lunes, 24 de septiembre de 2007

¿OTRO MATRIMONIO DESAVENIDO?1 por Cristina Zurutuza






“A la derecha no le gusta la migración.
A la izquierda no le gusta la televisión.
A mí no me gusta la lluvia.
Pero ninguna de las tres cosas se pueden evitar”.

(frase escuchada en una clase de posgrado en DDHH y vida cotidiana)



“El principal desafío que enfrenta la región al iniciarse el nuevo siglo es el de construir sociedades más equitativas”.

CEPAL, 2000. “Equidad, desarrollo y ciudadanía”




Introducción: entre la teoría, el sufrimiento y la responsabilidad

“La neutralidad moral en sociología es imposible. Quien la sostiene se miente a sí mismo”

Zygmunt Bauman, sociólogo polaco contemporáneo2



Hablar de mujeres migrantes y ciudadanía social no es un tema inocuo. En el cruce de la teoría sociopolítica, los Derechos Humanos y la inequidad creciente del mundo actual que moviliza contingentes desde la periferia a los países centrales, se encuentran enormes cantidades de sufrimiento. No me referiré centralmente al derecho a emigrar, derecho que desde ya dejaré sentado desde el principio. Tampoco tomaré como eje a aquellas personas de ambos sexos que deciden vivir en otra parte por propia decisión y libremente (aún teniendo en cuenta que la libertad de elección absoluta no existe y que sus grados siempre se mueven entre límites marcados por las situaciones objetivas y subjetivas de cada persona), y que pueden traspasar fronteras buscando la ampliación de su horizonte laboral y personal. Me centraré específicamente en las mujeres latinoamericanas, y dentro de ellas las argentinas, que migran porque consideran (real o imaginariamente) que no tienen otra opción, empujadas por la pobreza o por la desesperanza. No incluiré, por estimar que se trata de problemáticas muy diferentes, el exilio y el refugio político o por guerras, la trata/tráfico de personas, ni los viajes temporarios con fines determinados (por ejemplo, estudios). Sin embargo, debemos recordar que muchas veces estos universos se cruzan y entrelazan, porque estamos insertos en un mundo móvil, signado por cambios rápidos y no siempre previsibles. Aunque muchas problemáticas son compartidas por ambos sexos, señalaremos cómo las mujeres sufren doblemente en razón de su género.


Es cierto que, en el caso de Argentina, su número es todavía poco significativo. Y que por lo general, se trata de mujeres de altos niveles de calificación en educación formal (terciario o universitario completo), que poseen recursos materiales y simbólicos para encarar semejante travesía. Las mujeres pobres de Argentina no pueden ni siquiera soñar con ir a Europa. Migran, en todo caso, a los centros urbanos de su propio país, incluyendo Buenos Aires, - a pesar del deterioro sufrido en las últimas dos o tres décadas - que sigue siendo un faro para las ilusiones de una vida mejor.


Argentina, por otro lado, sigue siendo un país receptor neto en términos de migraciones. Recibe contingentes de países limítrofes y cercanos (como Perú), y de países orientales, como Corea y Taiwan, entre otros. En realidad, es un país que se define, poblacionalmente hablando, como producto de la migración, en la medida en que durante el siglo XX recibió decenas de miles de ciudadanos europeos que huían de la guerra o de su, entonces, propia pobreza. Es en este sentido en que insisto en poner el fenómeno migratorio en la lupa de los procesos, los cambios y las mutaciones. Los países hoy ricos tienden a percibir a las migraciones como una amenaza o, en todo caso, como un fenómeno muy incómodo e indeseable. Sienten que les cuestiona desde su identidad cultural hasta los recursos estatales (de por sí menguantes, déficits fiscales mediante) de la seguridad social, así como los puestos de trabajo en tiempos de desocupación creciente.


Sin embargo, mientras persista el actual modelo económico que hoy es hegemónico y su aplicación concreta, los programas neoliberales, este fenómeno no se detendrá. Probablemente tenderá a aumentar, a caballo de la inequidad creciente provocada por el mismo modelo, y por la globalización en las comunicaciones. ¿Si el mundo es recorrido por imágenes de lujo, consumismo y felicidad, por qué creer que las personas no desafiarán cualquier obstáculo por alcanzar ese paraíso, huyendo al mismo tiempo de la pobreza y el desaliento? Los seres humanos son “máquinas deseantes” mientras viven, y justamente eso los hace humanos. Empujados por el anhelo, los costos que esto pueda suponer no siempre serán valorados en su justa medida. Y es comprensible.


Una pregunta insiste: ¿Si los capitales no tienen fronteras, por qué deben tenerlas las personas? Por varias razones. La principal, porque es necesario “anclar” la mano de obra en sus lugares. Se trata de un proceso de construcción de una mano de obra al mismo tiempo estable y flexible. No sería posible seguir produciendo cada vez más barato en base a la mano de obra peor pagada, si la población se moviera hacia las regiones donde se pagan mejores salarios. Por lo tanto, urge encontrar medidas, desde los estados y la sociedad civil, para dar respuestas a un problema humano al que no podemos volver la cara. No sólo por un problema de solidaridad, sino porque, como dice el sociólogo polaco Zygmunt Barman, “lo que hace alguien en Singapur tiene su impacto también en mí y viceversa, por más que yo no sepa cuáles son las conexiones intermedias, a lo que se agrega la vulnerabilidad recíproca asegurada”. En otras palabras: la migración es un problema de todos y todas.


Este trabajo se dividirá en tres partes, que de alguna manera tratarán de marcar el itinerario desde la teoría al sufrimiento. La primera abordará ciertos conceptos teóricos que se consideran fundamentales para sustentar el debate. La segunda abordará la especificidad de género que afecta a las migrantes de América Latina hacia Europa. La tercera trata de acercarse a la problemática subjetiva y a la realidad concreta de los grupos de mujeres que abandonan cultura, historia y ciertos nudos identitarios, para buscar un horizonte que creen más venturoso. Y también a la problemática cultural, las políticas públicas y las reacciones de las sociedades que las reciben. Para ellas nuestro reconocimiento, porque quizás sean la avanzada de un mundo donde se integren en la diversidad no solamente los capitales, sino también las personas y las culturas.



1.- La teoría: Ciudadanía Política, Ciudadanía Social, Derechos Humanos y Género.

Consideramos que ciertos conceptos teóricos nos ayudarán a comprender mejor las situaciones materiales y también las motivaciones de las mujeres que emigran desde América Latina, en particular de Argentina, hacia Europa, en particular a España. Por eso trataremos de profundizar en algunos de ellos. T.H. Marshall (1950) es un autor obligado a la hora de plantear conceptos sociológicos sobre ciudadanía. De hecho, este concepto ha funcionado en la segunda mitad del siglo XX tal como él la define:


“...aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad. Sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y privilegios que implica. Aunque no existe un principio universal que determine cuáles son los derechos y las obligaciones, las sociedades donde la ciudadanía es una institución en desarrollo crean la imagen de una ciudadanía ideal que sirve para calcular el éxito y es objeto de las aspiraciones. Las conquistas que se producen en la dirección así trazada proporcionan una medida más acabada de la igualdad, un enriquecimiento del contenido de ese estatus y un aumento del número de los que disfrutan de él”3.


Para Mashall, la ciudadanía se divide en tres aspectos, que se corresponderían con los respectivos estadios de la historia, o mejor dicho, la historia del capitalismo:

“elemento civil” (los derechos necesarios para la libertad individual),

“elemento político” (el derecho a participar en el ejercicio del poder político)

“elemento social” que “abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad”4.


Es decir: Marshall incluye en su definición de ciudadanía no solamente los elementos civiles y políticos, necesarios para formar parte de una comunidad determinada y incidir sobre ella, sino también los socio-conómicos. Sin embargo, recibió una gran cantidad de críticas, sobre todo por su fuerte orientación liberal, que le hace suponer que existe compatibilidad entre una igualdad básica fundamentada en los derechos formales de ciudadanía y las desigualdades de clase. El mismo afirma:


“(…) hasta tal punto de que la propia ciudadanía se ha convertido, en ciertos aspectos, en el arquitecto de una desigualdad social legitimada”5 (subrayado mío).


En otros términos, y coincidiendo con Monreal y Pedreño6, los derechos sociales serán accesible solamente a los ciudadanos de los países con capitalismo avanzado. Esto implica ciudadanos/as de primera y de segunda clase. Ciudadanía plena para los habitantes de países “desarrollados”, ciudadanías frágiles o parciales para los de los países “en vías de desarrollo”.


El mismo concepto de ciudadanía y de ciudadanía social se halla en debate. Hay quienes lo cuestionan globalmente. Sádaba Rodríguez7, afirma que la noción de conflicto (que había sido predominante en la época fondista) ha sido reemplazada, en la actual época neoliberal, por la de riesgo social. El trabajo y la producción han dejado de ser el eje de análisis. El empleo “flexibilizado”, o por mejor decir precarizado, se subordinan a la economía y al reino del mercado. Pasan a primera línea temas como la sociedad de la información y la sociedad del riesgo. El capitalismo es visto como el nuevo "agente igualador" (Bottomore en Marshall, 1998 [1950]: 131). En este marco, la función de los derechos de ciudadanía es encargarse de mediar la relación de los individuos con el Estado (Procacci, 1999: 17). Para este autor, los derechos sociales sólo son una forma de


“garantizar el lazo social, la cooperación o una mínima solidaridad colectiva y asegurar una marcha futura no sobresaltada. Admite la "desventaja permanente" producto de los defectos del sistema de clases, busca hacerla más aceptable a través de un cuerpo de derechos llamados "de ciudadanía", derechos que han llegado a ser bautizados como la base de una "desigualdad social legitimada" (Marshall, 1998 [1950]: 64) que "aportan los fundamentos igualitarios sustentando la estructura de desigualdad social" (Procacci, 1999).


En nuestra opinión, los derechos de ciudadanía no son una panacea, pero constituye una forma de protección frente al mercado. Los derechos de ciudadanía, entendidos de manera amplia e incluyendo los derechos sociales y económicos, generan políticas públicas de protección y atenúan las injusticias y las inequidades. Por ello debemos insistir en la necesidad de que los estados no evadan sus responsabilidades. Si bien la ciudadanía civil y política parece estar aceptablemente garantizada, con matices y excepciones, (y salvo dictaduras y guerras), en la mayoría sociedades occidentales8, no ocurre lo mismo con los derechos sociales.


De nada vale tener derechos formales, sin tener los medios para acceder a ellos y sin tener garantizada la subsistencia básica en términos de trabajo, vivienda, comida, salud, educación, etc. Como dice una canción brasileña de los años 70: “Sem comida, a libertade, es mentira, nao es verdade”. En este sentido enfocaremos la noción de ciudadanía social recogiendo el guante de visibilizar los aspectos que quedaron invisibilizados, o por mejor decir, excluidos, del concepto inicial de ciudadanía.


También en el Sistema Internacional de Protección de los Derechos Humanos – un marco ético para toda la humanidad - encontramos esta disociación. Existe normativa referida a los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, y sus correspondientes instrumentos legales para garantizarlos. Los civiles y políticos se refieren a los básicos derechos a la vida, la libertad, a la identidad, y a participar en las decisiones de su comunidad. Los derechos económicos y sociales aluden a la vivienda, trabajo, salud, educación, seguridad; su objetivo es acercarse a una mayor justicia social y la protección de los más débiles. Nuevamente, el supuesto subyacente es que la satisfacción de las necesidades humanas básicas es precondición de la autorrealización del individuo y de su capacidad de elección, es decir, de la vigencia de los Derechos Humanos en su integralidad.


Pero también aquí existe una perversa disociación: los derechos civiles y políticos se consideran “jus cogens”, es decir, constituyen derecho imperativo, obligatorio e inmediato (y los estados no pueden aducir obstáculos de ningún tipo para cumplirlos), mientras los DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales), se consideran de tipo progresivo, es decir, que los estados los cumplirán progresivamente y en la medida de sus posibilidades. Esta secuencia no estaba presente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Naciones Unidas, 1948), y a pesar de que la Conferencia Internacional de Derechos Humanos (Viena, 1993) declaró a todos los Derechos Humanos “universales, interdependientes e indivisibles”, lo cual significa que si viola uno de ellos se están violando todos, no ha podido garantizar esta unidad en los hechos.


Parece evidente que estamos asistiendo al retroceso de los Estados de Bienestar, que durante buena parte del siglo XX velaron por atender a las necesidades sociales de los más necesitados, interviniendo para atenuar la hegemonía del mercado. La creciente garantía de los derechos civiles y políticos que se registra en buena parte de América Latina, corre pareja con el también creciente desinterés de los estados por garantizar los derechos sociales, que así quedan librados a la autogestión de los (llamados) ciudadanos y ciudadanas.



2.- Migración, mujeres y ciudadanía. Un análisis contextual sobre “Ser de aquí y de allá”.

“Hay quienes razonan que con el tiempo y la voluntad política se colmará el abismo entre lo posible y la realidad. Otros opinan que el problema no es el ritmo lenta del cambio, sino la dirección básica emprendida” (subrayado mío)

UNDP, Informe de Desarrollo Humano 2002, pag 2.




Uno de los puntos más criticados de la teoría de Marshall es que los derechos de ciudadanía posibilitan «una población cohesionada por una civilización única»9. Ha sido cuestionado desde el punto de vista de la desigualdad de clase, o de recursos, y de género, entre otras cuestiones. Y este punto es central para el tema que nos ocupa: las migraciones. Los y las ciudadanas de los diferentes países no disfrutan del mismo nivel de vida, y en ocasiones sufren privaciones severas. Aquí se abren las compuertas del camino de la migración.


¿Son los y las pobres ciudadanos y ciudadanas? La conclusión a principios de milenio, según los calamitosos datos estructurales que develan la distribución de la riqueza, la equidad y la calidad de vida, nos llevan a la deducción que los regímenes democráticos liberales en los últimos treinta años, han restringido la ciudadanía social, económica y política de las mayorías. Estos regímenes expresan la contradicción entre el carácter "natural" de la pobreza en el (neo) liberalismo y el problema político que plantea la desigualdad, en un régimen político que enuncia libertad e igualdad.10


Según Añon y Pisarello (citado por la autora), desde el punto de vista histórica la consolidación de los derechos sociales es un proceso relativamente reciente y por lo tanto forman parte de un paradigma joven, inmaduro e inacabado11. Esto debería alentarnos a luchar por su consolidación, porque de otra manera podemos caer en el peligro de creer que el simple paso del tiempo puede llegar a solucionar este problema por si mismo. Y lo que estamos viendo es, por el contrario, que el paso del tiempo ha tendido a agravarlo.


Según el último Informe de Desarrollo Humano12 del UNDP13 (2002), que cita datos de 1999, 2.800 millones de personas subsistían con menos de dos dólares al día; de ellos 1.200 malvivían con menos de un dólar diario. El 1% de la población más rica del mundo tiene una renta anual equivalente al total de lo que recibe el 5/% más pobre. Y en muchas regiones, el nivel de vida de la población más pobre está empeorando. Este índice implica crecimiento económico, pero no es sólo crecimiento económico, ya que incluye cuestiones de equidad. Recordemos que este enfoque requiere calidad de los recursos humanos, pero no trata al hombre/mujer exclusivamente como un factor de la producción. No se concentra solamente, como los enfoques de bienestar, en los individuos como receptores del cambio, sino también como agentes de cambio14.


El "desarrollo humano" de las mujeres continúa, en todo el mundo y medido a través de cualquier índice, menor al de los hombres. A pesar de los enormes avances de las últimas décadas, dos tercios de los 900 millones de analfabetos del mundo son mujeres; las niñas son mayoría entre los 130 millones de chicos que no van a la escuela primaria; cientos de miles de mujeres mueren durante el parto en el mundo subdesarrollado; y el 70% de los pobres del mundo son mujeres. El Informe de 1995 introduce una innovación: un nuevo índice (llamado en inglés Gender Development Index o GDI, en castellano Indice de Desarrollo Humano de Genero o IDHG) que pretende reflejar la situación de la mujer con relación a la del hombre en cada país. Los resultados son definidos: ni siquiera en los países escandinavos está la mujer en pie de igualdad con los hombres. La pervivencia de mayores oportunidades para los hombres es tan evidente como escandalosa. El gráfico que muestra la asimétrica retribución que mujeres y hombres reciben por su trabajo en los países “en vías de desarrollo” evidencia el peso de la doble jornada laboral de las mujeres. Incluyendo como trabajo las tareas no remuneradas en el ámbito doméstico, ellas aportan el 53% del trabajo mundial total y ellos el 47%. De estas cifras, sólo el 34% del trabajo femenino genera ingresos monetarios, mientras el 76% del masculino es remunerado y sólo el 24% se dedica a actividades no incluidas en las cuentas nacionales. (UNDP. Informe DH 1995)


En este sentido, el caso argentino es ilustrativo. Según datos de fines del 200115, el 10% de la población más rica recibe el 37,7 de los ingresos declarados (lo que hace pensar que puede llegar hasta el 50%, si se contabilizan los ingresos no declarados), mientras el 10% más pobre recibe el 1,3%, es decir 28,7 veces menos que los más ricos16. En 1974 esa brecha era de 12,3 veces. “La transferencia de recursos de los sectores más carenciados a los de mayor privilegio no deja de aumentar”17.


En otras palabras: las poblaciones en situación de vulnerabilidad son expulsadas a la pobreza. En esta línea debe considerarse la variable de género, ya que se constata, a nivel mundial, una estructura de empleo y una distribución de la pobreza claramente delimitada y segmentada según patrones de género. En la actualidad, el trabajo digno, es decir, con un salario que permita la satisfacción de las necesidades básicas y con los beneficios que han sido otorgados por el derecho laboral, es la principal arma para la integración al sistema. En el otro artículo del presente volumen se dan datos desagregados sobre mujer y trabajo. Baste señalar que el mecanismo histórico de segmentación del trabajo según género ha continuado funcionando en la actualidad, y se caracteriza por una enorme presencia de la mujer en el trabajo sumergido. La actual tendencia a la llamada “flexibilización laboral”, tal como se ha demostrado reiteradamente, capta mano de obra femenina tanto en las ciudades como en el campo y las llamadas “maquilas”.


En síntesis: la desigualdad creciente entre países pobres y ricos, la profundización y segmentación de la pobreza en América Latina (que ostenta en la actualidad el triste galardón de ser la región más inequitativa del mundo), la situación descripta de ciudadanía parcial en sus países de origen, la feminización de la pobreza, la segmentación del trabajo por sexo, están motorizando un fenómeno nuevo: la feminización de las migraciones.



3.- Latinoamericanas migrando. Feminización de las migraciones. Ellas van, vienen, van. ¿Migración como estrategia o como destino?


América Latina tiene fuertes similitudes y también marcadas diferencias. En este sentido, las mujeres migrantes de la región comparten algunas situaciones, relacionadas con su condición de latinoamericanas y de mujeres, pero presentan diversidades, vinculadas a las situaciones socio-política-económicas de sus países de origen, pero también a su entorno familiar-doméstico, a su sector social, etnia, etc., mucho más que los migrantes varones. Estimamos que un mayor conocimiento de este tema complejo sólo podrá lograrse con estudios en mayor profundidad, investigaciones cualitativas que tomen ambas puntas: el país de origen y el de destino, abarcando también las unidades familiares de origen además de las migrantes en sí mismas.


Actualmente se encuentra en desarrollo una investigación denominada “Feminización de las Mujeres Latinoamericanas. Discriminación, Racismo, Xenofobia”18. En la presente etapa abarca cuatro países: Argentina, chile, Ecuador y Perú, y cuenta con apoyo de UNIFEM, una de las agencias de Naciones Unidas que se ocupan del avance de la mujer, y trata de profundizar en las nuevas problemáticas que presenta la feminización de las migraciones en la región. Si bien el eje de estudio son los movimientos migratorios entre países latinoamericanos, creemos que algunos de sus hallazgos e interrogantes (todavía provisorios) pueden ayudar a comprender algunos de los fenómenos de las migrantes de esta región hacia Europa.


a) Es necesario evaluar detalladamente cuál es el peso de la pobreza y la pobreza extrema en las migraciones. Evidentemente, se trata de un motor muy fuerte, pero no el único. Es claro que las mujeres en extrema pobreza no siempre tienen recursos, ni materiales ni simbólicos, para migrar. En todo caso, suelen engrosar los contingentes de mano de obra “golondrina”, transitoria, sobre todo en labores agrícolas de recolección de cosechas, que se concentran en determinadas épocas del año. También circulan hacia los centros urbanos más o menos cercanos, entrando en el servicio doméstico, hecho determinado a veces por sus familias de origen (que las “entregan” siendo todavía prepúberes o púberes19), o facilitado por redes informales de su comunidad. También suelen dedicarse a la venta ambulante y a otras ocupaciones precarias. La pobreza probablemente esté relacionada de manera directa, en la mayoría de los casos, con la cercanía del lugar a donde migran, salvo que entren en acción organizaciones que “facilitan” tránsitos más alejados.

b) Si bien no nos centraremos en el problema de tráfico y trata de personas, hay señales evidentes de la existencia de organizaciones con fines de lucro, no siempre legales, que se especializan en facilitar la migración de mujeres. En el caso del tráfico, suelen brindarles la pequeña “bolsa” de dinero imprescindible para el primer tránsito a lugares cercanos. Cuando el destino es EEUU o Europa, también le “brindan” el pasaje, a cambio de adquirir una deuda de la cual suelen quedar como garantes sus pocos bienes y su familia. En el caso de la trata, estamos en presencia de organizaciones criminales, verdaderas mafias que engañan a las incautas con promesas de buenos trabajos, matrimonios y una vida promisoria en el país de destino. Suelen estar involucrados políticos y funcionarios, y en la mayoría de los casos su destino es la prostitución en condiciones serviles. No profundizaremos en el tema de la prostitución por considerar que excede los objetivos de la presente ponencia: sin embargo, no podemos dejar de mencionarlo.

c) El peso de las limitaciones en el mercado de trabajo, en cualquier nivel de la pirámide laboral, parece ser también un motor fuerte, junto con los bajos salarios y la precarización laboral. En los niveles bajos, se relaciona con el punto a), porque seguramente tendrá asociados niveles de pobreza y pobreza extrema. En los niveles medios y altos encontramos personas con niveles educativos más altos (secundario y terciario) que no logran una posición laboral acorde con sus estudios y/o expectativas. En ambos casos, la discriminación y segmentación laboral por sexo añaden peso a la motivación para migrar que puedan tener las mujeres.

d) En la actualidad, ellas migran ¿en “patrón asociativo” o en “patrón autónomo”? Se suele llamar “asociativo” a la modalidad en que ellas viajan “asociadas” a sus familias, en particular a su marido e hijos. En cambio, el patrón “autónomo” supone una decisión propia. En todo caso, en esta modalidad se las ve viajando solas o como cabeza de familia, con hijos que dependen de ella. En ocasiones, después de llegar solas, los “mandan traer”. Una cuestión es, por lo tanto, precisar en qué proporción viajan solas o con los hijos, y qué proceso vital continúa después, atravesado por su condición de género.

e) Pero este último tema nos remite a la noción de autonomía. ¿Será que una mujer que “decide” abandonar su tierra, sus tradiciones, su cultura, es más autónoma que otra que se queda? ¿Y qué significa “decidir”? Este tema aparece atravesado por el problema de las responsabilidades que muchas de ellas adquieren al momento de migrar, que se encuentran más desplegados en los puntos que siguen. También es posible pensar que algunas estén huyendo de contextos de control ideológico en sus comunidades de origen, que les restringe decisiones vitales importantes tales como la elección de pareja, el ejercicio de la sexualidad, las decisiones reproductivas, los vínculos con otras mujeres y con hombres, el acceso a trabajos no tradicionales para mujeres, etc.

f) ¿La migración femenina es producto de una estrategia familiar/doméstica en mayor medida que los varones? Al parecer, ellas mantienen los vínculos, y son más “fieles”, a sus familias de origen que ellos. Esto se refleja también en la constancia al remitir las remesas de dinero a sus familias. Las remesas de los migrantes (de ambos sexos) son de tal envergadura que figuran de manera abultada en las cuentas nacionales. Países como El Salvador20, Nicaragua o Ecuador21, p.ej., sostienen buena parte de su economía con ellas. Y deberíamos aumentar su volumen si tenemos en cuenta el subregistro, ya que buena parte de estas remesas circulan por fuera del sistema bancario-financiero en razón de los costos de las transferencias.

g) Sobre todo entre las de clases populares, qué mujer migra tiene que ver con qué mujer se queda en la familia de origen, a cargo de hijos y/o familiares. Al interior de la unidad doméstica de origen suele darse una verdadera distribución de roles femeninos. Más que sus equivalentes varones, ellas tejen una estrategia interdependiente entre sí, porque en razón de su género no se desprenden, o lo hacen menos que ellos, de responsabilidades familiares.

h) Si estas hipótesis de mayor permanencia de los vínculos familiares de origen en las mujeres se comprobaran, sería necesario constatar en qué medida las motivaciones para quedarse o retornar son diferentes para ellas que para ellos. ¿Tenderán ellas a mantener más vivo el proyecto de ahorrar dinero y regresar a su tierra? ¿O repetirán, invertido, el trayecto vital de sus antecesores, cuando migraron a América pensando en retornar, y se quedaron para siempre?


Parafraseando a Monreal y Pedreño (op cit), podemos afirmar que a movilidad interocupacional de las mujeres latinoamericanas de sectores populares, a través de diversos mercados de subempleo, se funda en un escenario de riesgo caracterizado por la ausencia o debilidad de derechos de ciudadanía y la debilidad institucional en sus países de origen. Ellas construyen biografías escritas sobre la constante entrada y salida del mercado de trabajo, y la búsqueda de compatibilidad entre empleo y familia las mantiene permanentemente en un territorio social de vulnerabilidad y exclusión22. Esta situación se basa en el fraude generalizado a la seguridad social que les niega una historia laboral. Desde esta experiencia de trabajo, el acceso a una ciudadanía social es un camino tortuoso o imposible.



4.- Mujeres argentinas emigrantes a España: ¿quiénes son y por qué migran?

“Llegué a la Argentina con expectativas y esperanzas, como las que mis antepasados – y las de muchos otros – trajeron al país que tantos sueños les permitió forjar. En poco tiempo fui cautivo del embrujo de su gente y su geografía, así como de las perplejidades de su devenir actual”. Carmelo Angulo Barturen, Representante Residente de UNDP Argentina, ciudadano español.



Tal como se ha mencionado anteriormente, Argentina ha sido históricamente, y sigue siendo, un país receptor neto de contingentes migratorios. Es cierto que también han salido ciudadanos y ciudadanas argentinas a vivir al exterior, y más allá de casos individuales podemos reconocer dos períodos claramente delineados. El primero, durante la dictadura de 1976-83, fueron exiliados políticos que eligieron España, y secundariamente otros países de Europa y de América Latina para proteger sus vidas y las de sus familiares, o porque no toleraban el terror que se había enseñoreado de nuestro país. Muchos de ellos obtuvieron el status de refugiado político por parte de ACNUR23, ya que Argentina estaba inmersa en la más sangrienta de sus numerosas dictaduras militares, que dejó – entre otros saldos terribles – 30.000 desaparecidos. El segundo parece comenzar lentamente en la segunda mitad de los 90 y profundizarse en los últimos dos o tres años. Suelen ser personas desalentadas y frustradas por la visión de un país que, según suponen, les niega la posibilidad de desarrollarse plenamente en la esfera laboral, cultural, institucional. Buscan concretar cierto sentido de la vida que creen más asegurado en Europa que en Argentina.


En ambos casos, suele tratarse de jóvenes de ambos sexos, con niveles educativos altos (universitarios y terciarios completos), y con una experiencia laboral frustra. La emigración a Europa (y dentro de ella, a España) no proviene de sectores de extrema pobreza, que si migran lo hacen a lugares o países más cercanos. En este último caso, presentan menores niveles de instrucción, menor acceso a recursos materiales y simbólicos, menor capital24 cultural de la familia de origen. Migran a España y a Europa mujeres de alto nivel educativo, con recursos culturales y, en muchas ocasiones, con manejo de un segundo idioma.


Es que especialmente a partir de diciembre de 2001, explota una crisis largamente demorada en Argentina. El Informe de Desarrollo Humano sobre Argentina 2002 señala que es un país con un patrón inequitativo de desarrollo humano y pobreza creciente, que contrasta con épocas anteriores en las que se caracterizó por ser un país con un gran desarrollo de los sectores medios25. Los niños son los mayores afectados. Existe desigualdad y heterogeneidad territorial, que combina retraso productivo y empresarial con estructuras diversificadas y de gran tamaño. Los niveles de desocupación, que rondan el 40%, la pobreza (60% de la población, 73% para los niños hasta 14 años), el hambre inédito en uno de los países que más exporta alimentos al mundo, los y las empuja. Pero quizás lo determinante sea “la percepción de la política que predomina entre la ciudadanía, y que expresa que sus instituciones y sus líderes se han alejado de la búsqueda del bien común y se han distanciado de la representación y defensa de los intereses sociales legítimos”26.


Migran descreidos/as, desesperanzados de su país, que sin embargo les brindó una educación gratuita y de calidad. Critican con razón a su dirigencia (política, empresarial, sindical, eclesiástica), abominan de la corrupción y la ineficacia, pero no tratan de modificarla. Buscan España como destino o como puerta de entrada a Europa porque siempre ha habido un fuerte vínculo cultural entre ambos países, cuyas raices abrevan en los tiempos de la colonia y se refuerzan con los miles de españoles que llegaron a nuestro país en la primer mitad del siglo XX. Muchos/as son descendientes (hijos, nietos, etc.) de estos migrantes españoles. Buscan un mundo que aparece ordenado, con instituciones fuertes y previsibles, con democracias “que funcionan”, con un Estado que, suponen, no abdica de sus responsabilidades que en la época moderna deriva del “Contrato social” roussoniano.


El número, por el momento, no parece ser muy significativo en términos absolutos. Sí lo es en términos relativos al capital humano de Argentina: representa la fuga de personas en la flor de la edad y en quienes el Estado invirtió para su formación. Alguna señal de alarma ha comenzado a sonar, y es bueno que así sea.


¿Por qué Argentina permite que sus hijos e hijas emigren, con el consiguiente dolor en la esfera de los sentimientos? Es sabido que la migración tiene costos subjetivos, entre los que podemos contar la transculturación, el extrañamiento, la ruptura de vínculos familiares. ¿Qué motivaciones tienen estas personas de ambos sexos para dejar detrás comunidad, cultura, familia, contextos, historia? Además de las cuestiones socio-económicas, podemos preguntarnos qué papel juega una cultura global que exagera los contrastes. Los mundos “desarrollados” aparecen como míticos paraísos, mientras los “subdesarrollados” son tematizados como ese infierno tan temido. En este juego de ilusión y realidad, debemos hacer algo para impedir que las ilusiones aumenten la distorsión, pero también para que las realidades incrementen su desigualdad.


Y qué distingue, en este contingente, a las mujeres? Creemos que comparten buena cantidad de las problemáticas de las mujeres latinoamericanas altamente educadas que se detallaron más arriba. Pero el nexo (real y imaginario) con la familia y el país de origen que suelen mantener más que los varones, les genera una carga emocional fuerte. Son, además, objeto de control familiar – aún a la distancia - más que los varones. Es posible pensar que si enfrentan los desafíos de “un mundo ancho y ajeno”27 poseen una mayor capacidad de autonomía subjetiva. Podrían ser mujeres más empoderadas, que buscan otros horizontes vitales y un mayor grado de libertad; pero no lo sabemos con exactitud.


En todo caso, tanto las más pobres como las que provienen de sectores medios, se encuentran “entre Caribdis y Escila”28. Este mundo occidental, crecientemente inequitativo y globalizado, que distribuye los recursos de manera desigual, y que mantiene la discriminación por razones de género, no abrirá las puertas del paraíso con facilidad. Hoy parecen existir dos universos, al mismo paradojalmente cerrados entre sí y al mismo tiempo interdependientes. Los países “desarrollados”, ricos, tienden a cerrar sus fronteras, creyendo así salvaguardar su bienestar (en realidad, en equilibrio precario). Muestran un endurecimiento de la legislación migratoria, y brotes de racismo y xenofobia, al compás del aumento de la desocupación, el (desigual) retiro de los Estados para garantizar ciertos servicios básicos, y los déficits fiscales. La competitividad que se establece por acceder a los mejores puestos de trabajo suele dejar afuera a los/las migrantes, a veces de manera legalizada (a igualdad de credenciales y experiencia, se debe preferir a un ciudadano de origen nacional). Así, tanto ellos como ellas suelen terminar trabajando en puestos de nivel más bajo que el que les correspondería por su nivel educativo, por su experiencia laboral previa y, por supuesto, muy inferior a sus expectativas. Si recordamos que en todo el mundo existe segregación laboral por sexo, y que ellas deben demostrar a su vez más credenciales que los varones, sabremos que ellas estarán expuestas a una doble discriminación.


Por todo ello, sabemos que actualmente, en gran cantidad de casos, no encuentran en el país de destino lo que creían buscar. ¿Cuál es la nueva situación? Suelen estar sobrecalificadas para el trabajo que encuentran. Pero a pesar de ello, en muchos casos declaran preferir la nueva a la vieja situación. Aquí se presenta un problema de difícil respuesta: ¿qué clase de verdad están diciendo? Quienes tenemos formación en psicología, sabemos de las verdades múltiples en la subjetividad. Quizás digan una cosa a sus parientes, en su país, y otra a sus amigas/os en el país de destino. Quizás no puedan o no quieran reconocer sus desgracias, o afligir a sus parientes. O reconocer niveles de fracaso o desilusión, o preocupar a quienes las quieren. Aún más: quizás se den a sí mismas respuestas complejas, con partes contradictorias, o que pueden diferir según momentos o situaciones.



5.- Cuestiones sobre la igualdad de oportunidades por género en un mundo globalizado y crecientemente desigual

“También el problema moral pasó a ser global. Hoy, por medio de la televisión, todos somos espectadores, todos conscientes de los sufrimientos de los otros, hasta en las más alejadas partes del mundo. Entonces te concierne. Es la globalización de la responsabilidad”. (subrayado mío)

Zygmunt Bauman29.



Migraciones y DDHH: Discriminación, racismo, xenofobia. Lo familiar que se vuelve ajeno.


“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".

Declaración Universal de los Derechos Humanos, UN 1948 art. 1




“- ¿Morirá mucha gente, papá? - No temas, hijo. Sólo extranjeros”.

Albert Camus. “El extranjero”.




Discriminar significa diferenciar. Desde el punto de vista de la psicología, se trata de un proceso normal e imprescindible en la constitución de la subjetividad. Implica que el infante humano debe aprender a discriminar progresivamente entre yo-no yo, el sí mismo y los demás, lo que le hace bien y lo que le hace mal, cuando se siente bien y cuando tiene molestias, etc. La toma de conciencia de la diferencia no es, en sí misma, peligrosa. El peligro consiste en adjudicarle una valoración jerárquica a aquello que se diferencia. El peligro es no aceptar la diversidad, instalando uno de los polos, o elementos, como lo superior. Así encontramos en la historia de la humanidad pueblos superiores, razas superiores, culturas superiores o economías superiores, entre otras temáticas y problemas que siguen afectando a esta humanidad de comienzos de un nuevo y complejo milenio. Y, tal como lo han demostrado los Estudios de la Mujer, la jerarquía está determinada por las concepciones dominantes, y por lo tanto son siempre patriarcales, capitalistas y elitistas30. La xenofobia es el odio a las personas que pertenecen a otra nacionalidad y/o cultura, y es un grado más de la discriminación. El racismo consiste en adjudicar una serie de características a un colectivo racial o étnico, por el color de su piel, rasgos faciales o corporales31.


En realidad, todos estos comportamientos sociales tiene por origen, a nivel del psiquismo individual y el imaginario social, el miedo. El miedo al otro/a diferente de mí. La diferencia no es procesada como enriquecimiento sino como amenaza. El diferente pasa a ser, pues, amenazante por su sola condición de diferente. ¿Pero qué significa diferente? Aunque parezca paradójico, lo diferente sólo puede ser establecido a partir de lo familiar, lo semejante. A nadie se le ocurriría decir que alguien es diferente a un perro o a un mono. Es decir: esta diferencia se establece sobre la base de algo común: la humanidad. Las características que hacen a los seres humanos semejantes entre sí. Lo siniestro, dice Freud, es lo familiar que se vuelve ajeno.


En otros términos, las conductas discriminatorias, xenófobas o racistas suelen tener por origen no solamente el prejuicio, sino el temor. Aquél que era semejante a mí se me volvió extraño por poseer algunas características connotadas como amenazantes: es pobre, o negro, o migrante, o latino. En resumen, ajeno. Pasa a ser depositario de las características rechazadas de lo humano. Pasa a portar lo rechazado en uno mismo. Si es vulnerable, mucho mejor: se podrá ejercer violencia con mayor impunidad. Las mujeres tendrán mayor riesgo de sufrir determinadas clases de xenofobia y discriminación, en particular abuso, acoso sexual y violencia, y a situaciones de explotación laboral, incluyendo trabajo servil. ¿Cuántas de ellas se verán forzadas, de una u otra manera, a prostituirse? No lo sabemos con exactitud. Pero seguramente la condición de migrante facilitará este tránsito, por la ausencia o escasez de vínculos familiares o de amistad protectores.


Frente a esto, ¿qué recursos movilizar? No hay otro camino que reconocernos humanos y humanas, compartiendo malamente, por el momento, un mismo planeta, al que descuidamos de manera escandalosa. El otro, la otra, es también una máquina deseante, como nosotros y nosotras. Es libre y esclavo en tanto sujeto/a de deseos y de su propio inconciente, instancias que no siempre maneja. Tiene dimensiones de sí mismo/a que no conoce, como todos nosotros y nosotras. Estar aquí o allá es un accidente. Lo central es que todos somos humanos, diversos, multifacéticos. En última instancia, otro ser humano es amenazador porque nunca podré erigirme en amo (ama) incuestionable. Foucault y Hegel señalan que no hay poder sin resistencia. Puedo castigarlo, torturarlo, lastimarlo y hasta matarlo/a, pero no podré someterlo si mantiene su resistencia. Cosa que saben de sobra las dictaduras y todos los grupos que pretenden instalar una acerada y monótona, imposible igualdad que no altere sus sueños quietos como la muerte. Lo que no puede evitarse, en toda situación de violencia, discriminación, racismo y xenofobia, es el sufrimiento. Y todos y todas somos responsable por el sufrimiento plantetario actual.



6.- El sufrimiento: costos subjetivos de la migración. Riesgos de un mundo globalizado y competitivo



Lo que más llena los bares es la falta de amor

Dicho Popular


No podemos permitirnos ni permitir olvidar que la migración conlleva sufrimiento en sus protagonistas, en parte determinado por situaciones externas (analizadas más arriba) y en parte por motivaciones emocionales. Estarán influidos por diversos factores y no pretendemos ser exhaustivas, pero quisiéramos mencionar algunos.


La soledad no es un fenómeno exclusivo de los y las migrantes. Sin embargo, es obvio que se verá aumentado en situaciones de cambio de contexto cultural, falta o escasez de vínculos y redes amistosas para el sujeto/a, y lejanía de los vínculos familiares y de amistad. Migrar significa, entre otras cosas, dejar atrás un mundo de personas, situaciones y contextos significantes, que pasan a formar parte de otra cotidianidad, ausente en la cotidianidad presente.


La transculturación, ese concepto que trata de captar los fenómenos que sufren las personas que se insertan bruscamente en otra cultura, es un fenómeno complejo y sería necesario estudiarlo en las condiciones actuales, en que la comunicación tiene facilidades antes inéditas y el fenómeno de la globalización genera un cierto estrato de culturas compartidas. Esto, nuevamente, varía según el grado de familiaridad o similaridad entre las culturas de origen y destino. En el caso de Latinoamérica, y particularmente de Argentina, el impacto suele estar más centrado en los afectos cercanos (amigos/as, familiares), que en la diferencia cultural. En el caso de las mujeres, se agrega su vulnerabilidad de género ante la violencia social y familiar. Las mujeres migrantes están expuestas a un doble riesgo de sufrir violencia.


La pérdida, o al menos la lejanía de las redes familiares, amistosas y sociales obliga e impulsa a su reemplazo, más acuciante cuanto más sola haya migrado la mujer. Es necesario tomar decisiones, por ejemplo, acerca de la vida afectiva, de pareja, y la sexualidad. ¿Formar nueva pareja? ¿Esperar a retornar? ¿Qué implica para una mujer latinoamericana, formar una pareja en Europa? ¿Qué costos y ventajas conlleva? ¿Como se tramitan los sentidos de tener hijos de nacionalidad diferente a la suya? ¿Y qué sucede en aquellos casos en que han dejado atrás una pareja en su país de origen? ¿Y cuando quedaron hijos? ¿Cómo son vistos los hijos de otra tierra? ¿Como extraños? ¿Como beneficiarios de un status que ellas desearon? ¿Como superiores a ellas mismas? ¿Qué filiación continúa en su sangre, cuando otra cultura entra en juego? ¿Qué tránsitos se generan?


Finalmente, es probable que los efectos subjetivos de la migración oscilen, a nivel emocional, en una línea cuyos extremos sean la rabia y el sometimiento. La rabia contra el país que no les dio las oportunidades deseadas, pero también contra el que las recibió y brindó un lugar por debajo de sus expectativas, o quizás las discriminó. Y el sometimiento ante una realidad tan compleja e inabordable, que es necesario aceptar para sobrevivir.



7.- Sintetizando: Responsabilidades a dos puntas

En el país de origen


“Una sociedad que no se resigna: un activo a la hora de imaginar los cambios”.

PNUD Argentina, op cit



Recordemos que la CEPAL, organismo de Naciones Unidas para el desarrollo en América Latina32, recuerda que la región debe encarar, en la década del 2000, una mayor inversión en educación, que debe aumentar entre 1 y 2% del PBI. Los estados deben proponerse un objetivo de crecimiento anual del 8%, siendo el empleo es talón de Aquiles en esta reforma. La universalidad, solidaridad y eficacia deben animar las políticas sociales y económicas, tratando de reducir el déficit regulatorio y fiscal. Y recuerda que a mayor ciudadanía, mayor cohesión social.


Para Argentina, es posible sostener las “18 propuestas para el Desarrollo Humano”33 que elaboró el PNUD Argentina, cuya formulación completa detallamos al pie34, pero quisiéramos en particular resaltar algunas de ellas: promover una sociedad más igualitaria, combatir la pobreza, promover el empleo digno, renovar el sistema de partidos, organizar un Estado activo, reformular la democracia de manera participativa de la desde las bases locales, ya que la democracia es tan importante como la economía. Debe lograrse un cambio en paz por procedimientos constitucionales, teniendo muy en cuenta que la brecha entre la dirigencia argentina y los ciudadanos tiene que achicarse.


Los países de América Latina tienen una enorme deuda con sus habitantes. Les deben una union que soñaron San Martín y Bolívar, una dirigencia menos corrompida, unas fuerzas armadas comprometidas con la democracia, y una sociedad civil con más esperanzas.



Demandas al país de acogida: un mundo ancho y ajeno. Vulnerabilidad de los y las migrantes: ¿un destino ineluctable?

“Cuando el o la inmigrante ha accedido al país de destino, su margen de posibilidades vitales pasa de nuevo por el grado de reconocimiento y garantía efectiva de los derechos sociales”35.


Quienes llegan huyendo de una ciudadanía parcial en su país de origen, también se encuentran con un recorte de su ciudadanía en los países de destino. Por lo general, en la legislación de extranjería los inmigrantes regularizados son un universo de «ciudadanía de excepción», que sin variantes significa recortes en relación a la ciudadanía de los nacionales. Esto se ve agravado por los procedimientos cada vez más complejos y obstaculizadores para lograrla, lo cual, lejos de garantizar sus “papeles”, aumenta el número de “indocumentados”. Estos y estas “irregulares” son directamente «no-ciudadanos». La especialización de ambos tipos de inmigrantes en el subempleo y/o en la economía informal degrada aún más sus débiles derechos de ciudadanía. En síntesis, la vulnerabilidad social de los inmigrantes se deriva de su condición de ser expropiado de su condición de ciudadanía.


En efecto, parte de la xenofobia ejercida por el Estado reside en los complejos meandros normativos e institucionales que regulan la migración y posibilitan tanto las mafias de tráfico como la “Industria de la gestoría” (Zaffaroni). Es necesaria una mayor agilidad en los trámites y la documentación: poner trabas no elimina los migrantes, los ilegaliza. Urge, en cada país, revisar las leyes, los procedimientos y la institucionalidad en este ámbito a la luz de los problemas expuestos. En cuanto a la sociedad civil, igualmente los Estados tienen la responsabilidad de realizar campañas e incluir en sus curriculas educativas conceptos relativos a los derechos humanos y la no discriminación por origen racial o nacional. Esto, que suele estar incorporado a la mayoría de las constituciones del mundo – y particularmente en los países desarrollados – suele, en la realidad, ser letra muerta. O casi.


A la luz de lo anterior, la primer demanda a los países de acogida es erradicar la discriminación, el racismo y la xenofobia, tanto por parte del Estado como de la sociedad civil, para los y las migrantes y sus hijos/as. En el primer caso, es necesario eliminar las trabas para que los y las migrantes tengan acceso al trabajo y a los servicios de salud, educación, etc., en igualdad de condiciones que los nacionales. En el mundo del trabajo se requiere una vigilancia activa de los Estados para controlar la creciente precariedad, que puede derivar en el caso de las migrantes a condiciones de semiesclavitud. Es necesaria una fiscalización activa por parte del Estado, sobre las condiciones de trabajo de las migrantes. Y realizar campañas para desmitificar que el/la migrante quita oportunidades laborales al/la nativo/a, ya que numerosos estudios demuestran que los primeros suelen trabajar en sectores o niveles que los nacionales desprecian. En cuanto al tema de salud, además de garantizar su acceso en condiciones de igualdad, se requiere prestar especial atención a instalar programas especiales para garantizar los derechos sexuales y los derechos reproductivos, porque la situación de vulnerabilidad de las migrantes puede llevarlas con mucha facilidad a descuidar este aspecto.


En el mundo de hoy parece haber señales de aumento de estas lamentables formas de dominio de un sector de la humanidad sobre otro. Los estados deben realizar políticas públicas activas en este tema, recordando que en términos de Derechos Humanos se trata de jus cogens, es decir, derechos imperativos, obligatorios para los estados y de aplicación inmediata. Un estado no necesita estar en buena situación económica para combatir la discriminación en todas su formas, un crimen de lesa humanidad. Resulta pertinente recordar que la situación de migración aumenta la vulnerabilidad, lo que significa que la mayoría de las mujeres migrantes están, en este mundo inequitativo y competitivo, en situación de riesgo por partida múltiple; género, raza, etnia, edad, origen nacional, discapacidad, opción sexual, etc.


Un tema candente, ya mencionado, es la prostitución y tráfico de mujeres. Esto implica organizaciones y redes del crimen internacional, muchas veces con íntimos vasos comunicantes con los Estados. Por lo tanto, ellos mismos deben tomar un papel protagónico en su investigación.


Otra área importante es estimular la formación de redes y propuestas de actividades adecuadas para contener y promover la integración progresiva de las migrantes a la sociedad de destino. Políticas públicas activas para la integración cultural, con respeto por la cultura y la pertenencia de origen, en un delicado equilibrio donde la guía será la no intrusión, la no agresión, la protección. Los talleres y actividades para brindar información e incrementar el empowerment y una mayor autonomía entre las migrantes seguramente serán útiles. No es necesario que lo realicen las oficinas del estado de manera directa; en muchos casos, las ONGs, fundaciones, grupos colectividades, etc., suelen ser más eficientes en el trato directo con las personas. Pero en este caso, será necesario que el Estado brinde apoyo monetario y otros recursos a los grupos de la sociedad civil que realcen estas tareas.



El papel de las redes autogestadas: una telaraña de sostén


“Este ñanduti – tela de araña - que tejeremos con la familia, vecinas, amigas y compañer@s de trabajo, las casas y centros fuera de las redes informáticas, nos permitirán tener más fuerza y trabajar oñondivepá – todas juntas -. Estos ñanduti, constituyen mi trabajo.”
Ramona Alñvarez Reita. .Migrante paraguaya en Argentina




8.- Conclusiones mínimas


La utopía, una ilusión con dos cabezas (aquí y alla)

“La utopía se ubica en el horizonte. Camino dos pasos, y ella se aleja dos pasos. Para qué sirve, entonces? Para caminar.”

Eduardo Galeano, poeta y escritor uruguayo contemporáneo



La responsabilidad global inevitable


"Por primera vez en la historia el imperativo moral y el instinto de supervivencia marchan en la misma dirección . Durante milenios, para ser fiel a la moral debías sacrificar algo de tu interés. Actualmente, los objetivos coinciden: o cuidamos la dignidad de todos en el planeta, o moriremos todos juntos”

Zygmunt Bauman, sociólogo polaco contemporáneo
.


Creemos haber desplegado lo que, a nuestro entender, resultan los nudos fundamentales de la migración femenina a España. La respuesta final debe guiarse, creemos, entre la ilusión de la utopía de una humanidad integrada y sin fronteras, y algo más pragmático, tal como lo expresa el sociólogo Bauman. Ya no hay remedio: estamos forzados a integrarnos más allá de las fronteras. No existe solución si continuamos en el camino de hacer los muros cada vez más altos y más gruesos. Inevitablemente serán demolidos. Mejor hacerlo de manera programada, participativa, humanitaria, de manera de evitar el sufrimiento lo más posible.






BIBLIOGRAFIA CITADA

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Zoli, Serena. “La soledad del ciudadano global”. Entrevista a Zygmunt Bauman, sociólogo polaco contemporáneo. Diario La Nación, suplemento Cultura, 4 de mayo 2003. www.lanacion.com.ar


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Notas:


1. Ponencia prsentada en las Jornadas Casa de América: “Mujeres de dos Mundos”. Madrid, abril 2003

2. Zygmunt Barman. “La soledad del ciudadano global”. Entrevista otorgada a Serena Zoli. Diario La Nación, suplemento Cultura, domingo 4 de mayo 2003. www.lanacion.com.ar

3. Marshall, T.H. (1998/e.o. 1950). Ciudadanía y clase social. Madrid: Alianza Editorial.: 37

4. Marshall,op. cit.: 23.

5. Marshall, op cit:: 22.

6. Monreal, J y Pedreño, A; “Trabajo, ciudadanía social y riesgo biográfico en regiones periféricas”. Universidad de Murcia. Facultad de Economía y Empresa. Departamento de Sociología y Política Social.

7. Sádaba Rodríguez, Igor: La conflictividad en la sociedad de la información y la globalización: De la "cuestión social" al discurso del riesgo. www.ucm.es/info/eurotheo/nomadas/igorsadaba


8. Esta exclusión no obedece a que se encuentren en estadios de mayor evolución en el tema de la ciudadanía, sino a que simplemente hemos decidido no abordar la muy compleja realidad socio política de las culturas orientales.

9. Marshall, op. cit.: 75.

10. Hugo B. Ampliación de ciudadanía: el tema clave en los procesos democráticos. www.cordobanexo.com.ar

11. Añón, María José. Universitat de València. “Ciudadanía social: La lucha por los derechos sociales”

12. Para su cálculo se incluyen tres variables: la extensión de la educación (medida a través de la matrícula primaria, secundaria y terciaria combinada, y del índice de alfabetización), el nivel de salud (medido a través de la esperanza de vida al nacer) y una aproximación al nivel de ingreso (tomando el producto per cápita a precios comparables, con un descuento para los países de ingreso superior a 5000 dólares, nivel considerado suficiente para sostener una calidad de vida aceptable). En cada una de estas áreas los países reciben un puntaje entre cero (distancia máxima con respecto al ideal) y uno (nivel ideal). El promedio de estos tres números es el IDH, que permite organizar un ranking.

13. Programa de Naciones Unidas para el desarrollo: la agencia especializada de ONU en este tema.

14. Llach, Lucas UTDT, 1996. Por un crecimiento con rostro humano (y femenino). www.utdt.edu/graduados/miriagono

15. www.cordobanexo.org.ar

16. Se estima que a fines de 2002 y en los hechos, esta relación asciende a más del 45 veces

17. Esta es una de las principales razones del profundo descreimiento acerca de la dirigencia en general y de las instituciones democráticas, que se han revelado incapaces para articular aspectos parciales que pueden ser conflictivos, hacia un interés que se estima común, finalmente el núcleo de la “res-pública”.

18. Coordinada por Lipszyc, Cecilia y Zurutuza, Cristina (Argentina), con la participación de Nora Reyes, Ximena Díaz (Chile), Gloria Camacho (Ecuador), Patricia Balbuena (Perú).

19. Esta operación, muy frecuente en décadas anteriores y hoy sin datos ciertos, suele encubrirse con la promesa de la familia empleadora de “educar” a la niña, que termina siendo una sirvienta sin salario, o con un salario paupérrimo que cobran sus padres, y en ocasiones sufre el abuso sexual de hijos o maridos de la “mujer de la casa”.

20. Las remesas de los y las migrantes representan el primer rubro en la economía nacional.

21. En Ecuador es el segundo rubro de la economía nacional

22. Monreal y Pedreño, op cit.

23. Agencia de las Naciones Unidas encargadas de los Refugiados.

24. En el sentido en que lo toma Bourdieu

25. En Argentina, alrededor de 1950, la distribución de los recursos se acercaba al 50% para el capital y el 50% para los trabajadores, con una legislación muy avanzada en el plano laboral.

26. Angulo, Carmelo. Introducción. “Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina/2002”. UNDP Argentina Edición propia, Buenos Aires 2002. Tomo 1, Pag. 8

27. Título de un libro de Ciro Alegría.

28. Remite a un relato de la mitología griega, en la que los barcos debían pasar por un estrecho tan peligroso, guardado por rocas, que solían naufragar sin remedio.

29. Entrevista. “La soledad del ciudadano global”. Serena Zoli. Suplemento Cultura Diario La Nación, 4 de mayo 2003. www.lanacion.com.ar

30. Amoros, Clelia; Crítica de la Razón patriarcal. Cátedra, Barcelona, 1990.

31. Kiper, N. El derecho de las Minorías frente a la Discriminación. Hammurabi, Buenos Aires, 1995.

32. Hacia un Crecimiento con Equidad en América Latina. CEPAL. Chile, 2000.

33. Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina, UNDP Argentina, 2002.

34. 1) Revertir el patrón inequitativo de los niveles de desarrollo humano, 2) Promover una sociedad más igualitaria, 3) Combatir la pobreza: reforzar capacidades y promover empleo digno, 4) Impulsar una política de descentralización genuina y equitativa, 5) Una sociedad que no se resigna: un activo a la hora de imaginar los cambios, 6) Impulsar una comptetitividad genuina y sostenible, 7) Redireccionar esfuerzos para potenciar las ventajas competitivas, 8) Diseñar y ejecutar una estrategia federal de desarrollo regional, 9) Atender los problemas críticos que permitan potenciar la comptetitividad, 10) Hacia un federalismo cooperativo, 11) La política democrática es tan importante como la economía, 12) la brecha entre la dirigencia argentina y los ciudadanos tiene que achicarse, 12) la gente quiere un cambio en paz, 14) las transformaciones deben respetar los procedimientos constitucionales, 15) Echar las bases institucionales para la renovación del sistema de partidos, 16) La demanda por un Estado activo como condición necesaria del desarrollo humano, 17) Hacia una reformulación participativa de la democracia desde las bases locales, 18) Hacia una nueva matriz federal

35. Añon, op cit.

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