viernes, 3 de agosto de 2007

De la diferencia.


"Al llegar a la esquina, miro los carteles indicadores de las calles, estoy en Arid y Santos Días. Decido continuar dos calles más. Llego a la esquina de Arid y Santos Días. Otra calle y estoy en Arid y Santos Días, sigo y Arid y Santos Días, otra, Arid y Santos Días, Arid y Santos Días, Arid y Santos Días, Arid y Santos Días, ... creo que todo da igual, siempre estaré en el mismo lugar..."


Nos sería difícil concebir la ciudad sin poder diferenciar los distintos lugares, sería un eterno retorno al mismo sitio. Daría lo mismo cualquier posición, cualquier calle, cualquier esquina, cualquier casa. Todas y ninguna sería mi casa, las serían todas o no tendría ninguna. Yo sería mi vecino o aquel otro ciudadano.

¡ No...yo soy esto, soy diferente a mi vecino. Soy un individuo, una individualidad. Soy una identidad !!!.

Así me reconozco en el vecino que es mi diferente. Dado que él es alto, puedo decir que yo soy bajo. Me da una referencia. La presencia del otro diferente, finalmente me da sentido de ser.
El esfuerzo por tener un lugar seguro para una identidad, a veces nos sumerge en la ingenuidad o en el suicido.
Digo ingenuidad porque creer que el eliminar la diferencia, al diferente, al que no se encuentra en el mismo punto de pensamiento que yo, para cuidar mi lugar seguro, me va a permitir estar a salvo de ver evidenciadas mis falencias en el espejo de la crítica, de la crítica de su sola existencia.
Digo suicidio porque si arraso la diferencia, me arraso a mi mismo. Pierdo parámetro de comparación, ya no se si estoy abajo, arriba, a la derecha o a la izquierda, pierde sentido saberme hombre o mujer si no existe la contraparte.
Puedo repetir el proceso de Genocidio Argentino y producir la limpieza étnico - política de todo pensamiento diferente en pos de forzar una supuesta UNIDAD. En realidad no me quedaría la paz de la UNIDAD... sólo estaré en el vacío.


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