El gran idealista alemán Immanuel Kant desarrolló la noción de "antinomias de la razón pura", cualquier razón inevitablemente cae en la contradicción cuando intenta ir más allá de nuestra experiencia sensata y concreta para dirigirse a cuestiones tales como: ¿Tiene el universo un comienzo, un espacio limitado, una causa inicial, o es infinito? La antinomia se origina porque es posible construir un argumento válido para discutir ambas partes de la cuestión: podemos demostrar de forma conclusa que el universo es finito y que es infinito... Kant argumenta que si este conflicto de la razón no se resuelve, la humanidad cometerá el error de caer en el escepticismo desesperanzador que él llama "eutanasia de la razón pura". Las reacciones a las atrocidades por parte de los musulmanes en las caricaturas danesas sobre Mahoma parecen confrontarnos con una similar antinomia de la razón tolerante: dos historias opuestas que se cuentan en la caricaturas, cada una convincente y bien argumentada sin mediación o reconciliación entre ellas.
Por el otro lado, para los liberales occidentales para los cuales la libertad de prensa es uno de los valores más altos, la cuestión es clara. Aun si rechazamos con disgusto las caricaturas, su publicación no justifica de ninguna forma una muchedumbre violenta y sanguinaria y la estigmatización de un país entero. Algunas compañías ya se han adelantado a las nuevas reglas del juego, entre ellas, Nestlé y Carrefour. Nestlé enfantiza que no usa leche proveniente de vacas danesas en sus productos. La cadena de supermercados francesa Carrefour en Egipto informa a sus "estimados clientes" que para solidarizar con la comunidad islámica "no utilizan productos daneses". El horror de esto es que ambos aceptan la estigmatización de un país entero. Si se va un poco más lejos aún, ¡el presidente esloveno se disculpó con los musulmanes en nombre de la "civilización europea"!
Aquellos que se sintieron ofendidos por las caricaturas deben ir a una Corte y perseguir al injuriador, no tienen que esperar disculpas del Estado. La reacción musulmana ante esto demuestra la evidente falta de compresión del principio de una sociedad civil independiente y subraya el estatus de sagrado que tiene para los musulmanes la escritura (que es por lo cual está prohibido el uso del papel higiénico). La idea de una escritura completamente secularizada es inimaginable en la cultura islámica por no mencionar la montipintonesca caricatura de la "vida de Mahoma". Aquí hay más de lo que parece. Una burla carnavalesca de la divinidad es parte de la religión europea misma, comenzando con los antiguos griegos con sus ridículos rituales a los dioses del Olimpo. No hay nada subversivo o ateo en eso: es una parte inherente de la vida religiosa misma. Para el cristianismo, ¿no es acaso la crucifixión un espectáculo grotesco de blasfemia, cuando se visualiza la imagen de Cristo como rey con la corona de espinas montado a un borrico? Aún más, ¿no hay momentos de ironía carnavalesca en las parábolas y enigmas de Cristo? Y por último pero no menos importante, ¿qué hay sobre las caricaturas anti-semitas y anti-cristianas vulgares y brutales que circulan en la prensa y en los libros de texto en los países musulmanes? ¿Dónde está aquí el respeto por los demás y su religión que ellos le exigen a Occidente?
Por otro lado, un caso no menos convincente se le puede cuestionar a Occidente. Pronto se hizo conocido que el mismo diario danés donde se publicaron aquellas caricaturas de Mahoma, antes había rechazo las caricaturas de Cristo por considerarlas demasiado ofensivas. Además de esto, previo a las manifestaciones públicas, los musulmanes daneses trataron durante meses de dialogar "al estilo europeo" con las autoridades del gobierno, diálogos que fueron rechazados e ignorados. La realidad detrás de todo esto es que el triste hecho de la creciente xenofobia en Dinamarca, señala en fin del mito de la tolerancia escandinava. ¿Y que hay sobre nuestra propias prohibiciones y limitaciones de la libertad de prensa? ¿No es el holocausto nuestro hecho sagrado e intocable? En el mismo momento cuando las protestas musulmanas se estaban tiñendo de furia, David Irving estaba en una cárcel austriaca por expresar sus dudas acerca de la veracidad del holocausto en un artículo publicado quince años atrás, por tal artículo fue condenado a tres años de prisión. Por lo tanto está prohibido en nuestras sociedades liberales dudar del holocausto...
Sin embargo, el liberalismo occidental partisano puede señalar la exagerada reacción hacia las caricaturas, como va emergiendo de forma violenta y sanguinaria y expandiéndose hacia toda Europa u Occidente; indica que las protestas no son "realmente" sobre las caricaturas, sino sobre las humillaciones y frustraciones contra el imperialismo occidental. Los periodistas en las últimas semanas compitieron entre ellos enumerando las "razones verdaderas": la ocupación de los israelíes en Palestina, la insatisfacción con la política pro americana de Musharaf en Pakistán, en antiamericanismo en Irán, etc. El problema con esta excusa es: ¿no es lo mismo para el antisemitismo? No es "realmente" la protesta respecto a los judíos, una protesta desplazada acerca del capitalismo y la explotación. Así que esta causa sólo lo hace peor para los musulmanes: ¿por qué no se dirigen a la verdadera causa?
Algunos grupos respondieron a las caricaturas danesas con sus propias caricaturas ofensivas. En Europa un grupo musulmán distribuyó en internet dibujos de Anna Frank en la cama con Hitler. Hamshari, uno de los diarios que más se venden en Irán anunció su concurso sobre caricaturas acerca del holocausto en respuesta a lo publicado por los diarios europeos sobre las caricaturas del profeta Mahoma. El objetivo es dar vuelta las piezas respecto al alegato de que los diarios puede imprimir cualquier material ofensivo en nombre de la libertad de expresión: "los diarios occidentales imprimieron estas caricaturas sacrílegas basándose en el pretexto de la libre expresión, así que veamos a qué se refieren con esto, e imprimamos caricaturas sobre el Holocausto". Este ejercicio es claramente contraproducente: si realmente creen que las caricaturas danesas de Mahoma fueron un crimen sacrílego que merece el peor castigo; ¿las caricaturas sobre el Holocausto no repetirán el crimen? Sobre el hecho que lo estén haciendo con la excusa de "¡vamos a ver cuán tolerantes son ustedes!" de ninguna forma cambia este hecho. En breve, esta reacción es una prueba de que lo que verdaderamente importa para los ofuscados musulmanes es la lucha por el reconocimiento y el respecto, un sentimiento de humillación y orgullo herido, pero no religioso.
Una prueba más sobre este hecho es la extraña inconsistencia a la referencia que hacen sobre el holocausto. El diario jordano Ad-Duster publicó el 19 de octubre del 2003 una caricatura que retrataba las vías del tren camino al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, con las banderas israelíes en lugar de las nazis, y un cartel que en árabe decía: "La Franja de Gaza o el campo de aniquilación israelí". Esta idea sobre las políticas de Israel hacia los palestinos que han sido comparadas a las acciones nazi contra los judíos contradice extrañamente la negación del holocausto. ¿No estamos siendo testigos de otro ejemplo del chiste evocado por Freud para bosquejar la extraña lógica de los sueños?: 1) Nunca te pedí que me prestaras una tetera. 2) Te devolví rota la tetera. 3) La tetera ya estaba rota cuando me la prestaste. Tal enumeración de argumentos inconsistentes, confirma per negationem lo que se intenta negar, que te devolví una tetera rota... ¿Esa misma inconsistencia caracteriza el modo radical en que los islamistas niegan el holocausto? 1) El holocausto no pasó. 2) El holocausto pasó pero los judíos se lo merecían. 3) Los judíos no se lo merecían, pero perdieron el derecho a quejarse por lo que le hicieron a los palestinos lo que los nazis le hicieron a ellos.
Es, no obstante, fácil ganar puntos en este debate con reveses ingeniosos: ¿qué pasa si las verdaderas caricaturas del Islam son las violentas demostraciones anti-danesas, ofreciendo una imagen ridícula que encaja exactamente con el cliché occidental? El colmo de la ironía, por supuesto, es que la ira de las multitudes musulmanas se vuelve contra Europa, la cual contiene a los anti islamistas, como lo percibía Oriana Falacci como una manera demasiado tolerante hacia el Islam, rindiéndose ante su presión, y en Europa contra Dinamarca, parte del modelo escandinavo de tolerancia. Mientras más tolerante se es con el Islam, peor la presión que habrá sobre ti...
Con el pretexto de las afrentas musulmanas violentas, tropezamos con el límite de la tolerancia liberal y multicultural, con su propensión al auto flagelo y el esfuerzo por "entender" al otro: el otro aquí es un VERDADERO otro, real en su odio. No sólo las fórmulas liberales políticamente correctas sobre las caricaturas eran insultantes e insensibles sino también lo eran las reacciones contra ellas. Lo que demuestra esto es cómo la libertad conlleva responsabilidad y no debe ser abusada. Qué es la "libertad de prensa" sino una nueva versión de la vieja paradoja de la elección forzada: le da a usted libertad de elegir con la condición de que haga la elección correcta; le dan la libertad con la condición de que realmente no la use.
¿Cómo vamos a romper el círculo vicioso de la oscilación interminable entre los pro y los contra que comporta la razón tolerante sobre una inercia debilitante? Hay una sola manera de hacerlo: rechazar los términos en el cual el problema es planteado. Como enfatiza Gilles Deleuze, no hay sólo buenas o malas soluciones a los problemas, hay también buenos y malos problemas. Percibir el problema en su justa medida entre el respeto por los otros versus nuestra propia libertad es en sí mismo una mistificación. No se cuestiona, desde un análisis más detenido, que los dos polos opuestos revelan su secreta solidaridad. El lenguaje del respeto es el lenguaje de la tolerancia liberal: el respeto sólo tiene significado como respeto para aquellos con los cuales NO estoy de acuerdo. Por lo tanto, cuando los musulmanes ofendidos exigen respeto por la otredad, aceptan el marco en el cual está encuadrado el discurso liberal. Por el otro lado, la blasfemia no es sólo una actitud de abominación, de tratar de pegar al otro donde más le duele, al centro mismo de sus creencias. Es un problema religioso en el estricto sentido: funciona dentro del espiral del espacio religioso.
Lo que se advierte en el horizonte si evitamos este camino es un prospecto de pesadilla de una sociedad regulada por un pacto perverso entre los fundamentalistas religiosos y los predicadores políticamente correctos de la tolerancia y el respecto por las creencia de los otros: una sociedad inmovilizada por la preocupación de no herir al otro, no importa cuán cruel y supersticioso es el otro, y en qué rituales cotidianos de "atestiguar" su victimización están comprometidos los individuos.
En los últimos años hubo un debate candente en Eslovenia: ¿Se les debe permitir a los musulmanes (la mayoría trabajadores inmigrantes de la ex Yugoslavia) construir una mezquita en Ljubljana, la capital de Eslovenia? Mientras que los conservadores se oponían por razones culturales, políticas, arquitectónicas; el semanario Mladina, que fue también el único en reimprimir las caricaturas de Mahoma apoyaba su construcción. Y, contrariamente, aquellos que mostraban tener gran "comprensión" por las protestas musulmanas eran los mismos que expresaron su preocupación por la Europa cristiana.
Los conservadores en Eslovenia evocaron un paralelo con un escándalo que ocurrió en ese país un par de años atrás, cuando el grupo de rock Strelnikoff imprimió un afiche anunciando su concierto: la clásica pintura de la Virgen María con Jesús de bebé en su regazo, pero en el afiche se la mostraba a María sosteniendo en vez de un bebé a una rata. El punto con este paralelo era, por supuesto, reprimir las caricaturas que se mofaban del cristianismo, y al mismo tiempo, se notaba que la diferencia en las reacciones de las comunidades religiosas era un argumento para la diferencia de civilizaciones... Por ejemplo, la superioridad de Europa: nosotros, cristianos, nos limitamos a las protestas verbales, mientras que los musulmanes resuelven las cosas con matanzas ...
Esta rara alianza a la que se enfrenta la comunidad europea musulmana con una elección complicada demuestra su paradójica posición: la única fuerza política que no los reduce a ciudadanos de segunda clase, sino que les da un espacio para destacar su identidad, son los ateos "sin Dios" liberales, mientras que aquellos que están más cerca de la práctica religiosa-social son sus grandes enemigos políticos. La paradoja es que, no para aquellos que publicaron primeros las caricaturas, sino para aquellos sin la solidaridad de la libertad de expresión, reimprimieron las caricaturas de Mahoma, son sus verdaderos aliados.
Karl Marx, en su análisis político sobre el caos de la revolución francesa de 1848, señalaba la situación paradójica del partido dirigente autodenominado "Partido del Orden", una coalición formada por las dos alas reales (los leales a los Borbones y los seguidores de Orleáns). No obstante, mientras ninguno de los dos partidos pudieron, por definición, encontrar un común denominador a nivel monárquico (no se puede ser monárquico en general, sino que se debe apoyar una determinada casa real), la única razón por la cual los dos se unieron fue bajo la enseña de un "reino anónimo de la república": la única forma de ser un monárquico en general es ser republicano. ¿Y este análisis no se aplica a la religión también? Aquí, uno no puede ser religioso en general, uno puede creer en algún(os) dios(es) en detrimento de otros. El fracaso de todos los esfuerzos para unir religiones prueba que sólo hay un único camino para volverse religioso en general y es bajo la enseña de la "religión anónima de ateísmo". Como lo demuestra el destino de las comunidades musulmanas en Occidente, es sólo bajo este estandarte que pueden progresar. Sin embargo, hay una especie de justicia poética en el hecho de que todos los lamentos de los musulmanes contra los daneses impíos, a esto le siguiera una violencia sin escala entre los sunnis y los shiites, dos facciones musulmanas en Irak. ¿No es la lección para todos los totalitarismos que en la lucha contra el enemigo externo se produce un quiebre interno y esta lucha se vuelve tarde o temprano contra un enemigo interior?
Luego de todo el escándalo sobre la vuelta "postsecular" de la religión, y sobre los límites del desencanto y la necesidad de descubrir lo sagrado, quizás, lo que verdaderamente necesitamos es una dosis del viejo ateísmo. Aquella ofensa causada por las caricaturas de Mahoma a las comunidades musulmanas nos da otro ejemplo acabado de que las creencias religiosas son forzadas a que se tengan en cuenta. Deplorable como la violencia de las multitudes musulmanas, los cínicos e irreflexivos libertarios occidentales deben aprender su primera lección de ello: los límites del desencanto secular. O al menos nos dicen eso.
¿Es esta la lección que tenemos que aprender particularmente de las muchedumbres asesinas que saquean e incendian en nombre de la religión? Por mucho tiempo nos dijeron que sin religión, se nos reduce a animales egotistas que luchan por su pedazo de tierra, con la única moral que el pacto de los lobos, y que la religión nos puede elevar a un nivel más espiritual. Hoy, cuando la religión está emergiendo como la principal fuente de una violencia brutal alrededor del mundo, uno se cansa de la convicción de que los fundamentalistas cristianos, musulmanes o hindúes son los únicos que están abusando y pervirtiendo el noble mensaje espiritual de su credo. ¿Qué pasa si restauramos la dignidad del ateísmo? ¿Es a lo mejor nuestra única chance por la paz?
Hace más de un siglo Dostoievski nos advirtió en su libro los Hermanos Karamazov sobre el peligro de la moral nihilista y atea: "Si Dios no existe, entonces todo está permitido". El filósofo Andre Glucksmann usó esta frase de Dostoievski para criticar los acontecimientos del 9/11s, lo tituló "Dostoievski en Maniatan". No pudo estar más equivocado: la lección del terrorismo actual es que si existe Dios, entonces todo está permitido, inclusive matar a miles de personas inocentes. Está permitido para aquellos que claman que su acto tiene un vínculo directo con Dios, ya que actúan como instrumentos del deseo de Dios. Entonces un lazo directo con el Todopoderoso justifica cualquier violación humana. Los comunistas estalinistas "impíos" son el mejor ejemplo acabado de esto: todo está permitido ya que ellos son el instrumento directo de su divinidad, en este caso la necesidad histórica del progreso hacia al comunismo.
La fórmula para el cese de la ética del fundamentalismo religioso fue propuesta por San Agustín, quien escribió: "Ama a Dios y haz lo que quieras" (al fin de cuentas las proposiciones significan lo mismo, ya que el amor es Dios). El truco por supuesto es que si realmente amas a Dios, "querrás lo que él quiere", lo que a él le agrada te agradará a ti y lo que le desagrada a él te hará sentir miserable a ti. Por lo tanto no es que puedas "hacer lo que quieras": tu amor a Dios, si es verdadero, garantiza eso, de que lo que hagas seguirá lo más altos estándares éticos. Es un poco como ese chiste que dice: "Mi prometida nunca llega tarde a una cita, porque si llega tarde, no será más mi prometida". Si amas a Dios, puedes hacer lo que quieras, porque cuando haces algún daño, esto en sí mismo es una prueba de que realmente no amas a Dios... No obstante, la ambigüedad persiste, de que no hay garantía, fuera de tu creencia, de que lo que Dios quiere realmente, con la ausencia de estándares externos a tu creencia en el amor a Dios, el peligro siempre está al acecho de que uses el amor a Dios como una legitimación para cometer los actos más horrendos.
Durante la cruzada del rey San Luis, Yves Le Breton, informó que una anciana vagaba por la calle con un plato lleno de fuego en su mano derecha y con un tazón lleno de agua en su mano izquierda. ¿No es esto nuestra experiencia más elemental de la moral? Cuando realizo un buen acto, no lo hago con miras de ganarme un favor de Dios, lo hago de todas formas, y si no pudiera hacerlo, no sería capaz de mirarme en el espejo. Un acto moral es por definición nuestro propio premio. David Hume, un creyente, aclaró este tema de una manera muy mordaz, cuando escribió que la única manera de mostrar respeto por Dios es actuar moralmente ignorando la existencia del mismo.
La historia del ateísmo en Europa, desde la Grecia antigua y los origines de Roma (De rerum natura de Lucrecio) hasta los clásicos modernos como Spinoza, ofrecen una lección en dignidad y coraje. La historia del ateísmo en Europa, más allá de los exabruptos de hedonismo, está marcada por la conciencia amarga de que no existe ninguna autoridad suprema que regule el destino de cada ser humano y que nos garantice un final feliz. Al mismo tiempo, estas doctrinas ateístas se afanan por formular un mensaje de felicidad basado en la premisa de no escapar de la realidad sino aceptarla y encontrar de una manera creativa un lugar en ella. Lo que hace a esta tradición materialista única es que combina la conciencia de la humildad de que no somos maestros del universo, sino parte del todo, expuestos a los giros contingentes del destino, con la buena voluntad de aceptar la carga pesada de la responsabilidad total sobre lo que hacemos con nuestras vidas; cuando las amenazas de catástrofes impredecibles se manifiestan por todos lados, ¿no es acaso esta una actitud sumamente necesaria hoy?
Tiempo atrás hubo un debate candente en Europa sobre si en la Constitución europea debía ser mencionado el Cristianismo como un elemento fundamental del legado europeo. Como es usual, se llegó a un arreglo donde junto con el Cristianismo fueron mencionados el Judaísmo y el Islamismo como parte de un legado antiguo. No obstante, ¿dónde se mencionó el legado más moderno de Europa, el ateísmo? Lo que hace moderna a Europa es que es la única civilización donde se acepta como una opción legitima al ateísmo para un puesto público. Este es el legado de Europa por el que más vale la pena luchar.
Mientras que un verdadero ateo no tiene necesidad alguna de fomentar su posición por medio de declaraciones blasfemas hacia los creyentes, también se rehúsa a reducir el problema de las caricaturas de Mahoma a una cuestión de respetar las creencias del otro. Respeto por la creencia de los otros como un valor supremo puede significar dos cosas: o tratamos al otro de una manera condescendiente y evitamos herirlo para no arruinar sus ilusiones, o adoptamos la postura relativista del régimen de "múltiples verdades". ¿Qué pasaría si sometiéramos al Islam -junto con las otras religiones- a un análisis crítico, que sea respetuoso pero no por eso menos duro? Esto y sólo esto es la única forma de mostrar un verdadero respeto por los musulmanes: tratarlos como adultos serios y responsables por sus creencias.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Antinomias de la razón tolerante por Slavoj Zizek
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ESTADIO ACTUAL,
MODERNIDAD
Publicado por DARÍO YANCÁN en 2:33
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