sábado, 23 de junio de 2012

"MANIFIESTO ULTRAISTA" por Jacobo Surida, Fortunio Bananova, Juan Alomar yJorge Luis Borges

                                            

                              http://www.udc.es/tempo/cuestions20/docs_ultra01.html



Existen dos estéticas: la estética pasiva de los espejos y la estética activa de los prismas. Guiado por la primera, el arte se transforma en una copia de la objetividad del medio ambiente o de la historia psíquica del individuo. Guiado por la segunda, el arte se redime, hace del mundo su instrumento, y forja —más allá de las cárceles espaciales y temporales— su visión personal.


Esta es la estética del Ultra. Su volición es crear: es imponer facetas insospechadas al universo. Pide a cada poeta su visión desnuda de las cosas, limpia de estigmas ancestrales; una visión fragante, como si ante sus ojos fuese surgiendo auroralmente el mundo. Y, para conquistar esta visión, es menester arrojar todo lo pretérito por la borda. Todo: la recta arquitectura de los clásicos, la exaltación romántica, los microscopios del naturalismo, los azules crepúsculos que fueron las banderas líricas de los poetas del novecientos. Toda esa vasta jaula absurda donde los ritualistas quieren aprisionar al pájaro maravilloso de la belleza. Todo, hasta arquitecturar cada uno de nosotros su creación subjetiva.

Por lo arriba expuesto habrá visto el lector que la orientación ultraica no es, ni puede ser nunca patrimonio —como se ha querido suponer— de un sector afanoso de arbitrariedades que encumbran malamente su estulticia. Los ultraístas han existido siempre: son los que, adelantándose a su era, han aportado al mundo aspectos y expresiones nuevas. A ellos debemos la existencia de la evolución, que es la vitalidad de las cosas. Sin ellos, seguiríamos girando en torno a una luz única, como las falenas. El Greco, con respecto a sus demás coetáneos, resulto también ultraísta, y así tantos otros. Es decir, desechamos las recetas y corsés absurdamente acatados por los espíritus exotéricos. La creación por la creación, puede ser nuestro lema. La poesía ultráica tiene tanta cadencia y musicalidad como la secular. Posee igual ternura. Tiene tanta visualidad, y tiene más imaginación. Pero lo que sí modifica es la modalidad estructural. En ese punto radica una de sus más esenciales innovaciones: la sensibilidad, la sentimentalidad serán eternamente las mismas. Ni pretendemos rectificar el alma, ni siquiera la naturaleza. Lo que renovamos son los medios de expresión.

Nuestra ideología iconoclasta, la que dispone a los filisteos en nuestra contra, es precisamente la que nos enaltece. Toda gran afirmación necesita una negación, como dijo, o se olvidó de decir, el compañero Nietzche… Nuevos poemas tienen la contextura escueta y decisiva de los marconigramas.

Para esta obra de superación adicionamos nuestro esfuerzo al que realizan las revistas ultráicas Grecia, Cervantes, Reflector y Ultra.

                                      

 (Baleares, 15 de febrero 1921)

"EUROPA Y LOS GRIEGOS" por Slavoj Zizêk

 



Imaginemos una escena de una película distópica que represente a nuestra sociedad en un futuro próximo. Al atardecer, guardias de uniforme patrullan por céntricas calles medio vacías, a la caza de inmigrantes, delincuentes y vagabundos. A los que se encuentran los tratan con brutalidad. Lo que parece una fantástica imagen de Hollywood es una realidad en la Grecia actual. Por la noche, vigilantes con camisetas negras del movimiento neofascista Golden Dawn, el mismo que niega el Holocausto -el que obtuvo un 7 por ciento de los votos en las últimas elecciones y contó con el apoyo, se dice, del 50 por ciento de la policía de Atenas-, han estado patrullando la calle y golpeando a todos los inmigrantes que se encontraban: afganos, pakistaníes, argelinos. Así que esta es la manera en que Europa es defendida en la primavera de 2012.
El problema de la defensa de la civilización europea frente a la amenaza de los inmigrantes es que la ferocidad de la defensa es más amenazante para la “civilización” que cualquier número de musulmanes. Con amigos defensores como estos, Europa no necesita enemigos. Hace cien años, G.K .Chesterton expuso el punto muerto en que se hallaban los críticos de la religión: “Los hombres que empiezan a luchar contra la iglesia por el bien de la libertad y la humanidad terminan por abandonar la libertad y la humanidad, aunque solo sea para seguir luchando contra la iglesia… Los secularistas no han destruido las cosas divinas, sino las cosas seculares, si les sirve de consuelo”. Muchos guerreros liberales están tan ansiosos por combatir el fundamentalismo antidemocrático, que terminan abandonando la libertad y la democracia mismas si lo único que pueden hacer es luchar contra el terror. Si los “terroristas” están dispuestos a destruir este mundo por el amor a otro, nuestros guerreros contra el terror están dispuestos a destruir su propio mundo democrático por el odio que sienten hacia el otro musulmán. Y hay quienes aman tanto la dignidad humana que están dispuestos incluso a legalizar la tortura, que es la máxima degradación de la dignidad humana, para defenderla. Es una inversión del proceso por el cual los fanáticos defensores de la religión comienzan por atacar a la cultura secular contemporánea y terminan sacrificando sus propias credenciales religiosas en su afán de erradicar los aspectos del secularismo que odian.
Pero los defensores de los anti-inmigrantes griegos no son el principal peligro: son solo un subproducto de la verdadera amenaza, la política de austeridad que ha causado la situación de Grecia. La próxima ronda de elecciones griegas se llevará a cabo el 17 de junio. El establishment europeo nos advierte de que estas elecciones son cruciales: no es solo el destino de Grecia el que está en juego, sino tal vez el destino de toda Europa. Uno de los resultados -el más adecuado, sostienen- permitiría que continuara el doloroso pero necesario proceso de recuperación a través de la austeridad. La alternativa -si la gana el partido de ‘extrema izquierda’ Syriza- sería un voto por el caos, el fin del mundo (Europa) como lo conocemos.
Los profetas de la fatalidad están en lo cierto, pero no en la forma en que ellos creen. Los críticos de los acuerdos democráticos actuales se quejan de que las elecciones no ofrecen una verdadera opción: lo que conseguimos, en cambio, es la elección entre un partido de centro-derecha y uno de centro-izquierda, cuyos programas son casi indistinguibles. El 17 de junio habrá una opción verdadera: el establishment (Nueva Democracia y PASOK), por un lado, y Syriza, por otro. Y, como suele ocurrir cuando hay una opción real sobre la mesa, el establishment se encuentra en estado de pánico: el caos, la pobreza y la violencia se seguirán, dicen, si la elección es la incorrecta. La mera posibilidad de una victoria de Syriza, se dice, enviará señales de miedo a los mercados globales. La prosopopeya ideológica tiene su momento: los mercados hablan como si fueran personas, expresando su “preocupación” por lo que sucederá si de las elecciones no sale un gobierno con el mandato de continuar el programa de la UE y el FMI de austeridad fiscal y reformas estructurales. Los ciudadanos de Grecia no tienen tiempo para preocuparse de estas perspectivas: tienen suficiente con preocuparse por su vida cotidiana, que se está convirtiendo en miserable en un grado jamás visto en Europa desde hace décadas.
Tales predicciones son autocumplidas, provocan el pánico y así logran las propias eventualidades contra las que advierten. Si Syriza gana, el establishment europeo espera que podamos aprender cuán duro es lo que sucede cuando se intenta interrumpir el círculo vicioso de mutua complicidad entre la tecnocracia de Bruselas y el populismo anti-inmigrante. Esta es la razón por la que Alexis Tsipras, líder de Syriza, dejó claro en una reciente entrevista que su primera prioridad, en caso de que Syriza ganara, sería contrarrestar el pánico: “La gente va a vencer el miedo. No va a sucumbir, no van a ser objeto de chantaje”. Syriza tienen una tarea casi imposible. La suya no es la voz de la extrema izquierda “demente”, sino la de la razón hablando contra la locura de la ideología del mercado. En su disposición a asumir el control, ha desterrado el miedo de la izquierda a tomar el poder; tiene el coraje de querer aclarar el lío creado por otros. Ellos tendrán que aportar una formidable combinación de principios y pragmatismo, de compromiso democrático y disposición para actuar rápida y decisivamente cuando sea necesario. Si tienen siquiera una mínima posibilidad de éxito, eso pasa por un despliegue de solidaridad en toda Europa: no sólo necesitan un trato digno por parte de todos los países europeos, sino también ideas más creativas, como la promoción del turismo solidario este verano .
En sus Notas para la definición de la cultura, TS Eliot señaló que hay momentos en que la única opción es entre la herejía y la no-creencia -es decir, cuando la única manera de mantener viva una religión es llevar a cabo una división sectaria. Esta es la posición en la Europa actual. Sólo una nueva “herejía” -representada en este momento por Syriza- puede salvar lo que vale la pena salvar de la herencia europea: la democracia, la confianza en las personas, la solidaridad igualitaria, etc. La Europa con la que acabaremos si Syriza está más hábil es una “Europa con valores asiáticos” – que, por supuesto, no tiene nada que ver con Asia, sino con la tendencia del capitalismo contemporáneo a suspender la democracia.
He aquí la paradoja que sustenta el “voto libre” en las sociedades democráticas: uno es libre de elegir a condición de que se haga la elección correcta. Por esta razón, cuando se toma la decisión equivocada (como lo era cuando Irlanda rechazó la Constitución Europea) la elección se trata como un error, y el establishment exige de inmediato que el proceso “democrático” se repita con el fin de que el error pueda ser corregido. Cuando George Papandreou, entonces primer ministro griego, propuso un referéndum sobre el acuerdo de rescate de la eurozona a finales del año pasado, el propio referéndum fue rechazado como una opción errónea.
Hay dos historias principales sobre la crisis griega en los medios de comunicación: la historia germano-europea (los griegos son irresponsables, perezosos, derrochadores, evasores de impuestos, etc., y tienen que estar bajo control y tragarse la disciplina financiera) y la historia griega (nuestra soberanía nacional se ve amenazada por la tecnocracia neoliberal impuesta por Bruselas). Cuando se hizo imposible ignorar la difícil situación del pueblo griego, surgió una tercera historia: los griegos se presentan ahora como víctimas humanitarias que necesitan ayuda, como si una guerra o una catástrofe natural hubieran afectado al país. Aunque las tres historias son falsas, la tercera es sin duda la más repugnante. Los griegos no son víctimas pasivas: están en guerra con el establishment económico europeo, y lo que necesitan es solidaridad en su lucha, porque es también nuestra lucha.
Grecia no es una excepción. Es uno de los principales campos de prueba para un nuevo modelo socio-económico de aplicación potencialmente ilimitada: una tecnocracia despolitizada en la que a los banqueros y a otros expertos se les permite demoler la democracia. Al salvar a Grecia de sus llamados salvadores, también salvamos a la propia Europa.

jueves, 21 de junio de 2012

"Quiero defender a los grandes criminales, incluido Bush" Entrevista a Jacques Vergès por Justo Barranco


El "abogado del terror" estuvo ayer en Barcelona. Jacques Vergès (Reunión, 1925), que ha sido abogado del nazi Klaus Barbie, del terrorista Carlos o de los militantes del FLN argelino durante los años de plomo de la lucha por la independencia, acudió ayer a Barcelona para presentar la reedición de su clásico "Estrategia judicial en los procesos políticos" (Anagrama), en el que expone su estrategia de ruptura en los juicios –el acusado se erige en acusador de los representantes legales de un sistema injusto–, repasando para ello procesos históricos como los de Jesús de Nazaret, Sócrates, Fidel Castro o Luis XVI. Hijo de padre francés y madre vietnamita, el protagonista del documental de Barbet Schroeder "El abogado del terror" se muestra inagotable pese a sus 84 años y acaba de protagonizar en un teatro de París un monólogo de dos horas, "Serial plaideur", donde se mide con Antígona o Juana de Arco.


¿Qué es la justicia, para usted?
La justicia es una institución hecha para resolver contradicciones que hay en la sociedad y que no son fundamentales. Por ejemplo, un hombre que comete un robo y dice que está en el paro, tiene cargas familiares, y no pone en duda el derecho de propiedad. El alquilado que no paga y dice quiero pero no puedo. Un hombre y una mujer que se divorcian y el hombre ha de pagar por la educación de los hijos. Por contra, y es el tema de mi libro, hay momentos en los que hablamos de una contradicción fundamental: los valores del acusado y los del juez son completamente contradictorios y es el propio fundamento de la sociedad el que se pone en duda. Por ejemplo, en Antígona, el rey Creonte rechaza honores funerarios a Polinices, su hermano, por traidor, y Antígona se pone hablar de la ley divina y le dice que no tiene el derecho de impedírselo. Y aquí hay una contradicción fundamental. Aparte de eso tomo el concepto de "proceso de ruptura", que se me ocurrió durante la guerra de Argelia.


¿Cómo se planteó el tema?
El juez militar le decía al acusado: usted es francés y por eso tenía argumentos como la Constitución francesa o el reconocimiento por la comunidad internacional del carácter francés de Argelia. El FLN es pues una organización terrorista y usted un criminal. Pero el acusado respondía: yo no soy francés, mi lengua maternal, usted lo sabe, no es la francesa, el Dios que adoro no es el mismo que el suyo, mis referencias históricas no son las mismas, tampoco las intelectuales: usted habla de Voltaire y Rousseau y yo hablo de Ibn Khaldun e Ibn Batuta. En estas condiciones considero que usted, juez, es un criminal por ayudar a mantener esta situación indigna. En ese momento la condena mayor era inevitable y lo que había que hacer era llamar a la opinión pública para hacer imposible la pena de muerte. Y esta era la estrategia que yo aplicaba. Antígona era condenada a muerte porque no había opinión pública a su favor, no había medios de comunicación, ni sindicatos, ni asociaciones. Hoy cuando jugamos a un proceso de ruptura en otra parte del mundo alguien puede levantarse para defenderlo. Y esto es la justicia para mí, una cosa hecha para resolver problemas en el interior de la sociedad, para fomentar el diálogo, pero cuando no es posible interviene una ruptura.


¿Y qué es el terrorismo?
Es una palabra muy amplia. Cuando Bush dice que declarará la guerra al terrorismo no tiene ningún sentido. Es como si en la guerra mundial alguien hubiera dicho que declararía la guerra a la artillería. Había artilleros franceses, rusos, alemanes, totalmente diferentes. No hay relación entre el terrorismo corso y el de Euskadi, o el de Irlanda y el de Bin Laden. Y se puede juzgar el terrorismo según el objetivo de los terroristas. Por otra parte la palabra terrorista se utiliza únicamente para las minorías que luchan y en cambio consideramos que es un acto de guerra la destrucción por los americanos de Hiroshima o Nagasaki, que es más grave que una bomba en un tren. O como cuando los ingleses destruyeron la ciudad de Dresde, desmilitarizada. Hay un terrorismo de Estado que no queremos ver. Por tanto la palabra terrorista es poco clara y hace olvidar un terrorismo de estado mucho más fuerte. En el curso de la guerra de Argelia había un diálogo entre un coronel y un responsable del FLN detenido. El coronel le preguntaba cómo podía justificar las bombas en las cafeterías, y él le contestaba que si fueran más ricos, tendrían aviones y los que lanzarían las bombas tendrían uniformes y se les impondrían condecoraciones y no destruirían un café sino todo un pueblo.


¿Por qué a partir de un cierto momento pasa de defender a luchadores anticoloniales a gente como Klaus Barbie, Carlos?
La tarea de un abogado es defender. Un médico que dijera yo no curo a los homosexuales que tengan sida porque estoy en contra de algunas prácticas sexuales le podríamos decir que volviera a leer el juramento hipocrático. El abogado está para defender, y no a sor Emmanuelle, ni inocentes, sino culpables. Defender no es disculpar, sino entender. Aclarar el camino que hace que un hombre como nosotros llegue a cometer un acto que reprobamos. Y cuando iluminamos este camino no hacemos una cosa subversiva sino que ayudamos a la sociedad. Durante la guerra de Argelia el ejército francés practicó torturas. En los procesos del FLN enseñábamos que habíamos dado al ejército un poder policial para el que no estaba formado. No se consideraba ni prisioneros de guerra ni sujetos al derecho común a los prisioneros del FLN. Estaban fuera de la ley. Los paracaidistas se los podían quedar un día o un año. Si los americanos en vez de invitar a un capitán francés especialista en tortura a Fort Bragg, Paul Aussaresses, para formar a los marines hubieran llamado a los abogados del FLN el escándalo de Abu Ghraib no hubiera tenido lugar.


¿Ha sentido fascinación por sus defendidos, como Carlos o Klaus Barbie?
Hay acusados a los que me siento muy cercano y otros no. A Carlos lo defendí cuatro meses, luego dejé su defensa. Si Barbie estuviera vivo y me propusiera pasar una semana de vacaciones con él, no sé si aceptaría. Nuestra visión del mundo es completamente diferente. La defensa que hice de él fue sólo jurídica: no se puede juzgar a un hombre que no ha sido extraditado, ni se puede juzgar por segunda vez a un hombre que ya fue juzgado en 1954. Es defender el derecho, la forma. Si Barbie me hubiera dicho que defendiera que la raza aria es la mejor, le hubiera dicho que eligiera otro abogado.
Pero, ¿se trata de absolver a sus clientes o de mostrar sus ideas?
Depende. Hemos de explicar por qué un cliente ha llegado a hacer cierta cosa. Durante la Revolución francesa el abogado realista Chaveau-Lagarde defendió a Danton, responsable de las masacres de septiembre, pero luego cuando la reina María-Antonieta le designó para defenderla aceptó. La reina entendió que podía defenderla pese a defender a Danton. Y la defendió con tanta pasión que al final de su defensa fue detenido.


¿Defendería al presidente de Sudán, acusado ahora de crímenes contra la humanidad?
Sí. Estamos aquí para defender a todo el mundo, incluso a nuestros enemigos. Un abogado que diga que no defiende a tal persona, le diré que no es abogado.


En el caso de Camboya, donde defiende a uno de los mandatarios de los khmeres rojos, usted afirma que no hubo genocidio.
No, no he dicho eso. Los acusados primero son perseguidos por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, pero no por genocidio, una palabra de la que abusamos. En segundo lugar, el cliente que defiendo dice que no tuvo responsabilidades en esto, que su puesto de presidente era ceremonial.
¿Pero no ha dicho usted que los muertos en Camboya fueron sobre todo por hambre?
Hay varias cosas. Hubo crímenes, cierto, pero se hace una amalgama con todo. Los americanos lanzaron tres veces más bombas en Camboya que en Japón. Estas bombas no contenían chocolate. Y a esos muertos se los pone en la lista de los khmeres rojos. Luego hubo un bloqueo y hubo una hambruna, y no por primera vez, ya hubo más durante la colonización francesa. No digo que no se cometieran crímenes, pero sí que no les podemos inculpar además de los crímenes de los otros.


¿Tiene límites para defender a alguien?
No, ¿hay límites para curar? Tendríamos incluso que defender a nuestro peor enemigo.


¿Un juicio es como una representación teatral?
Últimamente he hecho una en París, y en ella digo que un expediente de justicia es el principio de una novela, de una tragedia. Pero de ese drama que estamos viviendo frente a nosotros el abogado es el confidente del personaje principal, el que da nombre a la obra, Coriolano, Macbeth, Karamazov, y que siempre es el acusado, incluso el criminal. Muestro cómo la tragedia de Sófocles es como un proceso, igual que el proceso de Juana de Arco es como una tragedia.
¿No ha habido ningún caso que le haya marcado?
El de Djamila Bouhired, claro, con la que me casé. Pero también he defendido a Cheyenne Brando, una historia patética, una chica de 25 años que se suicidó. O defendí una madre que mata a sus dos hijos y se suicida tras un periodo de divorcio horrible. O un niño adoptado que lo descubre que cae en la droga y acaba matando gente. Pero sólo me conocen por las historias de las que se habla.


¿Qué le pareció la película de Barbet Schroeder?
Es importante, dos tercios de la película enseñan 50 años de nuestra historia, con las guerras de liberación, los atentados, la represión y la tortura a través del prisma de los procesos y de las vidas individuales. El último tercio no tiene interés al lado de este gran fresco. Quizá pensó que era muy favorable y pone a un periodista con temperamento policial que descubre que yo estoy en números rojos, que el banco me fiaba. O que el señor Carlos está convencido de que he querido irme a la cama con su mujer. Aunque sea verdad, no veo el interés. Y que he defendido a políticos africanos. Por qué no, también he defendido a políticos gaullistas. No le veo interés.


¿Hay alguien a quien quiera defender y no haya podido?
Quiero defender a todos los grandes criminales, incluido Bush.


¿Le fascina el mal?
No, pero forma parte de la sociedad y de la vida. Dostoyevsky era un hombre que detestaba el nihilismo pero todos sus personajes son nihilistas porque se planteaba preguntas e intentaba comprender. Hace 50 años defendí a una chica que había abortado. Eso era el mal. El fiscal le decía: has destruido una vida humana, carne de tu carne. Hoy el que se arriesga a ir a prisión no es quien aborta sino el loco que intenta impedir entrar a la clínica para llevar a cabo lo que se llama interrupción voluntaria del embarazo. Un crimen se ha convertido en un acto legítimo.

¿Y qué ha comprendido usted?
Creo que nuestra profesión es la más hermosa porque nos permite asumir el máximo de humanidad posible. Defendemos asesinos, celosos, sólo nosotros estamos cerca de ellos, el juez no los conoce, les hace preguntas, nosotros sí, hablamos con ellos de todo, de vida o de música. Hay una leyenda amazónica de una serpiente que lleva los ojos de todos los que come, nosotros también canibalizamos a nuestros clientes, a uno le cojo su virtud, a otro su vicio, a uno valor, a otro debilidad, y veo el mundo con más complejidad que sólo con mis dos ojos.

domingo, 17 de junio de 2012

"HOY COMO AYER" por Darío Yancan

EL SIGUIENTE TEXTO ES DE CARACTER EXCLUSIVAMENTE PERSONAL. QUIEN LE BUSQUE ALGÚN VIRTUOSISMO NI CONTENIDO ACADEMICO, LE ADVIERTO QUE NO LO TIENE... ES PURO SENTIMIENTO Y ES PURA NECESIDAD.
SI ASI Y TODO PIENSAS EN SEGUIR ADELANTE, TE AGRADEZCO QUE COMPARTAS UN POCO DE MI.





                Hoy como ayer, es domingo. Y hoy como ayer, la vida nos pasará por 24 horas.

                Hoy como ayer, pensé en llamarlos pero decidí evitarme el dolor del silencio. Entonces, prefiero, dialogar con uds a través de esta carta para que esta conversación y estos sentimientos queden a la espera del día en que uds decidan “abrir su sobre”…



                Hoy como ayer no tengan dudas que son el centro de mi amor, que son los hijos que soñé y que son mis únicos hijos en este mundo.

                Hoy como ayer la distancia no existe, sólo la voluntad de trascenderla o de transformarla en la medida de la espera.

                Hoy como ayer se nos sigue escurriendo la cotidianeidad pero esa fuga la tenemos que capitalizar para los días que vendrán. Se que “los niños” que el 23 de diciembre de 2011 vi por última vez en su casa, ya se fugaron, ya no los volveré a ver, pero también se que la mujer y el hombre que traslucen y que están llegando, se preparan para la vida.

                Hoy como ayer y como hace dos años y medio, nos ha sido difícil dialogar y me ha sido difícil conseguir que tengan ganas de escucharme, y que acepten incorporarse a mi mundo. También se que de papá dicen cosas muy feas, pero nadie, nadie, sólo uds saben que nadie como papá los respeta tanto como personas que piensan y deciden por si mismos aunque la mayor parte de las veces, papá sea el cuestionado.

                Hoy como ayer, papá no se puede defender. No lo puede hacer en los cortos 20 minutos de teléfono, o en el escaso día que compartimos en las visitas. Pero esto que hacemos, yo escribo y uds leen, es una forma de defensa, una defensa que siempre será respetuosa de sus decisiones y que nunca hablará mal de los demás.

                Hoy como ayer seguiré buscando la forma que la Justicia y la Razón nos permita acercarnos pero sin que produzca dolor. Papá nunca los sacará de su casa para llevarlos a otra ni les hará cambiar su vida de prepo.

                Hoy como ayer espero que vean todo lo que tengan que ver, pero usen sus propios ojos.

                Hoy como ayer y como ha sido por años, irán a comer un asado a la casa del Abuelo vasco y está buenísimo, quieran, amen y respétenlo, a él, a la Abuela, a los tios, ellos son parte de su familia pero tan sólo les pido que a lo largo del día, piensen un minuto en papá. Yo voy a pensarlos todo el día y en ese momento estaremos unidos…

                Todos los días, papá los va a pensar, a extrañar, a llorar, a llamar, como fue siempre y como siempre será.

                Papá va a estar a mano para lo que necesiten, quizás pasen años para eso, pero las esperas tienen sentido en tanto se terminan.

                Saben, estoy juntando abrazos y ya no me entran en la casa.

                Los amo.