jueves, 19 de noviembre de 2009
"SOMOS MALOS VOLUNTARIAMENTE " por Hannah Arendt.
Etiquetas:
ANTROPOLOGÍA,
FILOSOFÍA,
MODERNIDAD
Es absurdo decir que
el asesino va contra la naturaleza.
La crueldad es uno de los sentimientos
más naturales al hombre:
es el deseo de ejercer sus fuerzas.
Marqués de Sade
La pregunta que está en juego aquí es si la maldad (o la bondad) son connaturales al hombre o si dependen de factores externos como la educación, el entorno social, las relaciones que establecemos, etc. En una palabra, queremos saber si el “mal” es parte de la naturaleza o de la cultura. Intento de definición del mal:
* Es lo que destruye conscientemente la vida.
* Es cualquier tipo de violencia que causa sufrimiento.
* Es el otro como rival.
* Es negar a otro su humanidad.
Intentemos relacionar la idea de mal con la de libertad y responsabilidad, que es la que aparece en un libro fundamental de la cultura occidental: la Biblia.
¿El mal es obra de una voluntad perversa y/o ignorante o es una tendencia natural?
Podemos partir de dos puntos de vista:
1) Si el hombre es libre, ¿por qué elegiría deliberadamente el mal? ¿Será que el mal le provoca un cierto gozo, o más bien por falta de conocimiento del bien? En otras palabras, ¿es por ignorancia o por crueldad que causamos mal? O, para decirlo de otra manera: ¿la maldad es natural, innata, instintiva, producto de un trauma o, por el contrario, voluntaria, es decir consciente y libremente decidida, como cuando un crimen es calificado de premeditado?
2) ¿Y si finalmente todas las atrocidades que concebimos como distintas manifestaciones del mal, no fueran más que la expresión de tendencias universales, —ocultas en lo más hondo del cuerpo, del alma y de la mente de todo ser humano—, que sólo buscan terreno fértil, es decir una coyuntura social, política, ideológica y psicológica para manifestarse en toda su desnudez?
¿El mal es siempre relativo o existe una forma absoluta del mal? Es decir, ¿cada mal particular no supone implícitamente la referencia a un criterio absoluto del mal? ¿Y la idea del mal es relativa a una cultura, a una época, a un individuo, o existe un criterio del mal que trasciende todos estos particularismos? Lo cierto es que al relativizar los actos injustos o crueles parecería que estamos excluyendo la posibilidad de condenar radicalmente algunos de ellos, que son evidentemente inaceptables. Dejemos por el momento esta idea del mal absoluto, aunque quizá el concepto de crimen contra la humanidad nos pueda dar algunas pistas.
¿Quizá el mal sólo existe para darle consistencia al bien?
Tratemos de llegar a una definición por la vía positiva: quizá sea sólo a partir de la idea de mal adquiere sentido la idea de bien. ¿Y si el bien no fuera más que una lucha indefinida contra al mal, es decir contra aquello que, en nosotros y fuera de nosotros, se opone al desarrollo de la conciencia: prejuicios, tendencias pulsionales que nos impiden reconocer la conciencia en los demás y en nosotros mismos.
¿El mal por el mal?
La declaración « Nadie es malo voluntariamente» pretende establecer una verdad universal: que ningún ser humano es capaz de maldad. (En el diccionario se define el mal como una tendencia o inclinación natural a hacer el mal). Es cierto que es difícil aceptar esta afirmación cuando vemos a criminales que llevan a cabo asesinatos premeditados y a sangre fría. Sin embargo, los optimistas afirman que cuando un individuo hace un mal para otros es porque espera un bien para sí mismo, por lo que bastaría con convencer a todo criminal en potencia que su bien puede ser alcanzado por otras vías para que dejara en paz a sus semejantes. Esta postura parte de la idea de que el mundo puede ser un lugar pacífico y armónico. Sin embargo, no es evidente que el bien de unos ahorre mal a los otros. Lo que sí es importante es tomar en cuenta que el adjetivo “malvado” siempre es emitido desde la perspectiva de la víctima, y también hay que preguntarse sobre la parte de voluntad y de libertad de aquellos que, se dice, cometieron el mal.
El hombre que hace daño a sus semejantes espera siempre un bien para sí mismo. Ni siquiera el peor de los sádicos quiere el mal por el mal, sino porque goza con el sufrimiento que impone a sus víctimas. Esto queda claro en el proceso de Gilles de Rais, relatado por Bataille (un aristócrata homosexual que estrangulaba a los pequeños limosneros después de violarlos. En su proceso afirma: “lo hice sólo por placer, por deseo carnal” y se presenta como un esclavo de la necesidad de matar (tomemos en cuenta que había sido guerrero y que años antes sus actos no hubieran sido juzgados). A veces el gozo está relacionado con la tentación de libertad.
Los reformadores políticos siempre pensaron que una organización social más justa volvería a los hombres más fraternales. El proyecto del Contrato Social de Rousseau pretende unir a los ciudadanos de tal manera que la única felicidad que experimenten sea la de todos y así mejoren su comportamiento. Otros reformadores, como el Maqués de Beccaria (S XVIII), esperan erradicar la criminalidad con el adoctrinamiento. Foucault cuenta cómo esperaba utilizar todos los recursos de lo que hoy se conoce como propaganda (escuelas, iglesias…) para crear en el individuo un reflejo mental que asociara a cada idea de infracción la pena que le correspondía.
Antes y después de ellos, todos los filósofos racionalistas —empezando por Sócrates— subrayan que lo único que busca el hombre es el bien. Es suficiente con mostrar los múltiples males que acompañan a un crimen para desanimar a los hombres, al menos a aquellos que quieran ser sabios. El sabio se abstiene de cometer crímenes no por miedo al castigo, sino porque sabe que no hay felicidad sin serenidad mental, y sabe que el que hace daño debe temer no sólo las consecuencias en su sueño sino también los tormentos de su conciencia a la hora de su muerte.
La moral de los resentidos
En Más allá del bien y del Mal, y en la Genealogía de la moral, Nietzsche analiza dos escalas de valores, que corresponden a dos tipos de hombres: por un lado los creadores y por el otro los resentidos. En los primeros domina la fuerza de la afirmación: califican como “bueno” su ser y sus actos. Estos individuos no necesitan compararse con otros para reafirmar sus valores, ni comparar sus actos con valores tradicionales que se presentan como modelos. Para ellos “bueno” califica la actividad y el gozo que se experimentan en el uso de la fuerza.
Nietzsche señala que el origen mismo del lenguaje está relacionado con un acto de autoridad de los poderosos; nombrar es una forma simbólica de decidir la suerte de los demás: Los aristócratas de la existencia empiezan por llamarse a sí mismos “buenos”, “nobles” “verdaderos”. O sea que los hombres nobles sacan de su propio yo la idea de lo bueno y sólo después crean la idea de lo malo. Lo propio de la aristocracia es desconocer lo que desprecia. Es demasiado indiferente para que su desprecio por los demás se transforme en verdadera caricatura (cosa que no sucede con la otra manera de oponer lo “malo” a lo “bueno”: la de los resentidos. Estos “nobles” tenían un código de conducta “noble” entre ellos; pero hacia los demás eran verdaderos bárbaros).
El otro código de conducta es “la moral de los esclavos”: emana de las víctimas reales o potenciales, de los débiles, de los que no se sienten fisiológicamente capaces de triunfar contra esa fuerza que cae sobre ellos. Esta “contramoral” emana en primer lugar de los “sacerdotes”, meditativos, los más alejados de los robustos guerreros. Aquel que desarrolla una mentalidad de víctima empieza por concebir a su enemigo como “malvado” y se opone a él como “bueno”. Esta calificación es pues, posterior; surge para compensar un sentimiento de impotencia; ésta es la reacción de los resentidos, que no saben digerir los fracasos. Esta moral “opone desde el principio un “no” a lo que forma parte de ella, a lo que es diferente… y ese “no” es su acto creador”.
“Es bueno quien no hace violencia contra nadie, no ofende a nadie, no ataca ni toma represalias y deja a Dios que se ocupe de la venganza. Aquel que se mantiene oculto como nosotros, evita enfrentarse con el mal y por lo demás espera pocas cosas de la vida como nosotros, los pacientes, los humildes y los justos”. Pero, dice Nietzsche, exigir de una fuerza que no se manifieste como tal es tan absurdo como pedir a la debilidad que se manifieste como fuerza. Pero así es como procede la moral de los sacerdotes y los esclavos: condenando como “malo” al fuerte que ejerce su fuerza y recomendándole ser bueno a la manera de los débiles. Inventan la idea del sujeto libre que tendría la decisión de manifestar o no su fuerza.
Para Nietzsche el sujeto “es” fuerte en el momento de actualizar su fuerza, no por tener la potencialidad. Afirma que la teoría de la libertad fue inventada para crear los castigos: “Se ha considerado al hombre como un ser libre sólo para que pueda ser juzgado y condenado”. Esto también permitió a los débiles desarrollar una mentira sobre sí mismos y hacer pasar la impotencia por una virtud de paciencia y abnegación; se presentan como seres que eligen no responder al mal con mal. Así se fabricó el ideal del buen cristiano: convirtiendo la impotencia en bondad, la cobardía en virtud, la sumisión en obediencia. O sea que para la moral del resentimiento, existen los malvados y actúan voluntariamente. Son responsables y culpables. La moral nietszcheana se opone radicalmente a esta interpretación: cada uno actúa como puede y no puede actuar de otra manera. Sólo el entrenamiento operado por la cultura puede convertir a una bestia en artista. Cuando hoy lamentamos los crímenes de un “monstruo sanguinario” es porque la cultura fracasó en su proceso de entrenamiento. Pero los monstruos son raros; son mucho más comunes y potencialmente más peligrosos aquellos que sólo han aprendido a obedecer órdenes sin reflexionar. Nietzsche odia a estos hombres de la manada.
La maquinaria totalitaria y la banalidad del mal
Más allá de las eternas disputas para determinar si Nerón, Calígula, Stalin o Hitler ejercieron su libertad, las masacres del siglo XX, en particular las nazis, nos muestran que no hubieran sido posibles sin la complicidad de una nación y una buena cantidad de funcionarios de los países anexados. A partir de las declaraciones de Eichmann cuando es procesado en Jerusalem, Hanna Arendt subraya la maldad temible bajo el dócil profesionalismo de los ejecutantes. De hecho, la categoría “Crimen contra la humanidad” fue inventada para poder restituirles su calidad de asesinos a todos aquellos que se contentaron con aplicar dócilmente las leyes que llevaron al genocidio. Se trata de alertar la conciencia del hombre medio que siempre corre el riesgo de ser “cómplice por debilidad, por blandengue o por una falsa interpretación de sus deberes de Estado” (Finkielkraut; La memoria vana).
La conciencia tranquila del buen funcionario es quizá la figura más temible pues es la menos sospechosa de malignidad. Las declaraciones de Eichmann ilustran esto: él confiesa haber matado sin emoción y torturado sin placer. No tenía más móvil que obedecer las órdenes del Reich. Hannah Arendt señala que hubiera sido más fácil aceptar la inmensidad del crimen si hubiera venido de un monstruo. Lo más escalofriante del genocidio es saber que fue organizado y orquestado por individuos normales, “buenos padres de familia”, “buenos trabajadores” y “buenos ciudadanos”. La máquina totalitaria pone en marcha un operativo colectivo que erradica toda forma de pensamiento personal y asegura una forma perversa del mal: su banalización. Las órdenes de exterminio son dictadas a una categoría de individuos, pero el conjunto no se inmuta. Lleva a cabo tranquilamente su trabajo y se duerme sin mala conciencia. Nadie se ve como malvado. Todos son llevados por el sistema.
A modo de conclusión
La trayectoria de la reflexión nos ha enseñado a desconfiar de las calificaciones de “bueno” y “malo” puesto que aquel que ha sido señalado como “bueno” en un sistema de evaluación puede ser denunciado como “malo/malvado” en otro. El juicio individual parece estar prisionero de un perspectivismo del que podría no salir si aceptamos, con Nietzsche, que todo pensamiento es el síntoma de la fuerza o de la debilidad congénita del que piensa. Sin embargo, la idea de la banalidad del mal en los sistemas totalitarios nos obliga a valorar el juicio auténticamente individual como un muro que protege de toda renuncia a uno mismo, dado que el mal más masivo de la historia fue ejecutado por la masa de subalternos sin maldad ni voluntad personal de asesinar, pero con una docilidad y un conformismo espeluznantes.
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"EL PODER TIENE MIEDO DE INTERNET" Entrevista a Manuel Castells.
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ENTREVISTAS,
MODERNIDAD
"Si alguien ha estudiado las interioridades de la sociedad de la información es el sociólogo Manuel Castells (Hellín, 1942). Su trilogía La era de la información: economía, sociedad y cultura ha sido traducida a 23 idiomas. Es uno de los primeros cerebros rescatados: volvió a España, a dirigir la investigación de la Universitat Oberta de Catalunya, en 2001, después de haber investigado e impartido clases durante 24 años en la Universidad de California, en Berkeley. Una de sus investigaciones más reciente es el Proyecto Internet Cataluña, en el que durante seis años ha analizado, mediante 15.000 entrevistas personales y 40.000 a través de la Red, los cambios que Internet introduce en la cultura y la organización social, y acaba de publicar, con Marina Subirats, Mujeres y hombres, ¿un amor imposible? (Alianza Editorial), donde aborda las consecuencias de estos cambios.
¿Esta investigación muestra que Internet no favorece el aislamiento, como muchos creen, sino que las personas que más chatean son las más sociables.?
Sí. Para nosotros no es ninguna sorpresa. La sorpresa es que ese resultado haya sido una sorpresa. Hay por lo menos 15 estudios importantes en el mundo que dan ese mismo resultado. ¿Por qué cree que la idea contraria se ha extendido con éxito? Los medios de comunicación tienen mucho que ver. Todos sabemos que las malas noticias son más noticia. Usted utiliza Internet, y sus hijos, también; pero resulta más interesante creer que está lleno de terroristas, de pornografía... Pensar que es un factor de alienación resulta más interesante que decir: Internet es la extensión de su vida. Si usted es sociable, será más sociable; si no lo es, Internet le ayudará un poquito, pero no mucho. Los medios son en cierto modo la expresión de lo que piensa la sociedad: la cuestión es por qué la sociedad piensa eso.
¿Por miedo a lo nuevo?
Exacto. Pero miedo, ¿de quién? De la vieja sociedad a la nueva, de los padres a sus hijos, de las personas que tienen el poder anclado en un mundo tecnológica, social y culturalmente antiguo, respecto de lo que se les viene encima, que no entienden ni controlan y que perciben como un peligro, y en el fondo lo es. Porque Internet es un instrumento de libertad y de autonomía, cuando el poder siempre ha estado basado en el control de las personas, mediante el de información y comunicación. Pero esto se acaba. Porque Internet no se puede controlar.
Vivimos en una sociedad en la que la gestión de la visibilidad en la esfera pública mediática, como la define John J. Thompson, se ha convertido en la principal preocupación de cualquier institución, empresa u organismo. Pero el control de la imagen pública requiere medios que sean controlables, y si Internet no lo es...
No lo es, y eso explica por qué los poderes tienen miedo de Internet. Yo he estado en no sé cuántas comisiones asesoras de gobiernos e instituciones internacionales en los últimos 15 años, y la primera pregunta que los gobiernos hacen siempre es: ¿cómo podemos controlar Internet? La respuesta es siempre la misma: no se puede. Puede haber vigilancia, pero no control.
Si Internet es tan determinante de la vida social y económica, ¿su acceso puede ser el principal factor de exclusión?
No, el más importante seguirá siendo el acceso al trabajo y a la carrera profesional, y antes el nivel educativo, porque, sin educación, la tecnología no sirve para nada. En España, la llamada brecha digital es por cuestión de edad. Los datos están muy claros: entre los mayores de 55 años, sólo el 9% son usuarios de Internet, pero entre los menores de 25 años, son el 90%.
¿Es, pues, sólo una cuestión de tiempo?
Cuando mi generación haya desaparecido, no habrá brecha digital en el acceso. Ahora bien, en la sociedad de Internet, lo complicado no es saber navegar, sino saber dónde ir, dónde buscar lo que se quiere encontrar y qué hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educación. En realidad, Internet amplifica la más vieja brecha social de la historia, que es el nivel de educación. Que un 55% de los adultos no haya completado en España la educación secundaria, ésa es la verdadera brecha digital.
En esta sociedad que tiende a ser tan líquida, en expresión de Zygmunt Bauman, en que todo cambia constantemente, y que cada vez está más globalizada, ¿puede aumentar la sensación de inseguridad, de que el mundo se mueve bajo nuestros pies?
Hay una nueva sociedad que yo he intentado definir teóricamente con el concepto de sociedad-red, y que no está muy lejos de la que define Bauman. Yo creo que, más que líquida, es una sociedad en que todo está articulado de forma transversal y hay menos control de las instituciones tradicionales.
¿En qué sentido?
Se extiende la idea de que las instituciones centrales de la sociedad, el Estado y la familia tradicional, ya no funcionan. Entonces se nos mueve todo el suelo a la vez. Primero, la gente piensa que sus gobiernos no la representan y no son fiables. Empezamos, pues, mal. Segundo, piensan que el mercado les va bien a los que ganan y mal a los que pierden. Como la mayoría pierde, hay una desconfianza hacia lo que la lógica pura y dura del mercado le pueda proporcionar a la gente. Tercero, estamos globalizados; esto quiere decir que nuestro dinero está en algún flujo global que no controlamos, que la población se ve sometida a unas presiones migratorias muy fuertes, de modo que cada vez es más difícil encerrar a la gente en una cultura o en unas fronteras nacionales.
¿Qué papel desempeña Internet en este proceso?
Por un lado, al permitirnos acceder a toda la información, aumenta la incertidumbre, pero al mismo tiempo es un instrumento clave para la autonomía de las personas, y esto es algo que hemos demostrado por primera vez en nuestra investigación. Cuanto más autónoma es una persona, más utiliza Internet. En nuestro trabajo hemos definido seis dimensiones de autonomía, y hemos comprobado que cuando una persona tiene un fuerte proyecto de autonomía, en cualquiera de esas dimensiones, utiliza Internet con mucha más frecuencia e intensidad. Y el uso de Internet refuerza a la vez su autonomía. Pero, claro, cuanto más controla una persona su vida, menos se fía de las instituciones.
Y mayor puede ser su frustración por la distancia que hay entre las posibilidades teóricas de participación y las que ejercen en la práctica, que se limitan a votar cada cuatro años, ¿no cree?
Sí, hay un desfase enorme entre la capacidad tecnológica y la cultura política. Muchos municipios han puesto puntos Wi-Fi de acceso, pero si al mismo tiempo no son capaces de articular un sistema de participación, sirven para que la gente organice mejor sus propias redes, pero no para participar en la vida pública. El problema es que el sistema político no está abierto a la participación, al diálogo constante con los ciudadanos, a la cultura de la autonomía, y, por tanto, estas tecnologías lo que hacen es distanciar todavía más la política de la ciudadanía.
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"REDACTED" de Brian De Palma.
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PELICULA.
Muchisimo hemos visto...y muchísimo nos han contado.
Pero la construcción de la verdad no depende sólo de ver y oir,
depende de NUESTRO procesamiento.
Hannah Arendt la llamó LA BANALIDAD DEL MAL,
y en ella, aparte de Eichmann, entraba toda la concepción
nazi de la vida.
Creo que se debería colocar un apelativo al
sentir del norteamericanismo!.
Tómense, si pueden 1:26 hs. y vean esta pelicula...
Les aseguro que no les recomiendo Hollywood.
Pero la construcción de la verdad no depende sólo de ver y oir,
depende de NUESTRO procesamiento.
Hannah Arendt la llamó LA BANALIDAD DEL MAL,
y en ella, aparte de Eichmann, entraba toda la concepción
nazi de la vida.
Creo que se debería colocar un apelativo al
sentir del norteamericanismo!.
Tómense, si pueden 1:26 hs. y vean esta pelicula...
Les aseguro que no les recomiendo Hollywood.
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DARÍO YANCÁN
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martes, 17 de noviembre de 2009
"MANIFIESTO PUTA" por Beatriz Espejo
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DERECHO,
DISCRIMINACIÓN,
SEXUALIDAD
El sexo soporta tiranías y abusos de todo tipo sobre los que se sostienen gobiernos, estados y la propia identidad del individuo. Por eso..., ¿te has preguntado si tus decisiones sexuales son libres o están moldeadas por la conveniencia de otros?¿Es el amor una aspiración idílica o un arquetipo tramposo y peligroso?¿Es la promiscuidad una guarrada o una fuente de cultura y sabiduría sexual?¿Comprar o vender sexo es una esclavitud o un pacto legítimo y honesto?¿Es el feminismo institucional liberador de la mujer o castrador de la pluralidad femenina?¿Nos defienden aquellos que se presentan como liberadores o simplemente se unen a otros sectores de la sociedad donde el integrismo sexual es ley?¿Existe la libertad para decidir o lleva impreso el copyright de las siglas del partido político de turno?Manifiesto Puta da la vuelta a los conceptos y nos presenta la promiscuidad y la prostitución como un valor legítimo y deseable. Este ensayo supone una crítica absolutamente implacable hacia aquellos que defienden la castrante dignidad de entrepierna, vulgar excusa con la que se sigue fomentando el molde sexista, tiránico y miserable sobre el que se ha construido la sexualidad tal y como la conocemos.Manifiesto Puta es toda una declaración de principios que pretende remover los cimientos sobre los que está construida nuestra sociedad. Y EL MUNDO YA NO TE PARECERÁ EL MISMO. Bea Espejo nos adentra con este ensayo en una visión inédita de la sexualidad, el género, la prostitución y la promiscuidad. Si hasta ahora la moral y las costumbres han servido para doblegar voluntades, tras este ensayo la sexualidad pasa a tener una dimensión inesperada.Los estigmas y discriminaciones, las persecuciones por sexo y el sentimiento de culpa son sustituidos por una percepción autocomplaciente y hedonista.“TODOS Y TODAS SOMOS PUTAS”, por eso es tan importante la reivindicación de la sexualidad autogestionada e insumisa.Ahora las putas promiscuas hablamos, por tanto, que tiemblen aquellos que perpetúan persecuciones tras años de tiranías antisexuales, pues el Manifiesto Puta es un arma destinada a combatir la basura de los prejuicios donde quiera que se encuentren.
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DARÍO YANCÁN
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sábado, 14 de noviembre de 2009
!ADIOS LEÓNIDAS LAMBORGHINI" en sus Poemas..
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ADIOS
Por donde renacerá la parodia...
El saboteador arrepentido
Oh Máquina de los Recuerdos
y esta música traqueteante
renace, que aún vive, que aún persiste
de los batanes.
Gran Cuarto de los zurcidos
bajo el tribunal de las telas en crudo
en otoño nací.
¿Mi destino estaba sellado?
cuando la más vieja de las zurcidoras
—toca en mis sienes con su resplandeciente
aguja especializada—
dijo
—Dirigirá esta fábrica
toda la producción
pasando por sus manos.
Entonces me erguí
mitad empleado - mitad obrero
sólo como un monstruo sabría hacerlo
y trozos aún del cascarón textil
lo alcancé bien y comprendiendo que
aquello era
sentencia
angustia fabril
y dolor de conflictos en la mano de obra
Huyendo por debajo de las mesas
revisadoras
describo inverosímiles curvas
económicas
avisé apresurado en las paredes
YO NO SOY TÉCNICO YO NO SOY TÉCNICO
—¿Qué es esto?
Hasta que el fabricante disfrazado
de patrón
vistiendo su más fino casimir
su más peinado hábito
me envuelve con su cola y aquí
me deposita:
—Éste es tu nuevo puesto
San Andrés caminaba
con altas botas de goma
ese invierno.
Bajo lluvias continuas, localidad
sintió sobre sus tierras
motores y patas de telares.
Yo era control
y era el Alto Parlante voz de mando
infundiendo valor a mis peones
tratando de tomar por asalto los galpones
vacíos.
Caudillo entre mi gente
en medio de tan ruda batalla
soy derribado
al tiempo que mis hombres
conseguían entrar sobre grandes rodillos
entonces
sobreponiéndome
alcanzo a defender con victoria
toda esa época
la bandera del capital ajeno.
Una primavera me sorprende
y el mover de este pueblo.
El ruido se hizo carne y habitó entre nosotros:
Yo, el ubicuo gerente
devine popular:
coordino y distribuyo los trabajos
tomo y obligo.
Oh Ilusión Ilusión
nada de esto es lo mío.
Como estafado corrí a la comunicación
telefónica
en lo templado del sol nace el deseo
argumenté en favor de una más alta calidad
Casa Central yo necesito
una pantera de solapados hábitos.
El rugido de los 2 pichones semi-diesel
saludó su llegada
subida a ese montículo
entonces
me prendé de unos grandes repollos azules
marcados sobre sus blancas carnes.
He aquí mi amor
he aquí mi primera vista.
Capataza.
Astutos simularíamos trabajar en el fichero
las últimas horas
la oficina será nuestra mejor aliada
ella
inclinándonos así
el uno sobre el otro en secretos.
No quiero
estar ya más para las estadísticas
para el activo contador
y el complejo mecánico reventaron
rechiflados de sed verano tus días
y los obreros queriendo trabajar
emborrachándose
bajo la chapa ardiente
cuando
la perra patronal
negra, colérica ladrante, amenazó:
—Castigos sin indemnización.
Tu pereza y la mía únicas privilegiadas
no obstante tácito acuerdo pactan
así destruir la fabricación occidental
desde entonces
tejiéndonos en horario descorrido
hasta el anochecer
Hasta que la sospecha se adueñó de vosotros
hasta que todas vuestras sospechas
confirmasteis
hasta que mi cansancio frente a vos y
la industria
en mitad
del capital problemas de las mermas
disparado a
tocar los senos de la pequeña Maruska.
Que además crecieron los celos
yo, sabiéndome tu cornudo inolvidable de una
vez
para siempre
no conforme
hasta escupirte el rostro
ante el congreso de partidarias zurcidoras.
En la sombra
lejos del industrial ruido
me arrodillo junto al lecho de la pequeña
Maruska
toco sus senos a punto de nacer
sentir
sentir
de la antigua pureza ese relámpago.
Y el que había desatado
la corrupción desorganizadora
creyó llegado ahora el colmo
quiso salvar mas ya era tarde e impotente
vio sin la antigua alegría
—saboteador arrepentido—
bajar, bajar el nivel
y el Costo
ir hacia lo Altísimo.
El solicitante descolocado
Desempleado
buscando ese mango hasta más no poder
me faltó la energía la pata ancha
aburrido hace meses, la miseria
busco ahora trabajo en la era cómica
dentro o fuera del ramo
si es posible.
Todos los días abro el mundo
un jardín de esperanzas
en la sección empleados
voy clasificándome
atento
este aviso me pide.
Entonces
a escribir con pasión y buena letra
adherido con lealtad
—ser claro—
escucho el ruego del ruiseñor
uniendo lo primitivo a lo culto
la inspiración a la escuela
trato de seducir
con mis antecedentes.
Solicitud detállame
el que suscribe
práctico en desorganizar
está deseando
ganarse un pan en tu establecimiento
hombre de empresa
casilla de correos.
El saboteador arrepentido
En mi rostro está escrita la aceptada
renuncia
tanto vil ostracismo
después supe
el trabajo es salud, es factor
dignifica
y lo otro es el crimen
la poesía maldita
Yo era el brazo derecho ahora no soy nada
Esta guitarra cae ya
volcada de mi alma
su última nota
espera.
Oh Máquina de los Recuerdos
y esta música traqueteante
renace, que aún vive, que aún persiste
de los batanes.
Gran Cuarto de los zurcidos
bajo el tribunal de las telas en crudo
en otoño nací.
¿Mi destino estaba sellado?
cuando la más vieja de las zurcidoras
—toca en mis sienes con su resplandeciente
aguja especializada—
dijo
—Dirigirá esta fábrica
toda la producción
pasando por sus manos.
Entonces me erguí
mitad empleado - mitad obrero
sólo como un monstruo sabría hacerlo
y trozos aún del cascarón textil
lo alcancé bien y comprendiendo que
aquello era
sentencia
angustia fabril
y dolor de conflictos en la mano de obra
Huyendo por debajo de las mesas
revisadoras
describo inverosímiles curvas
económicas
avisé apresurado en las paredes
YO NO SOY TÉCNICO YO NO SOY TÉCNICO
—¿Qué es esto?
Hasta que el fabricante disfrazado
de patrón
vistiendo su más fino casimir
su más peinado hábito
me envuelve con su cola y aquí
me deposita:
—Éste es tu nuevo puesto
San Andrés caminaba
con altas botas de goma
ese invierno.
Bajo lluvias continuas, localidad
sintió sobre sus tierras
motores y patas de telares.
Yo era control
y era el Alto Parlante voz de mando
infundiendo valor a mis peones
tratando de tomar por asalto los galpones
vacíos.
Caudillo entre mi gente
en medio de tan ruda batalla
soy derribado
al tiempo que mis hombres
conseguían entrar sobre grandes rodillos
entonces
sobreponiéndome
alcanzo a defender con victoria
toda esa época
la bandera del capital ajeno.
Una primavera me sorprende
y el mover de este pueblo.
El ruido se hizo carne y habitó entre nosotros:
Yo, el ubicuo gerente
devine popular:
coordino y distribuyo los trabajos
tomo y obligo.
Oh Ilusión Ilusión
nada de esto es lo mío.
Como estafado corrí a la comunicación
telefónica
en lo templado del sol nace el deseo
argumenté en favor de una más alta calidad
Casa Central yo necesito
una pantera de solapados hábitos.
El rugido de los 2 pichones semi-diesel
saludó su llegada
subida a ese montículo
entonces
me prendé de unos grandes repollos azules
marcados sobre sus blancas carnes.
He aquí mi amor
he aquí mi primera vista.
Capataza.
Astutos simularíamos trabajar en el fichero
las últimas horas
la oficina será nuestra mejor aliada
ella
inclinándonos así
el uno sobre el otro en secretos.
No quiero
estar ya más para las estadísticas
para el activo contador
y el complejo mecánico reventaron
rechiflados de sed verano tus días
y los obreros queriendo trabajar
emborrachándose
bajo la chapa ardiente
cuando
la perra patronal
negra, colérica ladrante, amenazó:
—Castigos sin indemnización.
Tu pereza y la mía únicas privilegiadas
no obstante tácito acuerdo pactan
así destruir la fabricación occidental
desde entonces
tejiéndonos en horario descorrido
hasta el anochecer
Hasta que la sospecha se adueñó de vosotros
hasta que todas vuestras sospechas
confirmasteis
hasta que mi cansancio frente a vos y
la industria
en mitad
del capital problemas de las mermas
disparado a
tocar los senos de la pequeña Maruska.
Que además crecieron los celos
yo, sabiéndome tu cornudo inolvidable de una
vez
para siempre
no conforme
hasta escupirte el rostro
ante el congreso de partidarias zurcidoras.
En la sombra
lejos del industrial ruido
me arrodillo junto al lecho de la pequeña
Maruska
toco sus senos a punto de nacer
sentir
sentir
de la antigua pureza ese relámpago.
Y el que había desatado
la corrupción desorganizadora
creyó llegado ahora el colmo
quiso salvar mas ya era tarde e impotente
vio sin la antigua alegría
—saboteador arrepentido—
bajar, bajar el nivel
y el Costo
ir hacia lo Altísimo.
El solicitante descolocado
Desempleado
buscando ese mango hasta más no poder
me faltó la energía la pata ancha
aburrido hace meses, la miseria
busco ahora trabajo en la era cómica
dentro o fuera del ramo
si es posible.
Todos los días abro el mundo
un jardín de esperanzas
en la sección empleados
voy clasificándome
atento
este aviso me pide.
Entonces
a escribir con pasión y buena letra
adherido con lealtad
—ser claro—
escucho el ruego del ruiseñor
uniendo lo primitivo a lo culto
la inspiración a la escuela
trato de seducir
con mis antecedentes.
Solicitud detállame
el que suscribe
práctico en desorganizar
está deseando
ganarse un pan en tu establecimiento
hombre de empresa
casilla de correos.
El saboteador arrepentido
En mi rostro está escrita la aceptada
renuncia
tanto vil ostracismo
después supe
el trabajo es salud, es factor
dignifica
y lo otro es el crimen
la poesía maldita
Yo era el brazo derecho ahora no soy nada
Esta guitarra cae ya
volcada de mi alma
su última nota
espera.
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DARÍO YANCÁN
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viernes, 13 de noviembre de 2009
MÁS ALLA DEL ESTADO NACIONAL? por Jürgen Habermas
Es necesario revisar la construcción de las instituciones supranacionales. Así se explican las alianzas económicas continentales como el TLC o la APEC, que permiten acuerdos mayores obligatorios y con bajas sanciones entre los gobiernos. Las ganancias de la cooperación son más grandes que los proyectos más ambiciosos como la Unión Europea. Porque con los regímenes continentales surgen no sólo territorios donde la moneda se unifica y se reducen los riesgos del tipo de cambio, sino uniones políticas más considerables y con funciones jerárquicas muy definidas.
Por su estructura geográfica y económica más extensa, un régimen así llegará a obtener en el mejor de los casos ventajas en la competencia económica global y fortalecerá su posición ante los otros regímenes. La creación de uniones políticas más extensas lleva a alianzas defensivas ante el resto del mundo; pero no cambia el modo de la competencia económica local, ni significa tampoco un cambio en el curso de la adaptación al sistema transnacional de la economía, ni mucho menos al intento de modificar su influencia política.
Por otra parte, [/B]estas uniones políticas cumplen con la condición necesaria para recuperar el terreno perdido de la política ante las fuerzas de la globalización de la economía. Con cada nuevo régimen supranacional se reduce el club de los actores políticos muy selectos, los que tienen una capacidad de acción global, es decir: los que son capaces todavía de pactar cooperaciones.
¿Cuánto más difícil que la unión política de los Estados europeos es el proyecto de un orden económico mundial? En todo caso, cuando este orden no sólo sea el mercado que reglamentan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sino el espacio de la formación de una voluntad política mundial que asegure la obligación de las decisiones políticas. [B]Ante la presión exagerada que ejerce la globalización de la economía sobre el Estado nacional se impone en abstracto una alternativa: la transferencia a instancias supranacionales de las funciones que los Estados sociales tienen en el marco nacional. Pero en esta dimensión falta un modo de coordinación política que pueda dirigir el tráfico internacional de los mercados ante consecuencias indeseables de tipo ecológico y social. En efecto, los 180 Estados soberanos están unidos por una red de instituciones más allá de las organizaciones de las Naciones Unidas. Aproximadamente 350 organizaciones gubernamentales —de las cuales más de la mitad fueron fundadas después de 1960— tienen funciones económicas, sociales y sirven para asegurar la paz. Pero todavía son demasiado débiles para tomar decisiones políticas obligatorias y, por lo tanto, hacerse cargo de funciones normativas determinantes en los territorios de la economía, la seguridad social y la ecología.Nadie persigue por su gusto una utopía. Mucho menos ahora cuando todas las energías utópicas, al parecer, se han desgastado. No creo que mi diagnóstico de 1985 en torno a la crisis del Estado de bienestar social y el agotamiento de las energías utópicas haya perdido actualidad por la impredecible desaparición de la Unión Soviética. La idea de una política que rebase y deje atrás a los mercados ni siquiera se ha articulado como un proyecto; en este sentido, no existe en las ciencias sociales un esfuerzo conceptual digno de mención. Habría que diseñar ejemplos de un imaginable equilibrio de intereses de todos los participantes, para contar por lo menos con el perfil de las instituciones que se harían cargo del problema. La abstinencia de las ciencias sociales se entiende si partimos del hecho de que este proyecto debería legitimarse desde los intereses reales de los Estados y sus habitantes, y llevarse a cabo por fuerzas políticas independientes. Desde la interdependencia asimétrica entre los países desarrollados, neo-industriales y subdesarrollados, en una sociedad global estratificada aparecen intereses y contradicciones irreconciliables. Pero esta perspectiva seguirá existiendo mientras no logremos institucionalizar un procedimiento de formación de la voluntad política transnacional, que apremie a los actores -capaces de una acción global a la ampliación de un global governance según sus preferencias y sus puntos de vista.Los procesos de globalización no económicos nos han acostumbrado poco a poco a otra perspectiva: la limitación de los escenarios sociales, el mancomún de los riesgos y el encadenamiento de los destinos colectivos son cada vez más claros. Mientras el aceleramiento y la condensación del tránsito y la comunicación encoge y reduce las distancias espaciotemporales, la expansión de los mercados hasta las fronteras del planeta y la explotación de los recursos se topan con los límites de la naturaleza. El horizonte se ha contraído y no nos permite externar a mediano plazo las consecuencias de las acciones: podemos cada vez menos cargar a los otros los costos y los riesgos sin temer sanciones a los otros sectores de la sociedad, a las otras regiones lejanas, a otras culturas o a las generaciones futuras. Todo esto es evidente tanto en los riesgos ilimitados de la gran técnica como en la producción de los deshechos nocivos de las sociedades del bienestar, que amenazan todas las regiones del planeta. ¿Cuánto tiempo más podremos cargar a los sectores superfluos de la población trabajadora los costos sociales?En efecto, nadie puede esperar de los gobiernos acuerdos internacionales y reglamentaciones que luchen contra esos peligros, como en las arenas nacionales se lucha por conseguir el apoyo y la reelección de sus candidatos, menos aún si se trata de actores políticos independientes. Cada uno de los Estados debe hacer todo esto perceptible en la política interior, sobre todo en los procedimientos de cooperación de una comunidad de Estados cosmopolita. La cuestión principal es la siguiente: si en las sociedades civiles y en los espacios públicos de gobiernos más extensos puede surgir la conciencia de una solidaridad cosmopolita. Sólo bajo la presión de un cambio efectivo de la conciencia de los ciudadanos en la política interior, podrán transformarse los actores capaces de una acción global, para que se entiendan a sí mismos como miembros de una comunidad que sólo tiene una alternativa: la cooperación con los otros y la conciliación de sus intereses por contradictorios que sean. Antes de que la población misma no privilegie este cambio de conciencia por sus propios intereses, nadie puede esperar de las élites gobernantes este cambio de perspectiva: de las relaciones internacionales a una política interior universal.Un ejemplo alentador es la conciencia pacifista que, después de dos salvajes guerras mundiales, se ha articulado y, partiendo de las naciones que participaron en ellas, se ha extendido en muchas naciones del planeta. Sabemos que este cambio de conciencia no ha impedido las guerras locales, ni muchas guerras civiles en otras regiones del planeta. Pero como una consecuencia del cambio de mentalidad se han transformado tanto los parámetros de las relaciones entre los Estados, que la Declaración de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas condenó las guerras de agresión y los crímenes contra la humanidad y, de este modo, pudo superar el débil efecto normativo de reconocidas convenciones públicas. Es cierto: este cambio no es suficiente para lograr la institucionalización de procedimientos económicos internacionales de carácter relevante, prácticas y reglamentaciones que permitan la solución de problemas globales. Lo que falta es la urgente formación de una solidaridad civil universal (Weltbürgerliche Solidarität ) que tendría ciertamente una calidad menor a la solidaridad civil estatal dentro de los Estados nacionales. La población mundial se ha convertido, desde hace muchos años, en una comunidad de constantes riesgos involuntarios. Por esto no es imposible que, bajo la presión de ese avance histórico e inconmensurable de la abstracción, continuemos con el proceso que lleva de las dinastías locales a la conciencia nacional y democrática.La institucionalización de procedimientos para conciliar intereses, su generalización y la construcción de intereses comunes no tendrá lugar bajo la forma (de ningún modo deseable) de un Estado universal. Deberá contar con la propia independencia, la propia voluntad y la cohesión de los antiguos Estados nacionales. ¿Pero cuál es el camino que nos lleva hacia allá? Thomas Hobbes se preguntaba: ¿cómo se pueden equilibrar las expectativas de la conducta social? En el proceso de globalización, la capacidad de cooperación de los egoístas racionales se encuentra rebasada. Las innovaciones institucionales no tienen lugar en sociedades cuyas élites gubernamentales son capaces de tales iniciativas si no encuentran antes la resonancia y el apoyo en las orientaciones valorativas reformadas de sus poblaciones. Por esta razón los primeros destinatarios de este proyecto no pueden ser los gobiernos, sino los movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales, es decir, los miembros activos de una sociedad civil que trasciende las fronteras nacionales. Sea como fuere, la idea nos lleva a pensar que la globalización de los mercados debe ser reglamentada por instancias políticas: las arduas relaciones entre la capacidad de cooperación de los regímenes políticos y la solidaridad civil universal (Weltbürgerliche Solidarität).
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martes, 3 de noviembre de 2009
" Adios a Claude Lévi-Strauss " por Darío Yancán.
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ADIOS,
MANIFIESTO
Bruselas, 28 de noviembre de 1908
París, 30 de octubre de 2009
Muchas veces, ante la muerte, ante tal muerte, todo lo que uno intente esbozar,
es pequeño e incompleto... requiem.
Junto con la muerte de Michel Foucault y Jacques Derrida, la de Claude Lévi-Strauss
marca el fin de los tiempos y abre la puerta a una era de pensamiento labil.
Adios, profesor...........
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DARÍO YANCÁN
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