La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta, yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación
El Aleph, Ficciones, Jorge L. Borges.
martes, 14 de junio de 2011
"JORGE LUIS BORGES, 14 de junio de 1986" por Darío Yancán
Publicado por DARÍO YANCÁN en 17:36
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario