Indefectiblemente la construcción que ha realizado la
Iglesia Católica Apostostólica Romana de la virtud y del pecado,
se debilitita a pasos gigantes.
La instauración de la Ley instaura el delito,
los delitos son creados por ella misma y antes de su instauración
no teían el mínimo valor simbólico.
El órden no se halla en cumplir la Ley y en sancionar el pecado,
sino en abolir ambos y restaurar el orden original.
La elección de qué se pena y que no, sigue siendo un acto
de clase y de discriminación...
La inclusión exclutente que enfatiza Agamben,
se reedita.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Nota al "EVANGELIO DE MARIA DE MAGDALA" por Darío Yancán.
Etiquetas:
MANIFIESTO
Publicado por DARÍO YANCÁN en 4:02
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario