domingo, 1 de mayo de 2011

"La puesta en escena de lo popular. (Cap. V del libro Culturas Híbridas, de Nestor Garcia Canclini)” por Darío Yancán.



Las culturas populares en el capitalismo, constituye un ejemplo de cómo la redefinición de la cultura popular es posible y tiene sentido cuando forma parte de un esfuerzo cognoscitivo más amplio. El objetivo de la investigación de Canclini: ofrecer una interpretación de los conflictos interculturales en el capitalismo, sigue vigente, sólo que ahora las situaciones parecen más exacerbadas y dramáticas. En cualquier caso, la posición personal que se construya hoy en torno a las culturas populares no puede omitir los avances teóricos y metodológicos ya alcanzados. Por ejemplo:

•La constatación de que la diversidad cultural de formas de producir y reproducir, de imaginar y soñar, de nacer, vivir y morir inventadas en el largo tiempo histórico, existen hoy en una relación conflictiva con la forma capitalista que cuenta con varios siglos de existencia y que adquiere múltiples modalidades de actualización.

•La necesaria discusión del término “cultura” y su uso para comprender la manera en que se produce y reproduce lo social.

•La necesidad de una estrategia de estudio capaz de abarcar la producción, circulación y consumo de los objetos, expresiones y prácticas culturales.

•Pensar la cultura como un instrumento para comprender, reproducir y transformar el sistema social, para elaborar y construir la hegemonía de cada clase.

•En este sentido, las culturas populares (más que la cultura popular como totalidad abstracta) son el resultado de una apropiación desigual del capital cultural, de la elaboración propia de sus condiciones de vida y de la interacción conflictiva con los sectores hegemónicos.

•Las culturas populares se constituyen en dos espacios: a) las prácticas laborales, familiares, comunicacionales y de todo tipo con que el sistema capitalista organiza la vida de todos sus miembros; b) las prácticas y formas de pensamiento que los sectores populares crean para sí mismos, para concebir y manifestar su realidad, su lugar subordinado en la producción, la circulación y el consumo.

Hay dos constataciones en el estudio de García Canclini que resultan perturbadoras: el hecho de que el futuro de las culturas populares depende del conjunto de la sociedad y que se requiere una modificación sistemática de todos los medios de producción, circulación y consumo cultural.
“Pero esta reorganización del campo cultural podrá cumplirse cabalmente en una sociedad que no se base en la explotación mercantil de los hombres y de sus obras”.
(García Canclini, 1982, p. 212).

¿Es posible todavía pensar que pueda existir una sociedad diferente? Si el capitalismo y sus transformaciones contemporáneas, apoyadas en los avances científicos y tecnológicos es el escenario en que debemos actuar, qué tipo de acciones culturales resultan adecuadas. ¿Para qué, para quién y con qué fines?

En el libro Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, García Canclini ofrece una visión mucho más sutil y elaborada acerca de la realidad latinoamericana y en los capítulos: “La puesta en escena de lo popular” y “Popular, popularidad: de la representación política a la teatral”, muestra de qué manera lo popular no es algo preexistente sino algo que se construye y cómo las relaciones entre dominantes y dominados son intrincadas y en cada interacción hay lucha, pero también dramatización de las experiencias de la alteridad y el reconocimiento.

Desde esta perspectiva pueden abordarse una serie de situaciones paradójicas:

a)El desarrollo moderno no suprime las culturas populares tradicionales.
b) Las culturas populares y tradicionales ya no representan la parte mayoritaria de la cultura popular.
c) Lo popular no se concentra en los objetos.
d) Lo popular no es monopolio de los sectores populares.
e) Lo popular no es vivido por los sujetos populares como complacencia melancólica con las tradiciones.
f) La preservación pura de las tradiciones no es siempre el mejor recurso popular para reproducirse y reelaborar su situación.

El folclor está constituido por un conjunto de bienes y formas culturales tradicionales, principalmente de carácter oral y local, siempre inalterables¡¡¡. Los cambios son atribuidos a agentes externos, por lo cual se recomienda aleccionar a los funcionarios y especialistas para que “ no desvirtúen el folclor” y “ sepan cuáles son las tradiciones que no hay ninguna razón para cambiar”.

- El folclor, entendido de esta manera, constituye los esencial de la identidad y el patrimonio cultural del país,
- El progreso y los medios modernos de comunicación, al acelerar el “proceso final de desaparición del folclor”, desintegran el patrimonio y hacen “perder su identidad” a los pueblos americanos.

La comprensión de estas paradojas, ilustrada por una serie de ejemplos por García Canclini, puede plantearse como un desafío para cada promotor cultural, obligado a investigar y conocer una gran diversidad de situaciones, porque lo popular no está dado de una vez y para siempre, sino que está dándose cada vez que se
dramatiza lo social.

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