Graffiti de la esquina Sarandí e Hipólito Yrigoyen – CABA.
“… no hay conocimiento histórico neutro, por la misma razón que no existe punto de vista privilegiado.”
Hannah Arendt, “La condición humana”
Desde el retorno de la Democracia, se ha instalado un discurso y una línea divisoria basada en la ética y los DD.HH. Y concurrentemente con ésta delimitación, se encadena un discurso que tipifica y diferencia el pasado autoritario del presente democrático, los genocidas y el pueblo inocente masacrado, un país PARA TODOS y un país para pocos…
En un juego que ni Mani se hubiese atrevido a llevar adelante, el discurso oficial puso las cosas en cuestión de nosotros o ellos… en cuestión de buenos inclusivos y los malos sectarios.
Y esos lados maniqueos son fácilmente identificables con líneas de pensamiento político actual:
• los paladines del PARA TODOS (carne, pescado, futbol, cerdo, lácteos, milanesas, LCD, tv digital, subsidio a la niñez, a la embarazada, al pobre, a algo más se nos va a ocurrir), identificados y pseudo-apropiadores de los derechos humanos, la ética, el discurso inclusivo y un progresismo o capitalismo de amigos,
• y la derecha, fea, mala, tonta, Macrista, sectaria, que lee Clarín, PRO-noventista, explotadora y cómplice de la Dictadura.
Ante esta burdalización y simplificación mediocre, uno pensaría que como producto de esta marcada diferencia en su condición moral, y por un sustrato católico remanente en nuestra sociedad, los inclusivos y buenos, procederían de manera diametralmente opuesta a los bárbaros gorilas.
Si un “facho” escribe:
“… zurdos al paredón…”,
se esperaría que el “zurdo” se demostrase distinto y opuesto, porque discursivamente, ambas posturas se cuentan diferentes y antitéticas a su opuesto. Uno esperaría una respuesta humanista, socialista, anti-genocida y anti-totalitaria, y no que sea respondido con la misma violencia y odio pero en sentido contrario:
“… fachos al paredón…”.
Porque sino? dónde reside la diferencia? En qué punto se puede sostener un NUNCA MAS?
Si la respuesta es la misma, en caso de haber triunfado las Fuerzas Revolucionarias en los ´70, los 30000 como cantidad serían los mismos pero de color contrario?
Repasemos el diálogo entre Luis D´Elia, entonces Funcionario del Gobierno Nacional con rango de Subsecretario y el fallecido e histriónico Fernando Peña:
http://www.youtube.com/watch?v=gPy-ajP25j0
donde la palabra que prevalece es ODIO,
" Peña: Contanos por qué le pegaste a la gente?
D’Elia: Porque los odio…
Odio a la puta oligarquía…
Odio a los blancos…
Te odio Peña, te odio…
Odio tu plata,
odio tu casa,
odio tus coches,
odio tu historia,
odio a la gente como vos, que defiende un país injusto e inequitativo.
Sos un forro, la jugas de transgresor, vos vivís en San Isidro…
Odio a la puta oligarquía argentina con toda la fuerza de mi corazón…
Odio a las clases altas argentinas que han hecho tanto daño, que han matado tanta gente, en nombre de una sola bandera que es la bandera de tu propia ganancia…
Ya decía Sarmiento en 1880: no hay que ahorrar sangre de gauchos, no? O sea, no hay que ahorrar sangre de negros.
Nosotros somos bosta, caca, basura, para vos y para la lacra que es igual que vos….”
en todas las direcciones posible y donde el devenir lógico del odio, es el GENOCIDIO.
Que hacemos con todo lo que es diferente a nosotros, lo odiamos?, por el mero hecho de mostrarnos todo lo que no somos como el más cruel basano? Le tenemos asco? por el mero hecho no ir en el mismo sentido que uno?
Las tentaciones totalitarias están a flor de piel. Las tentaciones totalitarias nos quieren juntar, amontonar detrás de partidismos, nacionalismos y celebraciones inconsistentes para una sociedad que carece de objetivos comunes básicos. Una sociedad que no le reconoce al otro su condición de individuo individual individualizado totaliza las palabras en el discurso oficial.
Formar parte de un pueblo, una Nación y en definitiva, de una comunidad (comun-idead), implica tener idiosincrasias en común. Pero no a fuerza de renunciar a la crítica pensante y de resumirse en un número estadístico que aporta presencia a movilizaciones grandilocuentes donde lo que se juega y mide, son prepotencias y virilidades colectivas. Formar parte de una comunidad es la posibilidad de aunar expectativas, todas y disimiles, en pos de un resultado que contenga una proporción de cada deseo. Y cuando el colectivo se expresa, conseguir fundamentalmente que cada parte pueda seguir existiendo.
Cuando alguna parte del colectivo rechaza a la o las otras, esa sociedad tiende a disgregarse, siendo más que una consustancialización sino una soledad pegada a otra.
Si quisiera encontrar una explicación moralista, podría decir que nunca podré “amar al prójimo coma a mi mismos” si no puedo acertar lo que mi prójimo es, o deberé anularlo para que no plantee con su presencia y manifestar que existen otros prójimos a los cuales no puedo amar como a mí.
“El totalitarismo busca, no la dominación despótica sobre los hombres, sino un sistema en el que los hombres sean superfluos…”
H.Arendt, “Los orígenes del totalitarismo”.
La creencia en que estamos construyendo el mejor mundo posible nos subyace de traer a todos a nuestro puerto y al fin, ver que NO todos desean nuestro tipo de salvación, nos tienta de calificar, de no soportar a los que discrepan y tildarlos de GENTE SIN SWING.
Y eso de lo que adolece Fito Paez, lo adolece Anibal Fernandez, lo adolece Horacio Gonzalez, lo adolece la Campora, lo adolece Cristina, lo adolecía Nestor Kirchner. Y lo adolecen un grupo de artistas y periodistas llamados y endiosados como militantes.
Sócrates y principalmente Diógenes fueron y vivieron en consecuencia con sus pensamientos como supuestamente lo hacen, hoy, los militantes. Pero entre la dignidad de los parrhesiastas griegos y los militantes posmodernos es abismal. Nuestros militantes no corren ningún tipo de riesgo.
La cantante Teresa Parodi intentó realizar una benévola caracterización de lo dicho por Paez. Su virtud radicaba en “haber dicho lo que pensaba, en ser franco”. Pero el hablar franco (la parrhesia, tan desarrollado por M. Foucault) nunca fue una virtud adulativa ni una actitud de servilismo, siempre fue un correr un riesgo. Un riesgo de vida, de destierro o de ser condenado a ser un homo sacer (a perder derechos y consideración jurídica).
No es extraño a los totalitarismos argentinos, la existencia de listas negras de opositores al Gobierno. Artistas y periodistas exiliados o puestos en stand by sin contratos de trabajo.
Fito Paez no es un parrhesiasta, y menos un kínikos.
Es un individuo que forma parte, consciente o inconscientemente, de un mecanismo totalitario, que aún conserva ciertos protocolos democráticas, que ve como se le escurre entre las manos, su sueño hegemónico.
Y la reacción al rechazo sufrido, le provoca:
“… asco la mitad de Buenos Aires…Repulsión por la mitad de una ciudad…, …decepción profunda ante la necedad general de una ciudad …, …siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces…”
http://reconstruyendoelpensamiento.blogspot.com/2011/07/la-mitad-por-fito-paez.html
La tentación mesiánica de salvar a la sociedad se perpetúa en exabruptos autoritarios que por ser superior, ve como “jauría de ineptos e incapaces” a la mitad de sus congéneres porteños.
Como definió Hannah Arendt al proceso llevado a cabo contra Adolf “Eichmann en Jerusalem. Un estudio sobre la vanalidad del mal ”, podemos tomar sus palabras para definir el peligro que asedia bajo la forma que “el peor monstruo asecha bajo el buen padre de familia”.
Y para finalizar el espectro democrático del kirchnerismo, adjunto unas sentidas palabras del Sr. Jefe de Gabinete de Ministros dedicadas al escritor y periodista Ceferino Reato:
“Hay un par de verdades de puño en la política contemporánea:
a) la Derecha carece de ideas y, por lo tanto, tiene que comprar canallas que puedan ser capaces de calumniar hasta a sus santas madres siempre y cuando les deje unos pesos y,
b) la Derecha siempre es miserable, por lo tanto esos canallas nunca son caros; por lo tanto nunca son buenos ni talentosos.
Una buena muestra de esa mezcla de falta de talento y codicia mal disimulada es don Ceferino Reato que, lejos de hacer honor a su nombre de pila, no sólo no ha alcanzado la “beatificación” sino que además hace gala de su “reatificación” que, en términos pseudo teológicos, es la instancia de “elevación” de las “ratas” a su estadío superior que es ser una auténtica porquería…
Como de mugre se trataba, lo llamaron a Reato… y se lo compraron (a Reato). Para hacer la operación “Traviata” (nomenclatura inventada por la Derecha) se lo compraron; para escribir la operación “Primicia” (relato de un intento de copamiento dictado por ex generales) se lo compraron y, seguramente, ahora le están dictando un nuevo libro que podría llamarse operación “La Chota”…”
Al igual que sucede con la caracterización jurídica de los crímenes de lesa humanidad (los cuales sólo pueden ser cometidos por los Estados, en ejercicio del poder), los Gobiernos cuando pierden su lugar, llegan a cometer lesa linguae.
viernes, 15 de julio de 2011
“LA TENTACIÓN TOTALITARIA” por Darío Yancán
Etiquetas:
DISCRIMINACIÓN,
ESTADIO ACTUAL,
POLITICA,
RACISMO
Publicado por DARÍO YANCÁN en 14:31
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