Las Brigadas de
Choque
¿No ha de haber
un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de
sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de
decir lo que se siente?
Quevedo.
I
Primero fue la toma de la tierra
por la hembra y por el varón.
Después vino la tristeza de la
civilización.
Primero fue el campo libre, el
cielo libre, la libre unión.
Después las malas leyes del
hombre que hicieron las malas leyes de dios.
Hoy, como el cura loco de Kent,
me pregunto yo:
- “Cuando Eva hilaba y Adán
araba ¿quién era el amo?
II
No pretendo realizar tan sólo el
poema político.
No pretendo que mis camaradas
sigan por ese camino.
Que cada cual cultive en su
intimidad el dios que quiera.
Pero reclamo de cada una la
actitud revolucionaria frente a la vida,
pero reclamo el puño cerrado
frente a la burguesía.
He reconquistado el fervor y
tengo algo que decir:
se llama brigadas de choque a
las vanguardias lúcidas de los obreros
especializados
en la URSS, nombre caro a
nuestro espíritu.
Formemos nosotros, cerca ya del
Alba motinera,
las
Brigadas de Choque de la Poesía.
Demos a la dialéctica
materialista el vuelo lírico de nuestra fantasía.
¡Especialicémonos en el
romanticismo de la Revolución!
III
Mi voz para cantar y para gritar
mi voz,
mi voz para degollarse en las
veletas enloquecidas.
Mi voz para aullar, mi voz para
subir –única, digna enredadera-
y asustar a los burgueses
desprevenidos por la boca de los albañiles.
Mi voz para decir el
antipoema
en la esquina de las
fábricas,
a la salida de las
costureras,
en las puertas falsas de los
teatros,
en los fondos de los
talleres,
en las poternas de la
civilización burguesa,
el gran castillo vacilante.
Los Movierones ahogan también
rugidos, ladridos
-ocultan las manifestaciones
apaleadas
-los nazis violando a las hijas
de los judíos
-los policemen atajando la
marcha de los tejedores
-la Generalidad cargando sobre
los sindicalistas
-la gendarmería rodeando de
cinturones de fuego a los
socios
del John Reed Club
y los gases lacrimógenos de la
policía de Buenos Aires
disolviendo los mitines en los
portones
de los frigoríficos
extranjeros.
¿Y Nicolás Repetto? –Bien,
gracias.
¿Y José Nicolás Matienzo?
–Cuidando la Constitución,
como si la Constitución fuera
una hembra.
Si, la Constitución se halla en
estado de descomposición
y nosotros, únicamente nosotros,
los comunistas,
legítimamente nos reímos de esa
Constitución burguesa
y de la democracia burguesa.
Pero no de la democracia que
proclamamos,
porque nosotros queremos la
dictadura
pero la dictadura que asegure la
verdadera libertad de mañana.
IV
Nosotros contra la democracia
burguesa
Contra
Contra la demagogia burguesa
contra la pedagogía burguesa
contra la academia burguesa
contra
contra
contra el fascismo,
superexpresión
del capitalismo desesperado.
Contra la masturbación
poética,
contra los famosos salvadores de
América
-Palacios, Vasconcellos, Haya de
la Torre-
contra
contra
contra las ligas patrióticas y
las inútiles
sociedades de autores,
escritores, envenenadores.
Contra los que pintan cuadros
para los burgueses.
Contra los que escriben libros
para los burgueses.
Contra
Contra
Contra las putas espías de Orden
Político.
V
Contra los social fascistas tipo
Federico Pinedo.
contra el radicalismo embaucador
de masas
-fuente de fascismo-,
dopado por el incienso de vagas
palabras.
¡Ellos! Los metralleros de Santa
Cruz.
Contra
Contra
Nosotros contra la moral tipo
La Prensa
-el elefante enfermo de la
Avenida de Mayo-
y el largo bostezo de sus
editoriales.
Contra las sedicentes obras de
tesis.
Contra la teosofía, onanismo del
espíritu.
Contra el anarquismo sensiblero
y claudicador.
Contra el clericalismo.
Contra
contra
contra el criollismo a ultranza
y sin matices,
contra el folklore pueril y
falso,
contra el francisismo
servil,
contra las visitas tipo
Keyserling, Morand, Ortega.
Contra
contra los becados
contra los niños prodigios del
confusionismo canalla
de South
America.
VI
¡Contemos a los niños la
historia de Lenin!
Contra la vedette,
contra los mesías y los
supuestos héroes
y toda la roña burguesa
-agiotistas
-rentistas
-especuladores
-caudillos
-plumíferos
-gendarmes
-jueces
-abogados
-intelectuales
La muerte del obrero Hevia pasó
inadvertida para vosotros.
Ni siquiera entregasteis el
cadáver mutilado a la familia.
Un centenar de policías siguió
al coche que llevaba la caja de pino.
¡Os ofrecemos nuestros
cadáveres!
Sobre nuestros cadáveres los
camaradas de mañana construirán la nueva Argentina en el alba motinera de
obreros, soldados, marineros,
campesinos, poetas y artistas.
¡Os regalamos todo!
¡No leáis nuestros libros!
¡Al carajo con vuestra
comprensión y vuestra generosidad!
Nosotros estamos de vuelta al
pueblo,
ávidos de dialéctica
materialista.
En una sociedad sin clases será
posible el sueño,
lo abstracto, la intimidad con
lo inverosímil y lo inventado,
con dios y con los otros
mundos...
Nosotros estamos de vuelta al
pueblo
y oímos las detonaciones que
mañana
estremecerán las paredes.
¡Guerra a la clase
dominante!
Dictadura para asegurar la
libertad,
el trabajo liberador,
la máquina redimida,
la comodidad,
la dignidad,
el club,
la libre unión de los
enamorados
y el arte puro de una sociedad
sin clases.
VII
Otros amigos tomaron otros
rumbos.
El tiempo espera.
Todo yo soy actitudes pero
ningún orgullo me maltrata
y tengo algo de muchedumbre
cuando canto
y cuando grito.
Voy a meterme en las grandes
mareas de los cines
y las fábricas y los
subterráneos.
Lamento no haber sido lo que se
dice
un “subversivo auténtico”.
Lamento no haber perdido tantos
años
en los periódicos
aunque le agradezco los aviones,
los barcos y los trenes que me dieron.
Vuelvo a la vida que me
reconoce,
el hambre y el sueño son mis
viejos amigos.
A devorar los libros
afiebrados
en las vigilias del invierno
y por las mañanas
a recorrer los parques y las
plazas
y contar las chimeneas
y llenarme del vasto olor del
pueblo,
del vasto rumor del pueblo.
Una columna de pueblo viene
hacia mí:
llevan carteles alusivos y
cantan La Internacional.
¡Arriba los pobres del
mundo,
de pie los esclavos sin pan!
El viejo canto me reconoce
y yo voy con mis hermanos.
Son las 3 de la tarde de un 1°
de Mayo,
hoy cumple años nuestro viejo
dolor.
No, hoy no es un día de
fiesta,
pero hemos aprendido a
cantar,
y después de los cantos vendrán
las balas.
VIII
Ésta es la canción del Plan de
los Cinco Años.
Lenin lo dejó trazado junto a su
gorra oscura
y su tabaquera.
El lienzo rojo de su
memoria.
Desde octubre de 1928 comenzó a
extenderse a las campanas
de la inmensa Rusia,
saliendo de las grandes ciudades
en donde ya existía generosa
un nivel de dolor y de
cultura.
Expropiando las posesiones de
los ricos agricultores
y repartiendo entre todos la
veterana tierra
y recogiendo los frutos para
todos.
Era el primer gran paso hacia la
conquista
del comunismo de Lenin.
Después nos ocuparemos de
dios.
Ahora nos interesa combatir su
política.
(Este no es un poema, es casi
una experiencia)
Las colonias agrícolas
comunistas reemplazan a los grandes
y a los pequeños feudos
burgueses.
Ya no hay que levantar
catedrales,
mucho fervor gastado.
Ahora hay que levantar
usinas,
mucho fervor por gastar.
¡Abajo la inteligencia
burguesa!
Es tiempo de ocuparse del
hombre.
Nicolás Lenin ha muerto y su
herencia es el Volga.
Y el Kara
el Duina
el Onega
el Péchora
el Vístula
el Ural
el Don.
Una herencia de ríos.
Nicolás Lenin ha muerto y su
herencia es el Cáucaso.
Y los Urales
las mesetas del Valdai
las colinas del Volga.
Nicolás Lenin ha muerto y su
herencia es el cobre.
Y el hierro
la hulla
el petróleo
el oro.
Pero sobre todo su herencia es
la tierra,
humana, tierna, fecunda.
Nuestro nacimiento, nuestra
vida,
nuestra sepultura,
nuestra resurrección.
He aquí la Canción del Plan de
los Cinco Años.
IX
Devoraba las noticias del día
con el sándwich de milanesa:
Las consecuencias del temblor
que duró treinta segundos
son funestas para una vasta
región.
Durante la noche pareció
estacionario
el nivel de las aguas del
Sena.
400 obreros sepultados en un
túnel.
Las viudas lloran en la boca del
día.
Casas, puentes vías férreas,
desaparecieron a causa del terremoto.
Se asegura que Blucher es un
militar organizador de gran estilo.
Queremos la repartición de la
tierra,
desconocemos la propiedad
privada y la ley de herencia
y desde ahora todo aquel que no
trabaje no comerá.
Los agentes secretos de seis
potencias burguesas
se han arrojado al río
Moscowa.
Un día existieron Cartago y
Babilonia
y un día fue poderoso el
Egipto.
Los mercaderes venecianos
llegaban hasta Persia
y los persas atravesaban los
canales.
Los fenicios navegaban trocando
estatuillas de barro
por montones de trigo.
¡Los desacreditados fenicios que
llevaron a Grecia
la preocupación del arte!
Catón repitió veinte veces en
roma: ¡Destruid Cartago!
Tenemos que destruir. El grito
se repite en la historia.
Pero los camaradas de Moscú han
abierto otro camino
y la historia se desvía.
Les habían prohibido el aceite y
la lámpara,
la tinta y la palabra
y ellos vencieron.
Sólo es bello el horizonte
cuando recorta miles de camisas obreras.
Existen Buenos Aires y San Pablo
y sus hombres comienzan a ver.
Yo presiento la marcha sobre
Europa de un Ejército Rojo.
Pausa sobre el teatro de
marionetas de Ginebra,
sobre Berlín
que engorda y envilece.
Horcas afiladas están
meditando
junto a un horizonte de humo y
de sangre.
Cristo signa, en la estridencia
de las usinas,
a la última cruz, final e
inexorable.
X
No importa que yo ame los
puertos y los circos
y la dorada y alevosa flor de la
aventura
y el vino y las rosas y la guerra.
Como Ernesto Psichari yo amo la
guerra,
pero la guerra que trae la
Revolución.
¿Sabes ya que los cuervos vuelan
sobre los valles anunciando la peste?
Yo había visto algunos dibujados
en los afiches de las ciudades.
Había un niño olfateando la
sangre de la guerra,
de la guerra que trajo la
Revolución.
- “Pour les français dans les
territoires ocupees” –
colocados especialmente por la
Legislación.
Los cuervos eran los
alemanes.
¡Oh, amigos, y cómo es de
tranquilo el vuelo de los cuervos!
¡Qué serenidad bajo la campana
del cielo!
Mas cuando se acercan sus picos
son horribles,
sus ojos asquerosos y sus garras
tremendas.
Los socialdemócratas, los
ultraclericales, los “nacionalistas”,
tienen también el vuelo de los
cuervos.
Cerca de ellos hay que
destrozarlos con un tiro de escopeta,
porque ellos anuncian y provocan
la peste en la tierra.
XI
Hablemos de esta ciudad sucia
como su río.
Aquí todo está prohibido.
A la vuelta de la esquina nos
deja solos y en su cuadrilátero aburrido
prevalece la absurda confitura
del Pasaje Barolo
y la mentalidad seminarista de
José Luis Cantilo.
Buenos Aires no vale la pena que
le cante ni siquiera versos airados.
Siempre se quedará con los
Zuviría, los Capdevilla y los Obligado.
Esta ciudad me ha llamado
canalla y vicioso porque quise darle color.
Porque anduve por ahí
desparramando mi indudable fervor,
porque bajé la luna hasta sus
calles para alumbrarlas mejor.
Porque a la compañía de las
horteras prefería la de vagos y atorrantes.
Porque a veces anduve con un
traje rotoso y estragué mi estómago en
el sórdido
Puchero Misterioso.
Esta ciudad fustigada en sus
flancos por la Legión Cívica y
el
Klan Radical.
Esta ciudad de Yrigoyen y
Uriburu, que nunca ha dado
un bandido perfecto ni un gran
poeta.
Esta ciudad cuyos bienes apestan
a escribanos públicos,
a mujeres sin capacidad de
pecado.
Esta ciudad que todavía respeta
un título de abogado.
Ciudad de bebedores de agua.
De donde Barret emigró con asco,
en donde O´neill tuvo hambre
y
sueño,
en donde Güiraldes fue
escarnecido y Calou murió malogrado,
Payró incomprendido, Emillio
Becher agotado y Carriego empequeñecido
y en cuya Universidad, esquina
pedagógica de la vulgaridad,
se gesta una runfla de rastas y
logreros y patoteros grandilocuentes
que después de llenar la Pampa
de alambradas y alcahuetes.
XII
No tenemos nada, no hemos
construido,
nada fue posible en este
campamento podrido.
Hemos quedado solos
con un montón de versos,
angustiosos o perversos
porque la leche de Buenos Aires
fue así de mala.
Sucia como su río,
agria como su alma.
El tango actual es una
cobardía.
Sombrío, ronco, gangoso
- “oliendo a china en zapatilla
y macho perezoso” –
Es pesimista, compasivo y
trágico.
Es un ángel oscuro que pudo
haber volado.
Le falta a Buenos Aires la
Tercera Fundación.
La que vendrá con la
Revolución.
¡Preparémonos para tirar!
Contra los museos,
las universidades,
la prensa de paquidermo,
la radiotelefonía, la
academia,
el teatro y el deporte
burgueses.
Preparémonos para tirar
y acertar esta vez.
Contra en la casa
contra en el mar
contra en la calle
contra en el bar
contra en la montaña.
Para abatir al imperialismo.
Por una conciencia
revolucionaria.
Y aquí nosotros contra la
histeria fascista,
contra el socialismo tibio,
contra la confusión Radical,
contra
contra
estar contra
sistemáticamente contra
contra
contra.
¡Yo arrojo este poema violento y
quebrado
contra el rostro de la
burguesía!
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