, anduvo errando larguísimo tiempo…””…en aquel tiempo los que habían                             podido escapar …estaban en sus hogares, salvos de los peligros de la guerra y del mar; y                    solamente Ulises,…se hallaba detenido en una hueca gruta…”
 
                Háblame tu, mi pequeña musa de los días de tu viaje, de mis días, de tus miedos y de tu refugio. Cuéntame tú, mi pequeña lámpara de la luz con que iluminas la soledad y tu entendimiento. Cántame hija esa canción que te acompaña en mar abierto, que te impulsa a cruzar el Hades de la incomprensión. Canta!!! Canta!!! No dejes de hacerlo, el sonido nos guía, destruye el silencio, marca la posición. Canta hija con felicidad, que con tu canto calmas las olas de los mares violentos.
                Mares, mar… siempre se espera que algo nos arroje. Que nos devuelva esa botella con las cartas de errantes navegantes que no llegarán a puerto. Mar que nos alimenta y nos canta con su rumor. Mares que algunos científicos sostienen que es de donde salió la vida, que a organismos originarios, las olas los depositaron en la playa y así comenzó el ciclo. Del mar, las culturas primitivas esperaban ver llegar a sus dioses. Y del mar espero verte atracar…
                Viajes.
                Viajamos permanentemente. Somos seres incompletos que buscamos y rastreamos nuestras partes inconclusas, esperamos esa vida que nos pueden dejar en nuestra orilla, las olas por venir. Viajamos y en cada viaje, dejamos atrás nuestras partes, que fueron nuestras y que las cedemos a los próximos.
                Viajamos a diario hacia lo profundo de nuestro mar, hacia nuestro Hades personal con la misión de ir a modificarlo. Viajamos para correr el riesgo de poder solucionarlo y ya no tener excusas.
                Viajamos a destruir nuestra sacra ciudad, viajamos para confinar nuestros miedos.
               
                Espero verte llegar como ha sido prometido. De día o durante la noche. Porque la promesa de tu llegada, ya me ha salvado en ciertas tempestades. Tu espera ya ha modificado mi Hades, ya le ha puesto luz. Y voy a diario hasta la playa aledaña al muelle. Oteo el horizonte buscando nuestro faro que no se si recordaras, eras muy chiquita.
                Hay civilizaciones que te han esperado por miles de años, algunos cerca de 6000 otros por 2014, por TIEMPO, pero todos te esperan cuando ya no pueden con ellos mismos. Yo también te espero, desde años, te siento llegar de tu largo viaje.
                Me han avisado que llegaras por mar afortunadamente cuando tu guerra haya finalizado, cuando la gruta se parta en dos, cuando tus velas se llenen de vientos, cuando nuestro faro se haga visible al final de la noche y te este esperando una vez más en el muelle, mi amada Mesías y desciendas de tu barco con tu imprescindible sonrisa y la mirada al frente porque has vencido en tu guerra, has atravesado tu Hades y nos has vuelto a nacer.