Día tras día, vuelvo a recorrer mi largo pasillo.
Cada mañana, al despertar, comienzo desde la última puerta que abrí.
Nunca recuerdo que había tras ella, siempre me sorprendo.
Una mañana, tras alguna de esas puertas estabas vos,
con flores en el cabello y una sonrisa ocupándote la cara.
Y ya no volví a recorrer mi pasillo,
me senté frente a tu puerta… entreabierta,
la que nunca abriste, la que nunca cerraste…
la que nunca abrí, y la que nunca cerré ...
siempre desde el umbral, viviendo en el indeterminado lugar.
Ni tú ni yo,
ni azar…
los vientos cerraron tu puerta.
Naturalmente,
día tras día, vuelvo a recorrer mi largo pasillo.
Cada mañana al despertar, comienzo desde tu puerta,
siempre recuerdo que había tras ella, nunca me volví a sorprender
por largo tiempo.
Metódicamente,
secuencialmente
tras un intervalo …
vuelves a estar con
el amor entre los brazos, en tus pechos.
Y te vas ... y vuelves y te vuelves a ir,
por veinte años.
Y tras otra puerta vuelves a aparecer…
esperando el momento en que te vuelvas a ir.
Convivimos,
jugamos ruleta rusa hasta que un viento nos encierre,
del mismo lado del umbral.
domingo, 23 de agosto de 2009
"CONVIVENCIA" por Darío Yancán.
Etiquetas:
CUENTO
Publicado por DARÍO YANCÁN en 5:03
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2 comentarios:
muy lindo....una belleza melancolica y triste ronda todo el texto...
mil gracias Belanna por la atención...
esperaría comunicarme contigo. msn u otro medio?
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