jueves, 27 de mayo de 2010

"SUELO NATAL Y CONSTELACION" por Darío Yancán




Si como dice Heidegger el hombre habita la tierra como poeta, también podemos decir que el hombre que observa y piensa, habita el universo como cosmólogo. En virtud de una cosmología imaginativa, que tiene tanto de poesía como de historia y ciencia. En tanto que cosmólogo, se sitúa como dice también Heidegger: “Entre la tierra y el cielo” y establece así las medidas de su propio ser. Se ubica corporalmente y queda así ensamblado con el contorno y situado en el entre-dos del universo y de si mismo. La similitud del macro y del micro-cosmos aúna al hombre y al universo, en el devenir de sus propias existencias. Es relativamente intrascendente la diferencia temporal de las mismas, porque la historia les concede por igual un lugar en la eternidad del tiempo. En el mundo del espacio, el cielo y las estrellas son efectivamente el marco de la vida humana, donde ella toma conciencia de si mima. Con frecuencia Heidegger ha mencionado el suelo natal y también ha dicho: en su poesía titulada “La experiencia del pensamiento” , que “la poesía que piensa es en verdad la topología del ser” y “a este ella le dice el lugar donde se despliega” La meditación de Heidegger se nutre con los efluvios del solar terrestre, y por eso en la meditación nocturna ha escuchado :“ Cuando el torrente ,en el silencio de las noches cuenta sus saltos sobre los bloques de rocas” En un texto escrito en 1948 conmemorando el centenario de la muerte del compositor alemán Conradin Kreutzer que titula “El camino de campaña” concluye Heidegger: diciendo que “ Todo lo dice el renunciamiento que conduce hacia lo Mismo. El renunciamiento no toma sino que el da. El da la fuerza inextinguible de lo simple. Por el llamado en un lejano Origen, una tierra natal nos es devuelta.” Es corriente en la poesía del folklore rioplatense, la mención del sol y las estrellas, del campo y del rio, así como de las esquinas del barrio en la poesía ciudadana. También la astrología popular tan extendida en todas las épocas, ha sido siempre un modo del habitar poético del cosmos. Siempre la comunicación de lo próximo con lo lejano integra al hombre en el ser. Por ello tanto la poesía como la filosofía se aventuran aun en la nada de lo no pensable. Profundizando el avance, los pensadores franceses post-Heidegger, se han orientado hacia el reencuentro de lo pre-óntico, pre-simbólico y pre-reflexivo, buscando como Garelli: “un invisible impensado o poco pensado” e investigando por vías de un pensamiento pre-conceptual, para efectuar sus descripciones del mundo. Ellos sustituyen el pensamiento conceptual por “una presencia pensante” que no es subjetiva, que no está centrada en un yo pensante, sino que es consecuencia del surgimiento de un contorno difuso, desde donde el grado de individuación de los seres y de las cosas, no se destaca más que ocasionalmente y a veces subrepticiamente. El pensamiento adaptado a este contorno brumoso, deja de continuar los procesos conceptuales de la lógica clásica para “abrirse a la problemática de los ritmos proto-ónticos del mundo” La imaginación en tanto que fantasía ejerce sus potencialidades dentro de la compleja red de lazos reversibles, entre protensiones y retenciones, que la unidad de la vida psíquica ordena en su curso temporalizador. El logos del mundo estético, - dice Garelli – “requiere en cuanto a la genealogía del sentido un tratamiento muy diferente del acordado a la lógica predicativa” En la dimensión pre-individual del mundo, la expresión del logos estético excede lo que la lógica de Husserl en “Ideas I “ denominaba “los actos doxicos del yo” La expresión viva del pensamiento creador del hombre; dice Garelli: “no puede alcanzarse ni reabsorberse en la lógica predicativa fundada sobre las operaciones reductoras del concepto” agrega además: “La contemplación de una cosa jamas puede ser circunscripta a su individualidad, sino que requiere la intervención de su contorno, lo mismo que el horizonte de mundo sedimentado que no cesa de mantenerla” además la pre-individualidad se despliega continuamente en “rayos de mundo” y en “rayos de tiempo”. Este pensamiento situándose en una dimensión transindividual hace surgir una presencia pensante que no se da en el pensamiento de un sujeto individual, sino más bien en el ámbito de una “constelación pensante” donde lo fenoménico y el logos no se encuentran disociados. Por supuesto en este contexto no cabe distinguir ni diferenciar pensamiento y cosa pensada. El mundo piensa y se piensa a si mismo. El pensador no es un sujeto individual, ni una conciencia separada de su objeto, es solo un punto de cruce o de quiasmo donde infinidad de rayos de mundo y de pensamiento se cruzan.

Constelación y cosmos
La noción de “constelación” que surge del poema de Mallarme titulado “Un coup de des” y que hoy inspira a la filosofía de Jacque Garelli, no se corresponde con la noción de cosmos que tenia el pensamiento griego antiguo. No se trata para los pensadores actuales del universo ordenado de los antiguos, donde el sol, la luna y las estrellas eran cuerpos bien delimitados en el espacio, ocupando cada uno su lugar y separadamente, dotados de una apariencia de eternidad y describiendo trayectorias constantes. La constelación pensante de Garelli corresponde más bien a un universo donde las estrellas nacen y mueren, donde los espacios inabarcables están ocupados por nebulosas informes y cambiantes, donde los agujeros negros evocan un vacio devorador y los túneles de gusano resultan impensables según las nociones clásicas de tiempo espacio euclidiano

PRE – OBJETIVIDAD E INDIVIDUACION
La tesis que sostiene Garelli en su obra, nos pone en claro que los modos del Ser son “irreductibles a una suma de entes individualizados” El ser no es reductible a seres que son “objetos”, a “cosas” o a “entes intelectuales o materiales pre-dados, ya repertorizados y clasificados en definiciones” La pregunta primera es ¿qué es lo que existe frente al “misterio incomprensible de la nada”? Una respuesta podría ser;.. La flor ausente de todo ramo...el “misterio de la rosa”, que menciona Mallarme o de la rosa que florece sin porque, de Ángelus Silesius, que también menciona Heidegger. ¿Que podemos decir de aquellos “rayos de tiempo y rayos de mundo” que nunca se detienen, ni se presenten con determinaciones de espacio y tiempo que sean suficientes para proporcionar una percepción o para dar lugar a ser nombrados? Solo podemos decir que, el pensamiento y el mundo, tienen su origen en la misma dimensión invisible que anima a las cosas. Allí donde habitualmente percibimos “cosas” lo único que puede haber, son quiasmos y torbellinos que dan ocasión a nuestras percepciones de objetos que pueden motivar la realización o la presencia de preceptos de los cuales no podemos comprender bien su razón de ser y su naturaleza Para poder encontrar los orígenes será necesario: “ romper la identidad de las unidades “fijas”, superficialmente conocidas de la percepción común Un recurso adecuado para efectuar esa experiencia es el poema, como objeto que esta “mas allá de toda fijeza, de toda estabilidad. El poema en su estructura moviente, puede ser calificado de estructura metastable” El poema nos lleva a las “zonas pre-individuales del mundo de donde no surgen seres sino por “diferenciación” El abismo pre-individual del autentico comienzo poético, es el mismo que da nacimiento a los seres y a los mundos.
En Heidegger la interrogación inicial, que va a condicionar el despliegue de las demás interrogantes, está centrada sobre la ipseidad del ente que interroga. El acceso al mundo esta subordinado al dasein Garelli sostiene por el contrario que el origen del mundo pre-individual, no puede provenir, ni inducirse o deducirse de un orden individual La ipseidad y el mundo se co-pertenecen y no son dos entes, como el sujeto y el objeto. En este punto coincide Garelli con el propio Heidegger cuando en un pasaje de la obra de este ultimo, titulada: “Problemas fundamentales de la Fenomenologia” dice que: “El ser-en-el-mundo forma parte de la constitución fundamental de ese ente, que es a cada vez mío, que soy yo mismo a cada vez. Ipseidad y mundo se co-pertenecen y contribuyen a la unidad de la constitución del dasein” Garelli por su parte se extiende en sus critica de la noción de dasein como individualidad, lo cual a su juicio, crea dificultades, para comprender el despliegue del ereignis que menciona Heidegger. Según Garelli, la apertura, en lugar de un dasein, ha de poner más bien en evidencia, la presencia de un campo salvaje, que englobaría en su movimiento pre-individual al dasein. En principio, no podría hablarse pues de ipseidad, sino de un mundo que se abre. Seria después del ereignis, o sea después de la apertura del origen, cuando y donde habría que situar las individuaciones que surgen de lo pre-objetivo. Recién en ese momento cabe encontrar el lugar donde se produce el pliegue que deja al ser en su oscuridad y trae al ente a la luz. Pero el pliegue, que es concebido en términos de eidos por Heidegger, a consecuencia de una recaída en el pensamiento idealista, que continua en la fenomenología, el esencialismo de Husserl. El pliegue es recuperado para la filosofía concreta por Jacques Garelli, cuando lo interpreta como verificándose, en el “lugar” particular donde en el mundo aparece esa especie de gozne o puente, que comunica al ente con el ser. Como en el escenario teatral que concibe Antonin Artaud, como en la obra de arte, como en el cuadro o en la poesía moderna el ente y ser, se sitúan simultáneamente en un lugar del espacio y del tiempo en el mismo momento en que se abre paso la desmesura, que da lugar a la aparición de lo imprevisto, sin porque ni medida. En su obra titulada “Ritmos y mundos” y especialmente, en el capítulo que titula: “Critica de la permanencia óntica del ente macrofisico intramundano y correlativamente critica reiterada de la ipseidad del dasein” sostiene Garelli que la estructura del dasein no es originaria y primera y que la cuestión del ser debe quedar planteada en el seno de la problemática pre-individual del mundo, porque el mundo es irreductible a la suma individualizada y totalizada de los entes. Conjuntamente con el rechazo de las concepciones monistas e hylemorfistas insuficientemente criticadas por Heidegger, a juicio de Garelli es que este filósofo rechaza también la tesis del cuádruple, entendiendo que la misma, no es otra cosa que un principio de individuación más elaborado. No puede haber otro principio que el autentico juego del mundo, que solo puede ser pre-simbólico, proto-ontico, y anterior a las cuatro potencias simbólicas mencionadas por Heidegger, que son; cielo, tierra, divinos y mortales. Concuerda Jacques Garelli con las tesis de Gilbert Simondon, el científico representante de la cibernética que influye notoriamente en las concepciones del mundo y del hombre que exponen Jacques Garelli, Marc Richir y otros filósofos actuales Sostiene Si mondón que la individuación es sin principios y que “los individuos son ellos mismos procesos de individuación en curso, que se despliegan a partir de un horizonte pre-individual del mundo en estado de desfasaje y desaparición”

EL NO-SER, LA NADA Y EL VACIO
El avance del pensamiento francés hacia el no-ser, la nada, el vació... y su penetración en la zona de lo pre-objetivo, pre-conceptual y no pensable, continúa recorriendo caminos que en el mundo literario pertenecen a la literatura francesa desde los tiempos de Lautreamont y Mallarme, pasando por Baudelaire, Rimbaud y otros iluminados devotos del misterio. Pero en el mundo propio de la filosofía, cabe reconocer que Heidegger ha sido quien entrega sus anticipos a los modos de pensar de la filosofía actual en Francia. Cierto es que como lo señala Garelli; El pensamiento de Heidegger ha descansado como lo hicieron otros filósofos del pasado, en la relativa individuación de los antiguos mitos, porque Heidegger todavía sitúa la región del misterio en la presencia de los divinos, del cielo, de la tierra y de los mortales, habla también de Mnemosyne, de las metáforas de los pre-socráticos, o de las entidades de la mística de Eckhart, todo lo cual significaría para Jacques Garelli la caída en “individuaciones” no justificables de lo imprevisible, de lo innominable. Faltaría en estos aspectos, una visión de la realidad de un universo metastable, donde lo innominado precede a lo que puede ser individuado, a lo que ha sido, es o será. La individuación aunque sea imaginativa y solo pretenda ser “simbólica”, falsea la mirada, el oído, y todas nuestras formas de aprehensión. Es que los sentidos solo pueden esperar y atender a los ritmos cambiantes e imprevisibles del Uno, que es tal solo en referencia, a la multiplicidad que permanece oculta al percibir y al pensar. Hay una “imaginación trascendental” que no depende exclusivamente de los sentidos ni esta antes que ellos y que no se sujeta a las imágenes y a los símbolos establecidos. Pero cierto es también que encontramos en Heidegger ese anticipo de lo que nosotros jamás conoceremos, de lo oscuro, de lo que los poetas franceses aproximan desde que Lautreamont efectuara el empleo mágico del lenguaje para evocar lo que no se ha hecho presente todavía..Es Heidegger quien ha hablado en la filosofía de la “aparición misteriosa “ de “lo que nosotros llamamos presencia, de lo que remite a nuestro pensar” y quien ha dicho también que ante la pregunta filosófica: “la respuesta es un salto en la oscuridad” También en todo esto, ,coincide el pensamiento de Heidegger con el de los filósofos y poetas franceses, cuando el cita aquel verso de Holderlin que dice: “Somos un signo vacio de sentido” o bien cuando se detiene en aquel pensamiento del Zarathustra de Nietzsche que revela “el pensamiento mas abismal” y no es mera coincidencia que en este capitulo cite también una frase de Schelling, donde este parece haber dejado atrás ,en su profundizada investigación filosófica al ser mismo de la metafísica diciendo: “en ultima y suprema instancia no hay otro ser que el querer” La nada y el vacio originario están presentes en el pensamiento de Heidegger..En una continuación de sus reflexiones y procurando avanzar aun mas todavía Garelli habrá de señalar como decíamos, aspectos del pensar filosófico profundo, que Heidegger, por lo menos en alguno de sus escritos, no dejo atrás resueltamente. Al respecto, Garelli menciona las concesiones que hace Heidegger a la noción de “individualidad” y a un hilemorfismo, del cual no se ha librado totalmente y que una buena profundización de la fenomenología no puede consentir.

D E S M E N S U R A
Garelli entiende por “desmesura” una “ Actitud de espíritu frente a las cosas y al mundo, que corta con la vida práctica, económica, científica o política y con el pensamiento discursivo” El pensamiento poético es un ejemplo de esta forma de pensar que “no redobla ninguna realidad pre-existente” En efecto es sobre un ser-otro que juega la realidad poética” El pensar en desmesura libera al pensamiento de toda finalidad practica, moral o política y tiende a un entendimiento universal entre los hombres. Este pensamiento supone una “participación unitaria del hombre y del mundo”, porque el hombre no se “mide” con el mundo, sino que lo integra en el origen. Por ello puede decirse según Garelli que: “La poesía de Rimbaud es ontologica, porque en ella el ser humano jamas es separado del mundo” hablar del hombre es lo mismo que hacer referencia al mundo en su totalidad. Esta poesía trata de descifrar un horizonte de sentido extra-conceptual. Es decir que el sentido del mundo no se da en una representación conceptual, sino en el habitar, que supone una integración corporal y la comunicación afectiva que proporcionan una vivencia en la comunidad. Es la integración con “una totalidad en curso de individuación” El pensamiento que se desarrolla en este caso, hace que la palabra adquiera sentido del entrecruzamiento complejo de sus significaciones . Por ello en la creación poética puede hacerse presente todo lo que escapa al orden positivo de la percepción porque ella surge de la profundidad del ser y no de una contemplación exterior, de una visión de sobrevuelo.
El pensamiento que se desenvuelve por este cauce tiene – dice Garelli - “una finalidad sin fin, sin conceptos previos” . El poema “busca el revés de lo que se escucha, se ve o se palpa”, esto es algo que no se reduce a una “objetividad” claramente determinable Pero ello no debe interpretarse como lo hizo el subjetivismo moderno, en el sentido de que el poema es una expresión de la interioridad. En las poesías de Jacques Garelli apreciamos como las palabras del poema evocan también la materialidad de la piedra, del metal, del sonido y del color que surgen también de la palabra. El poema denuncia al ser en todas sus dimensiones. Pero más aun, el poema se sitúa antes y más allá del ser y se aventura en el horizonte de la nada. En este momento la sensación de la nada se hace presente, no solo en la angustia que advertía Heidegger, sino en una infinidad de comunicaciones de distintos valores afectivos. La nada es el revés de las cosas enunciadas, escuchadas, palpadas, tocadas o vistas, etc. Tanto en la antigüedad del lejano Oriente, como en la filosofía mediterránea, todos los pensadores la han encontrado. Garelli en su ensayo sobre la entrada en desmesura, cita a Lao-Tse poque este encuentra que; - con referencia: “a esa zona oscura de lo indivisible y lo indescifrable, en el reino de lo “sin cosas”....” - La densidad de su voz, concordando con la de grandes poetas, me ha parecido digna de atraer vuestra atención”
Lo sin-nombre: el origen del cielo y la tierra
Lo que tiene nombre: la madre de todos los seres
Así es, por la nada permanente que deseamos
Contemplar su secreto, es por el ser permanente
Que nosotros queremos contemplar su acceso
Esos dos surgidos de un mismo fondo no se diferencian
Más que por sus nombres
Ese mismo fondo se llama oscuridad. Oscurecer esa oscuridad, he aquí
La puerta de todas las sutilezas.
Para ingresar en esta dimensión el pensamiento debe dislocar el orden constituido de los conceptos, para revitalizar el lenguaje y restituir a las palabras todas sus posibilidades evocativas y creadoras . Cuando ello se ha logrado, la palabra, el texto, el libro comienza a hablar por si solo y expresa mas de lo que penso y encontró su autor o sus lectores posteriores. En general puede decirse que la entrada en desmensura es necesaria a toda operación poetica, como introducción a la vida pre-individual del mundo.
Aunque ha renunciado a las matemáticas para establecer las dimensiones de la profundidad, Heidegger permanece todavía afiliado a la noción de la mensura...Parece no haber advertido todavía como Garelli, la desmesura previa que requiere toda experiencia en los niveles mas profundos del mundo, donde se manifiesta lo pre-objetivo. Lo pre-conceptual que no puede estar sujeto a medidas. Habla Heidegger de “las medidas” sobre las cuales el hombre construye su habitación y dice: “El entre dos del cielo y la tierra es la medida asignada a la habitación del hombre”
Excesivamente restricto parece resultar para este filósofo el destino del hombre. Para los poetas que dan inspiración a la filosofía profunda de Jacque Garelli, no parece el ser del hombre estar en la misma situación de aquel ser de Parmenides, que no podía rebasar sus medidas y que estaba sujeto a la vigilancia implacable de las Erinias. Nada puede asegurar, lo que afirma Heidegger cuando dice: “El hombre en tanto que hombre está siempre referido a algo de celeste y mensurado con el” ¿Podría acaso decirse, que son celestes los puntos de vista que gobiernan las metamorfosis de Maldoror? ¿Son acaso medibles sus caprichosas transformaciones? No basta con que Heidegger admita que las medidas del hombre no pueden ser establecidas por la matemática y que rechace la geometría No basta que sostenga que la medida para el hombre no se sujeta una ciencia. Porque mas allá de todas esas excepciones que Heidegger sienta con respecto a las medidas de lo humano, debe decirse resueltamente con Jacques Garelli que en el origen y en la trascendencia del hombre encontramos la desmesura. No se trata solamente de objetar la “mensura extraña, perturbadora o inquietante” que menciona Heidegger, es que sencilla y simplemente no hay medida. Pero no obstante, su afirmación de que la medida, condiciona al mundo humano, Heidegger debe admitir la natural libertad del hombre cuando afirma que: “El hombre habita como poeta”, lo cual supone que en todo momento, no son las medidas lo que conforma la existencia del hombre en el mundo, porque cuando el hombre habita poéticamente asume sin tregua toda su libertad. ¿Cree acaso Heidegger que en todo momento es el cielo un punto de referencia del habitar? ¿Tiene posibilidad el hombre en todo caso de tomar las medidas para disponer de su habitación en el mundo? Porque también nos dice Heidegger que en el cielo, “En el resplandor de su altura es en sí oscuridad” y así se comprende que: “Es por eso que el poeta se siente sujeto a preguntarse: ¿“Existe sobre la tierra una medida? Diríamos nosotros más directamente si concordamos con Garelli, que el poeta no se preocupa por las medidas de la tierra y que no son las medidas de la habitación las que determinan en general la situación del hombre. Hay medidas sobre la tierra pero es en la libertad de la desmensura que las mismas fueron fijadas. Las medidas se tomaron cuando todavía la constelación pensante no ha cristalizado en Hombres y en mundos espaciados. Cuando los rayos vivos de sus posibilidades abiertas y los horizontes aun no se habían cerrado, en la dimensión originaria de lo pre-objetivo, pre-simbólico y pre-conceptual. Concluye finalmente Heidegger que: “La poesía es el “hacer habitar original” lo cual implica; que es la libertad creadora del decir poético quien dispone la habitación y sin medidas previas. O sea que la poesía es la potencia fundamental de la habitación humana. Es significativo que la conferencia del 6 de octubre de 1951 que lleva por titulo “El hombre habita como poeta” y donde habla de la mensura que ordena el habitar, concluya con la afirmación de que “cuando la poesía aparece, entonces el hombre habita la tierra como hombre” frase que luego reafirma con la cita de Holderlin: “la vida de los hombres es una vida habitante” Lo mismo habrían pensado Mallarme y Artaud cuando afirmaron al lugar como sitio propio de la presencia humana. Solo el lugar o a lo sumo tal vez una constelación es lo que hay en el origen, y en el fin de lo humano. Así lo ha dicho Mallarme. Solo lugares concretos como el de su tierra natal, otros lugares y quizás un mundo y tal vez hasta una constelación, pero nada más en el habitar humano y en el devenir imprevisible de un destino que juega.

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